Los candidatos y la realidad
Mientras entramos en la
recta final de las elecciones presidenciales en México, un informe del
Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) desnuda la realidad
dramática de un país donde 53 millones de personas, 43 por ciento de la
población, viven en pobreza y siete de cada 10 mexicanos que nacen
pobres permanecerán en esa condición toda su vida.
En 20 años, el
ingreso de los hogares pobres cayó 20% y el de estratos medios y altos
18%. México no genera suficientes medios de movilidad social, tampoco de
mejoría en el ingreso: en el pasado cuarto de siglo el ingreso promedio
de los hogares disminuyó en términos reales, es decir, perdió capacidad
de poder de compra, indica el informe.
El economista Nadal
señala que uno de los temas que brilla por su ausencia en el debate
político hoy en México es el de las restricciones que se imponen en
materia de política macroeconómica. Esto es clave, porque ningún
gobierno podrá reorientar el rumbo de la economía mexicana si no
recupera el control de la política macroeconómica.
La política
monetaria se encuentra capturada por los mercados financieros. El banco
central es autónomo por ley frente al gobierno, pero no frente al sector
bancario y financiero. La importante función de creación monetaria es
desarrollada por los bancos comerciales y el banco central sirve para
proporcionar reservas cuando la banca las necesita. La tasa de interés
está más relacionada con la necesidad de retener capitales en México
para sostener las reservas del banco central que con cualquier otro
objetivo.
Si el próximo triunfador de las elecciones
presidenciales está preocupado por reorientar el rumbo de la economía,
deberá tomar en cuenta estas restricciones, que a final de cuentas se
han impuesto como candados para evitar cambios en el modelo neoliberal.
Ahora, si al ganador no le inquieta el trágico panorama económico que
sufre México, estas consideraciones le parecerán superfluas. Pero
también le debe parecer trivial el hecho de que la sociedad mexicana es
una bomba de tiempo, añade Nadal.
La realidad real es que el
ingreso de los hogares más pobres disminuyó 20 por ciento entre 1992 y
2016; en el mismo periodo, el de las familias de estratos medios y altos
lo hizo en 18 por ciento. El informe es lapidario: con este ritmo de
crecimiento de la economía, el ingreso promedio de la población tardará
70 años o más en duplicarse. O sea, los pobres seguirán en pobreza y los
ricos en la riqueza
Es el recurrente tema de la desigualdad
creciente: Quienes nacen pobres se quedan pobres y quienes nacen ricos
se quedan ricos, plantea el CEEY, ya que nueve de cada 10 mexicanos que
nacen en familias ricas nunca caerán al nivel intermedio y, de entre
ellos, ocho nunca se ubicarán en un rango menor de ingreso al que tenían
sus familias.
La posición social se transmite de padres a hijos
y en esta dinámica de baja movilidad social, México es una sociedad
donde las condiciones de origen determinan las opciones de logro de las
personas, dijo Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY. Al no lograr
que sea un hecho la movilidad social –que las personas tengan más
ingreso y oportunidades de educación, salud, empleo y pensión que sus
padres– el país se está convirtiendo en una sociedad de mexicanos de
primera, segunda, tercera y cuarta clases, desgraciadamente, dijo Vélez.
En
Mexico la pobreza combinada con la informalidad en las actividades
económicas inhibe las oportunidades de escalar en la pirámide social.
Para que esto cambie es necesaria una reforma fiscal que lleve a la
eliminación de la informalidad en la actividad productiva y a una mayor
recaudación de impuestos, y que el sistema de protección social se
unifique y universalice. Esto incluye reformas en los sistemas de salud,
de pensiones y de seguridad social.
También es encesaria la
cobertura, calidad y pertinencia del sistema educativo deben centrarse
en mejorar e igualar oportunidades de aprendizaje, en especial en la
educación media superior y las políticas públicas deben promover un
mercado laboral flexible y seguro, eliminando a la vez la discriminación
hacia grupos vulnerables.
El mensaje a los candidatos
presidenciales es claro: no basta con maquilljes, hay que producir
cambios estructurales y romper con las restricciones que se imponen en
materia de política macroeconómica restricciones que se imponen en
materia de política macroeconómica.
Gerardo Villagrán del
Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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