Paraguay
CELAG
En
los últimos meses el presidente paraguayo protagonizó dos hechos que
reflejan fielmente para quién gobierna. En junio de 2017 se opuso a la
instauración de un impuesto a la exportación de soja, impuesto que se
aplica en diversas partes del mundo y que afectaría a los sectores más
concentrados de la economía. En diciembre, argumentando falta de
financiamiento, vetó el Presupuesto 2018, que incrementa las partidas de
salud y educación. Si se hubiesen aplicado las retenciones sobrarían
los recursos para aumentar estas partidas sin incurrir en ningún tipo de
desfinanciamiento.
Sobre las retenciones a la soja
En junio, el senado paraguayo dio media sanción a la creación del
impuesto a la exportación de soja, al día siguiente, Cartes anunció que
vetaría la medida. Se trata de un impuesto que grava en un 10 % del
precio a cada tonelada exportada de esta oleaginosa. La soja es el
principal producto de exportación de Paraguay. Dada la fertilidad del
suelo paraguayo, su producción ofrece una renta extraordinaria que queda
en unas pocas manos debido a la alta concentración de la propiedad. En
este sentido, tan solo 12.000 grandes propietarios poseen el 90 % de las
tierras, mientras que 280.000 se reparten el 10 % restante.
Aplicar un impuesto sobre la exportación de soja de 10 % sobre los
grandes propietarios y productores implicaría un ingreso extra para el
Estado de al menos 200 millones de dólares por año. Las retenciones
permitirían distribuir el ingreso de una mejor manera ya que el Gobierno
dispondría de recursos adicionales que podría destinar a gastos
sociales (como salud y educación) y a incentivar la producción en
sectores estratégicos.
Asimismo, establecer una alícuota sobre
las exportaciones podría traer otros beneficios para el país. Por un
lado, al gravar las exportaciones de soja sin procesar se incentivaría
la industrialización. Por el otro, se contribuiría a reducir los precios
en el mercado doméstico, ya que la elevada rentabilidad de la
oleaginosa contribuye a incrementar los precios de la tierra. Por eso si
la misma se reduce, como resultado del nuevo impuesto, el costo de la
tierra se podría abaratar tanto para la producción de soja como para
cualquier alimento producido en Paraguay.
El estado de la salud y la educación
La salud y la educación son áreas claves sobre las que Paraguay debe
trabajar. Actualmente, la tasa de chicos en edad escolar que asisten a
la secundaria es de 66,5 %, la más baja de la región. Asimismo, la
mortalidad infantil es de 18,7 cada 1.000 nacidos vivos (la segunda tasa
más elevada en Sudamérica).
Sin embargo, Cartes se opuso a
ampliar las partidas presupuestarias en sanidad y educación. Entre otras
cosas, la propuesta incluía aumento de 4 % para los sueldos docentes
del Ministerio de Educación e incremento de 30 % para personal de salud.
Finalmente, el Congreso rechazó el veto presidencial y mantuvo los
aumentos, pero las prioridades del presidente quedaron claras.
Reacomodar prioridades
A la hora de vetar el Presupuesto 2018 el Gobierno argumentó que éste
generaría un desfinanciamiento de 40 millones de dólares para el Estado.
En este sentido la ministra de Hacienda, Lea Giménez, afirmó que el
Congreso “aprobó un presupuesto desfinanciado y con una importante reestructuración del gasto, que no es un tema menor" [1].
Lo paradójico es que la cifra que el Gobierno menciona representa
apenas la quinta parte de lo que el Estado recaudaría a través del
impuesto a la exportación de soja. Es decir, la aplicación de un
impuesto razonable, sobre un sector particularmente concentrado de la
economía, podría financiar de sobra mayores partidas en salud y
educación. Esto sería un primer paso para atacar los acuciantes
problemas del país en estos temas.
Este año Paraguay enfrenta elecciones presidenciales, será importante analizar cuáles son las prioridades de los candidatos.
Nota:
Pablo Wahren es investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)
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