El
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció que entre el 24 y 25
de febrero desplegará a sus Fuerzas Armadas en todo el país en el marco
de unas maniobras de defensa. Es la primera reacción militar concreta
ante las amenazas de Estados Unidos y el despliegue de tropas
colombo-brasileras en sus fronteras.
"Las
prácticas servirán para afinar la puntería de todos los equipos, el
movimiento de todas las tropas, de los tanques, de los misiles, de los
aviones, helicópteros y sobre todo, vamos a afinar la puntería del alma
nacional", explicó Maduro este sábado 17.
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REUTERS/ Carlos Eduardo Ramirez
Luego
de la gira que el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex
Tillerson, realizó por varios países latinoamericanos entre el 1 y el 7
de febrero, los Gobiernos de Michel Temer en Brasil y de Juan Manuel
Santos en Colombia movilizaron tropas, tanques y otras unidades hasta
sus fronteras con el país vecino.
La simultaneidad hizo recordar a los primeros ejercicios militares
conjuntos que Brasil, Colombia, Perú y Estados Unidos desarrollaron en
noviembre de 2017 en la Amazonía brasileña. Y si bien Perú no ha
movilizado a sus militares, está al frente de la ofensiva diplomática
contra el gobierno de Maduro mediante el denominado Grupo de Lima.
Para el analista
boliviano Hugo Moldiz, "2018 va a ser fundamental para ver qué pasa con
los planes del imperio hacia América Latina, pero también para ver qué
pasa sobre si tenemos o no desde el campo popular la posibilidad de
rectificar errores, corregir equivocaciones y abrir una nueva oleada de
avanzada popular".
Moldiz destacó que en el campo político-social "está la potencialidad
para crear una segunda oleada antineoliberal, antiimperialista,
progresista, revolucionaria en América Latina".
De acuerdo con
Moldiz, esto es lo que Washington procura evitar. El ejemplo sería
Honduras. "Cuando en la vida cotidiana se hace uso de la amenaza de la
fuerza, en algún momento eso escapa el propio control que puedan tener
los que llevan adelante ese tipo de estrategia, y América Latina puede
convertirse en un polvorín con resultados imprevisibles".
Porque si bien
hoy es cierto que la correlación de fuerzas parece ser favorable a las
opciones de reconstitución neoliberal, estas solo se están dando a nivel
de los gobiernos".
En este sentido, se preguntó: "¿Qué capacidad tendría el señor Temer
de resistir una oleada, una protesta en su país ante una situación como
estas, o Macri en Argentina? No son gobiernos que cuenten con una gran
relación de fuerzas internas".
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AP Photo/ Guillermo Arias
Moldiz
destacó una perspectiva poco explorada, en el sentido de cuál sería el
apoyo social hacia una intervención directa como la que alienta Estados
Unidos en una región donde las heridas de las últimas dictaduras lejos
están de cicatrizar.
"Los pueblos que están hoy en la región no son
los que EEUU conoció en las décadas de los 60, los 70… aqui en Bolivia
un diario de derecha hizo una encuesta y hubo gente, la mayoría, que no
comparte lo que hace Maduro, pero cuando se les preguntó si estaban de
acuerdo con una intervención, la gente dijo que no".
Finalmente, reflexionó acerca de que "los gobiernos y la
administración Trump no están tomando en cuenta. Van a tener que
pensarla 100 veces, pero la amenaza y la posibilidad y los riesgos están
ahí".
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