Honduras
Estados Unidos le roba a
nuestro país a mano armada, y como imperio secular dirige casi todas
las jugadas geopolíticas en Honduras y el mundo. Por una visión
provinciana alimentada por la mentira oficial de los mass media y por
tantos dispositivos que operan en la superestructura mundial, muchos
hondureños incluso quienes militan en la izquierda idealizan el modelo
de la democracia romántica estadounidense de lucha de los derechos
civiles como perfecta y arquetipo de cualquier proyecto social, pero en
sus aseveraciones soslayan las perversidades del sistema, cuyas
estructuras complejas y difusas hacen difícil comprender el espectro de
poderes que se ponen a funcionar para tirar un brochazo de humanidad a
su codicia exacerbada, a su pervertida política exterior, a su
proteccionismo económico, al control corporativo mundial, y a las
guerras que bajo excusas risibles causan miles de muertes que no merecen
minutos de silencio en el escenario del culto mundo occidental, porque
son parte de los perjuicios colaterales del progreso de la evolucionada
civilización de fusiles, marines, drones y Hollywood.
Paradójicamente
las remesas extranjeras son las que sostienen la economía hondureña.
Sin embargo, estas son producidas por el sudor de los trabajadores
hondureños vulnerables en el mercado laboral por su condición de
indocumentados, y como contraprestación se relativizan los miles de
billones de rentas que se llevan las multinacionales, fuera de los
estudios elementales de la plusvalía marxista. Sin embargo, sin
subjetividades y con el rigor de los números es preciso hacer un estudio
comparativo entre los beneficios que recibimos de Estados Unidos, y los
perjuicios que sufrimos a causa de su dominio, y nos enteraremos que
Estados Unidos nos roba el país a punta de pistola y de diplomacias de
buitres.
Las remesas enviadas a Honduras por los nacionales que
viven en el exterior, principalmente de Estados Unidos, restándole las
sumas de los exiliados económicos en España, y otros países europeos,
crecieron un 9.9% en el primer semestre del año 2015 hasta alcanzar 1472
millones de dólares.
Las cifras oficiales confirman que en el
período que va de 1998 al 2015, solamente en 2009 las remesas familiares
tuvieron una disminución de US$ 302 millones, equivalente al 11% con
respecto al año anterior. En todos los otros años la constante ha sido
el crecimiento, en dos dígitos en los primeros ocho años (1998-2006) y
de un dígito de ahí en adelante, a una media de 6.5%. En el período de
18 años en total (1998-2015) las remesas han crecido 16 veces, pasando
de 220 millones de US dólares (en 1998) a 3,700 millones de US dólares
(estimado en el 2015). Las estadísticas anteriores demuestran que si
comparamos los montos anuales de remesas en relación a otros indicadores
macroeconómicos claves –como son inversión extranjera, cooperación,
maquila y exportaciones – las remesas continúan siendo el mayor
estabilizador económico del país como generador de divisas. Resulta
irónico como en la vieja tradición de pugna entre el capital y el
trabajo, el de nuestros compatriotas se impone a la triste timidez del
empresariado que con prepotencia se presentan como los bastiones
relevantes de la economía y se creen con derecho de mandar en el país
cuando su aportación es de pigmeos.
El Banco Central de Honduras
reveló que la deuda pública de Honduras con el Fondo Monetario
Internacional, con el Banco Mundial, con el Banco Interamericano de
Desarrollo y con otros financieros ligados a corporaciones y holdings de
Estados Unidos ha crecido en un 90% en los últimos años. La deuda
Pública pasó de 4,800 millones en 2010 a una cifra de 9,000 millones en
2015 y hoy ronda los 15 millones de dólares. Además, el pago de
intereses de la deuda externa, es la segunda fuente de egresos del
gobierno central de Honduras, y representa el 30% del presupuesto
aprobado para el funcionamiento de la administración central durante el
período 2015-2018.
Las implicaciones de estos números disminuyen
las cifras que se destinan para salud y Educación, y no podemos atribuir
como un descuido el hecho de que no hayan medicinas en los hospitales,
pues esto es lo resultante de un gobierno atado al pago de intereses de
una deuda que nunca se pagará, porque el saqueo de intereses permanentes
y usurarios es la principal preocupación y reclamo de los Estados
Unidos, representados en esos organismos, al gobierno de Honduras.
Además, para el pago de servicios de la deuda externa es que a exigencia
de los organismos de crédito se han despedido masivamente empleados en
la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, Hondutel, Sanaa y la Dirección
Ejecutiva de Ingresos creando desempleo, y dejando a miles de hogares
sin ingresos.
Las exoneraciones fiscales, incluyen la inversión
extranjera directa, los organismos internacionales, las maquilas, las
comidas rápidas, los call center, las fundaciones y asociaciones
extranjeras que sumadas todas dejan de pagar 23 mil millones de lempiras
anuales. La legitimación de estas exoneraciones es que traen empleos al
país, pero estas empresas pagan menos que las pequeñas y medianas
empresas, repatrían las utilidades a sus países de origen y tratan a sus
empleados como esclavos. Sólo de imaginar esta clase de privilegios da
escalofríos porque estas exoneraciones representan el 42% de la
recaudación de impuestos totales, razones suficientes para afirmar que
una simple tienda de abarrotería beneficia más al país que una maquila,
que un restaurante de McDonald, o uno de Burguer King o un Pizza Hut que
de por sí representan la cara culinaria del imperio, aunque ya se haya
estudiado los graves desequilibrios que estas comidas rápidas causan a
la salud humana.
La principal base militar estadounidense en
Honduras es la base de Palmerola en Comayagua, la base Soto Cano. Desde
ahí, se urden conspiraciones y se trasladan presidentes defenestrados.
Allí establece su estrategia el Comando Sur para la región
centroamericana, incluso para los ataques al sur de América Latina. Los
esfuerzos nimios de los gobiernos por crear un Aeropuerto Internacional
se han tropezado con amenazas veladas y con golpes de Estado.
Además
una empresa Estadounidense consiguió a través de Serna y la
Procuraduría General de la República, la Concesión de la Zona de la
Mosquitia para realizar estudios sobre la existencia de petróleo en la
Zona. Hemos sido testigos como con el pretexto de luchar contra el
tráfico de drogas se ha llevado a crear conflictos internos para
desmovilizar comunidades enteras en Auka y otras zonas de la mosquitia;y
como agentes de la DEA asesinaron a 5 misquitos incluyendo menores y
una mujer embarazada en un operativo nocturno; como utilizaron el
supuesto descubrimiento de una ciudad antigua, ya antes inventariada y
conocida públicamente en el patrimonio hondureño, para hacer toda clase
de publicidades tercermundistas con National Geografic. Además, Estados
Unidos tiene una base militar en Islas del Cisne, en Puerto Castilla y
en San Pedro Sula y entrena a los soldados hondureños en temas de
contrainsurgencia para eliminar cualquier brote de subversión que linda
con el reclamo de derechos sociales.
En la última década del
siglo XX, el gobierno local abandonó las inversiones públicas en la
agricultura, en crédito rural, asistencia técnica, garantía de compra de
los productos seguros para la producción, a petición del consenso de
Washington con la excusa de que ahora es el mercado quien debe resolver
toda clase de asuntos, y abandonaron a los campesinos al azar de sus
destinos individuales, aumentando todavía más los niveles de pobreza y
de desigualdad social. Los programas de ajustes estructurales
implementados por el repunte del neoliberalismo y el consenso de
Washington que buscaban eliminar la intervención del Estado en los
asuntos públicos, y promover los procesos de privatización de bienes y
servicios, son los que en el fondo promueven las reformas
institucionales, y de las políticas públicas del Estado en el sector
agrario.
El punto de quiebre de la experiencia en el Valle del
Bajo Aguán lo constituye La Ley para la Modernización y Desarrollo del
Sector Agrícola del País, puesto que formula un marco legal confuso que
favorece al mercado del fondo de tierras que pertenece al sector
reformado. Con la compra de la deuda del ferrocarril nacional a los
bancos ingleses de la Goldman Sachs, Estados Unidos toma en concesión
las mejores tierras costeras de Honduras para el enclave bananero y al
sol de hoy no han sido devueltas.
Hacia finales de la década de
los veinte, la United Fruit Company empezó a experimentar con la
producción de palma africana en Honduras, pero sería hasta los años
setenta cuando el cultivo se consolida gracias a la inversión del Estado
y los préstamos del BID.
En la década de 1990, en el contexto de
la contrarreforma agraria, la producción empezaría a pasar a empresas
privadas con un significativo apoyo de las instituciones financieras
internacionales. Por ejemplo, en 2009, alrededor del momento cuando
inicia el “boom” de los agro combustibles, la IFC invirtió $30 millones
en el emporio palmero de la Corporación Dinant, la que además disfrutaba
de financiamiento por parte del BID, del Banco Mundial y del BCIE
(aunque algunos de estos créditos luego fueron cancelados, al igual que
sucedió con el ya mencionado caso del préstamo de la DEG). Dinant
también recibió créditos de carbono bajo el Mecanismo de Desarrollo
Limpio del Protocolo de Kioto para el cambio climático.
La
Escuela Agrícola del Zamorano es un ejemplo de la primera y antigua
ciudad modelo en Honduras. Allí esta zona privilegiada está libre de
impuestos. Con una velada política de investigación el zamorano
pareciera ser socia o adoptar la prácticas nefastas de Monsanto, y
siembra en las comunidades vecinas semilla mejorada, creando su propio
banco de semilla, que inexorablemente va a ser patentada como privada e
intentará borrar del mapa del futuro a las semillas originarias, y
privará para tragedia de estos pueblos a los campesinos y a la gente que
sobrevive en la pobreza del acceso al alimento barato. Cualquiera puede
constatar cómo esta transnacional ha cercado la carretera que conduce a
Güinope, quitándole el derecho de servidumbre a decenas de comunidades.
Las ciudades modelos que crearán Estadounidenses serán ciudades Estados
que atomizarán el país, y restaran fortaleza al Estado nacional
dejándolo incluso sin identidad territorial que es la última soberanía
que conservaban los estados bajo el pacto social y constitucional.
Los
proyectos mineros dominadas por empresas estadounidenses tienen como
ventaja económica inconmensurable una ley de minería que le da igual
valor al oro, a la plata, al cobre, una bobería en pleno siglo XXI de la
postmodernidad que nos recuerda a los indígenas del renacimiento y la
Colonia que cambiaban el oro por cuentas de vidrio.
Lo Ríos que
según la constitución de la República son de todos los hondureños han
sido concesionados a empresas internacionales ligadas al capital
transnacional Estadunidense, y se han embargado por 50 años y algunos
por 100 años, y ningún Congreso Nacional tiene la facultad de
comprometer al Estado por el siguiente período constitucional según el
artículo 205 de la Constitución de la República, pero mientras más se
regala, la constitución sigue siendo de papel crepé.
A nivel
religioso las sectas evangélicas dominan el panorama nacional
apoderándose del espíritu de la mayoría de hondureños, decantándose por
una moral individual al que le importan poco los problemas sociales y
las preocupaciones colectivas. En cada pueblo, ciudad, vemos diseminados
miles de templos de sectas evangélicas, y como joyas arquitectónicas
los templos de los mormones se imponen a las modestas viviendas
hondureñas en un claro mensaje de superioridad, y ostentosidad de la
cultura estadounidense de consumo al tenor de las denominadas teologías
de la prosperidad. Las parvadas de mormones y testigos de Jehová, y
miembros del cuerpo de Paz llevan información de inteligencia importante
al gobierno estadounidense sobre la situación en Honduras.
La
USAID en Honduras funciona para lograr crear acciones de guerra de
Cuarta Generación, para lo cual ha creado diversos mecanismos y
organizaciones de inteligencia, como son la Central de Inteligencia de
Americana (CIA), las acciones del Pentágono, con sus marines, las
operaciones del Servicio Secreto y el FBI, para imponer la Ley Patriota,
pero a nivel de acciones civiles han creado la USAID.
La USAID,
es la institución estadounidense encargada de distribuir la mayor parte
de la ayuda exterior de carácter no militar. Es un organismo
independiente aunque recibe directrices estratégicas del Departamento de
Estado. Actúa directamente o a través de agencias subsidiarias, su
objetivo central es el de reforzar la política exterior estadounidense,
“cooperando con” los países receptores en las áreas económica, agrícola,
sanitaria, política y humanitaria. Fuera de esta fachada presentada por
los EEUU, esta agencia ha sido objeto de duras críticas, siendo acusada
frecuentemente. De la misma manera se muestra la Fundación Nacional
para la Democracia, de trabajar en colaboración con la CIA o de realizar
actividades propias, de la misma CIA en diversos escenarios, como son
la desestabilización de gobiernos no alineados con las políticas de
Estados Unidos usando distintos medios.
Las propias autoridades
del organismo han reconocido su apoyo a fuerzas políticas opositoras a
gobiernos de América Latina, incluso en aquellos en que los regímenes
son democráticos. De esta manera el Pentágono se encarga de las acciones
tradicionales militares, el Departamento de Estado ejerce la diplomacia
y la USAID penetra, infiltra y controla a las poblaciones civiles. La
USAID funciona para promover a los intereses económicos y estratégicos
de Estados Unidos en casi todo el planeta. La historia de USAID se
remonta al Plan Marshall de reconstrucción de Europa después de la
Segunda Guerra Mundial y al “Punto cuatro” del Programa de ayuda a los
países pobres de la Administración Truman. Depende directamente de la
Secretaría de Estado del gobierno norteamericano. Desde 1961, es la
agencia principal de intervencionismo directo de EE.UU en nuestros
países.
Las comercialización de combustibles por parte de la
Exxon Mobile, la Texaco y la Shell nos roba al año más de 60 millones de
dólares, y el Departamento de Estado expresó su desagrado cuando en el
gobierno de Zelaya se les quitó ese negocio de buitres a estas
afortunadas empresas, que roban con la persuasión engañosa de los
números que crecen en sus ganancias y bajan en nuestros bolsillos.
La justicia hondureña está sujeta a los dictados de los Estados Unidos
que extradita a quien quiere y sobre todo a los enemigos geopolíticos. A
algunos porque aunque están implicados en lavado de activos, las
razones se extienden a las discordancias geoestratégicas; y mientras que
en otras instituciones financieras y bancarias que están metidos al
negocio del lavado de Activos, no les hace ninguna clase de extradición a
sus dueños porque estos bancos son necesarios para sus intereses, y
para los intereses de sus lacayos del gobierno que siguen realizando sus
graves defraudaciones y siguen haciendo funcionar el saqueo estructural
del país. Además, las extradiciones terminarían con las finanzas y la
banca hondureña. La oligarquía hondureña que ha florecido a la luz del
negocio de las drogas y el lavado de activos, reza por dobles turnos a
la patrona de los militares para que sus nombres no aparezcan en las
nuevas extradiciones, señal muy clara de que el derecho penal
internacional ha desplazado a la ufana oligarquía nacional que está
atada a las decisiones y antojos de Washington. Esto demuestra que el
papel de clases dominante la juega el imperio.
En conclusión nuestro destino de mierda se debe a la culpa de un saqueador de mierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario