El alba de los disidentes de Internet
Traducido paraa Rebelión por Germán Leyens
Las
volcánicas revelaciones sobre la omnipresente vigilancia estadounidense
del informante de la NSA Edward Snowden ya van en su tercer mes. Las
réplicas sentidas en todo el mundo continúan. Cuando Rusia le otorgó
asilo temporario, la Casa Blanca mostró enojo y consternación.
La informática Nadia Heninger argumentó que la filtración de información se está convirtiendo en “la desobediencia civil de nuestra época”. El difunto historiador y activista Howard Zinn describió el acto de desobediencia civil como “la violación deliberada, discriminada, de la ley por un propósito social vital”. La propugnó diciendo que un acto semejante “se convierte no solo en justificable sino necesaria cuando está en juego un derecho humano fundamental y cuando los canales legales son inadecuados para garantizar ese derecho”.
El de Snowden fue claramente un acto de desobediencia civil. John Lewis, parlamentario estadounidense y veterano dirigente de los derechos civiles señaló recientemente que Snowden “continúa la tradición de desobediencia civil al revelar detalles de programas clasificados de vigilancia de EE.UU.”
Snowden no está solo. En los últimos años, ha habido olas de disenso que revelaron el grado de corrupción y abuso del poder endémicos en este sistema corporativo global. Antes de Snowden, estuvieron Bradley Manning y Jeremy Hammond quienes sacudieron la tendencia de extralimitación dentro del gobierno de EE.UU. y sus aliados corporativos transnacionales y gubernamentales. El soldado Bradley Manning denunció los crímenes de guerra estadounidenses y el activista Jeremy Hammond sacó a la luz el funcionamiento interno del Estado de vigilancia dominante. Se arriesgaron para alertar al mundo sobre la falla sistémica del gobierno representativo y sobre la tendencia hacia un peligroso autoritarismo corporativo.
Después que Snowden fue acusado de espionaje, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange llamó al apoyo global a su persona:
Snowden, Manning y Assange forman todos parte de una generación de Internet que considera que la transparencia de los gobiernos y de las corporaciones es una forma de controles y equilibrios sobre el poder. Creen en el poder de la información y en el derecho de saber del público. En una entrevista con Glenn Greenwald de The Guardian, Snowden
describió cómo su motivo fue “informar al público sobre lo que se hace en su nombre y lo que se hace en su contra”. Propugnó la participación de la gente de a pie en los procesos de toma de decisiones como una parte vital de la sociedad democrática e indicó que corresponde al público decidir sobre las políticas de las agencias nacionales de seguridad que él denunció. Su creencia es compartida por sus predecesores.
Manning, quien inspiró a Snowden, escribió en su chat de infausta memoria con el ex hacker Adrian Lamo: “Quiero que la gente vea la verdad… no importa quiénes son… porque sin información, es imposible tomar decisiones informadas como público”. Confirmó una vez más esta convicción cuando testimonió en la investigación previa para su alegato formal .Después de admitir que fue la fuente de la mayor filtración de información clasificada en la historia, habló de nuevo sobre la motivación detrás de sus acciones:
Al declararse culpable de un cargo de conspiración para hackear los ordenadores de la firma privada de inteligencia Stratfor, el friki informático Jeremy Hammond declaró que creía que “La gente tiene derecho de saber lo que los gobiernos y las corporaciones hacen detrás de puertas cerradas”.
Barrett Brown, periodista y director de un sitio en la web llamado Project PM, que tercerizaba información denunciando las actividades de la industria de la ciber-inteligencia, también sostuvo una convicción similar. Brown ahora está tras las rejas con una posible sentencia máxima de 105 años por su atrevida investigación de la creciente industria de contratistas privados de la inteligencia. En una entrevista con Michael Isikoff de NBC, Brown describió la “libertad de información” como “el valor de esta época”. Habló de cómo esta creencia motiva a numerosos ciber-activistas a involucrarse en la desobediencia civil contra aquellos en posiciones de poder que actúan de forma poco ética.
La consigna de estos activistas es: privacidad para el público, transparencia para los funcionarios gubernamentales y ejecutivos corporativos. Este interés por la privacidad y la protección de información personal fue lo que llevó a Snowden a arriesgar su libertad y también hizo que Andrew ‘Weev’ Auernheimer denunciara una falla de seguridad dentro de los servidores de AT&T. “El crimen de Auernheimer no fue un hackeo, aclaró su posición Natasha Lenard de Salon. Explicó cómo “no accedió ilegalmente a un servidor privado. Más bien, su convicción se basaba en qué datos son autorizados o no y quién lo decide”. Aunque sus acciones no dañaron a nadie, Auernheimer fue enviado a la prisión por señalar que la compañía no protegía los datos de los usuarios.
Este tema común de libertad de información es lo que motiva a esta nueva generación de activistas. Su lucha contra un sistema corrupto requirió mucho sacrificio personal; han sido encarcelados, desnudados, sometidos a juicios exhibicionistas, encerrados en la sección de tránsito de aeropuertos e inmovilizados en una embajada ecuatoriana.
Una visión de un nuevo mundo
Estos disidentes digitales dicen la verdad al poder. Mediante el nuevo medio digital, revelaron el profundo fraude de un sistema arrogante que posibilita que gobiernos y corporaciones se entrometan en las vidas privadas de otros, mientras ocultan al público sus propias acciones inmorales. Pero, esto no era todo; esos jóvenes activistas también tuvieron una visión de un mundo nuevo y de una sociedad más abierta y justa.
Con la publicación de los archivos clasificados de la NSA, Snowden declaró que actuaba en defensa de lo que valora:
En el registro de chat, Manning apuntó a la idea de la democracia abierta, elaborada en un artículo en el New York Times, como “lo contrario de la diplomacia secreta, que consiste de la negociación encubierta de tratados cuya existencia es ocultada al mundo”. Refiriéndose discretamente a la publicación de Cablegate, describió el material como la “versión de los eventos mundiales y la crisis no presentada en relaciones públicas” y lo calificó de “diplomacia abierta”. Más adelante señaló que “la información debe ser libre” y que “pertenece al dominio público” y compartió su punto de vista declarando que “si la información es conocida por todos”, nadie puede aprovecharse de ella y “debería ser un bien para el público”. Así mostró su ansia de una sociedad honesta en la que exista alguna forma de transparencia para lo que los dirigentes hacen en la oscuridad.
Esta visión del mundo está vinculada a ciertos valores que son alentados por las estructuras abiertas de Internet. A diferencia de la época de la prensa cuando la información tendía a ser centralizada, la era de Internet fomenta una forma de comunicación interactiva y directa de igual a igual. El antropólogo Paul Jorion señaló que la naturaleza inherentemente democrática de Internet significa que “no hay jerarquía y cada cual puede expresarse”.
La vida del difunto activista Aaron Swartz fue un ejemplo de esos nuevos valores nacidos en tándem con el medio de comunicación digital. Swartz defendió el derecho del pueblo a la información libre. El manifiesto de 2008 que escribió en coautoría declaró que el compartimiento de la información es un “imperativo moral” contra “la privatización del conocimiento”. Necesitamos tomar la información dondequiera esté almacenada, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo. Tenemos que tomar material que esté libre de copyright y agregarlo al archivo”. Swartz nos instó a “luchar por la Guerrilla del Libre Acceso”.
Su creencia en la libertad de conectarse condujo a Swartz a una batalla para derrotar la Stop Online Piracy Act (Ley de cese a la piratería en línea - SOPA) basada en Hollywood, un proyecto de ley que fue camuflado como una solución al quebrantamiento del derecho de autor, pero que en realidad amenazó la capacidad de comunicarse y compartir libremente por Internet.
Hammond, que creía en crear “un ejército tan poderoso que no necesitaremos armas” luchó por la misma visión que Swartz. Cuando Swartz murió, Hammond escribió en su memoria:
Antes de la denuncia de Snowden, Julian Assange vio la fuerza creciente que estaba subvirtiendo Internet y alertó a la gente ante las redes de espionaje creadas por aliados corporativos transnacionales. En el libro Cypherpunks: Libertad y el Futuro de Internet, escrito junto con Andy Müller-Maguhn, Jérémie Zimmermann y Jacob Appelbaum, Assange mostró cómo Internet puede ser utilizado como un instrumento tanto para la libertad como para la opresión.
“Erase una vez en un sitio que no era aquí ni allá, nosotros, los constructores y ciudadanos del joven Internet discutimos el futuro de nuestro nuevo mundo”, escribió Assange en la introducción. Los pioneros de esta cultura de la red parecen haber reconocido una fuerza democratizadora inherente en la tecnología de Internet y cómo ese poder, cuando sea verdaderamente liberado, podría transformar las estructuras existentes de control y propiedad. El fundador de WikiLeaks articuló la visión de Cypherpunks, un grupo de activistas que se percató del potencial de la criptografía en el logro del cambio social y político:
Assange vio cómo Internet se mueve en una manera contraria a su visión y cómo “ha sido transformado en el facilitador más peligroso del totalitarismo que hayamos visto” y ciertamente se ha convertido en “una amenaza para la civilización humana”. En un artículo en el Guardian entró en detalles sobre cómo el control de los recursos petrolíferos ha sido un importante denominador para otorgar a ciertos países un poder geopolítico y “la guerra por los oleoductos” ha estado impulsando el mundo. Explicó cómo ahora esta batalla ha cambiado a ser “la guerra por los conductos de información: control sobre los caminos de cables de fibras ópticas que se extienden bajo el mar y sobre la tierra”.
Ahora, la situación se está acelerando. En los últimos años hemos visto un tremendo ataque contra la libertad de Internet. La fuerza por aplastar la visión de esta generación ha infiltrado el ciberespacio. La batalla ha comenzado.
La frontera de la liberación digital
La tendencia hacia el control centralizado o la restricción del flujo de la información se ha convertido en una antítesis para el modo de vida experimentado por esta generación de activistas digitales. Richard Stallman, quien inspiró a personalidades como Assange, también advirtió contra el sistema de vigilancia. Stallman, fundador del Movimiento por Software Libre, promueve la libertad respecto al software, que otorga control a los usuarios sobre su tecnología. Destacó una batalla en desarrollo entre las corporaciones y una cantidad creciente de personas que cree que el software y los lugares de comunicación deben estar libres de un insidioso control encubierto. Describió cómo ese control es ejercido por una forma de propiedad por la cual, por ejemplo, las corporaciones y los gobiernos subyugan a los usuarios con características insidiosas como convertir los teléfonos celulares en artefactos de espionaje y rastreo y la creación de puertas traseras en el software para hacer cambios a los programas o instalar intencionalmente software malicioso sin consentimiento del usuario.
En nombre de los derechos de autor y de la propiedad intelectual, el acto de compartir se ha convertido en muchos casos en un crimen, pero hay quienes han encontrado modos creativos de circunvenir la represión sistémica. Uno de los que están en la frontera de la liberación digital es Gottfrid Svartholm Warg, alias anakata, un especialista sueco en ordenadores quien co-fundó el sitio de BitTorrent, The Pirate Bay, que facilita el intercambio de archivos entre pares. Un trabajo innovador semejante fue realizado por Kim Dotcom, un empresario de Internet alemán-finlandés quien lanzó la compañía Megaupload basada en Hong-Kong, que posibilita el almacenamiento masivo de archivos y su visión. Esas acciones fueron atacadas legalmente por los carteles de información corporativos-gubernamentales. Svartholm Warg fue acusado de descarga ilegal de material protegido por derechos de autor y encarcelado, mientras el gobierno de EE.UU. extendió su arrogante poder imperial en el intento de cerrar Megaupload y extraditar al fundador Dotcom.
Mientras el fundador de Pirate Bay está tras las rejas, Torrent Site sigue combatiendo la censura. Está produciendo un Firefox hecho a la medida llamado PirateBrouser que posibilita que los usuarios eviten la censura. Después que se hicieron públicas las historias del espionaje masivo de NSA, Dotcom anunció la próxima producción de un servicio de apps de mensaje y correo electrónico seguro encriptado. Declaró que podría transferir su servicio de privacidad al exterior a Islandia, que es conocida como una fuerte defensora de la privacidad de los ciudadanos.
Ahora, más personas se unen para defender los valores de la generación de Internet. En los últimos años, el colectivo en línea Anonymous se ha convertido en la cara omnipresente del ciber-activismo. Con máscaras “Guy Fawks” con V por Vendetta, esta red descentralizada flojamente vinculada actúa siempre que sea necesario y dondequiera su radar registra abusos clásicos de poder. Se moviliza encarnizadamente para enfrentar a los poderosos, sean arrogantes contratistas gubernamentales como Aaron Barr, organizaciones religiosas como la Cientología, abusadores sexuales de niños o gobiernos y corporaciones inmorales. “Bajo esa máscara hay una idea…” Están unidos por un sentido de justicia compartido y la convicción de que “las ideas están a prueba de balas”. Repetidamente, Anonymous ha demostrado que es un campeón de los oprimidos y de los que cuestionan el poder ilegítimo.
Ideales del corazón
Las luchas comunes que libran estos jóvenes los unen, pero la verdadera marca de esta generación es una visión compartida del mundo con virtudes como coparticipación, amor y creatividad que han sido suprimidas en la tendencia hacia el capitalismo extremo dentro del Estado corporativo transnacional.
Gracias a un coraje recién descubierto, estos jóvenes revelan un fuerte sentido de compasión y confianza en la gente de a pie. En los registros de chat en línea, Manning mostró su extraordinaria empatía por otros cuando escribió: “No puedo separarme de otros… Me siento conectado a todos… como si fuera una familia distante.”
En OHM 2013, un festival internacional al aire libre de cinco días de duración para hackers y trabajadores de la ciber-seguridad, el oficial en retiro de la CIA, Ray McGovern señaló cómo tanto Snowden como Manning actuaron con empatía cuando presenciaron sufrimientos humanos. Confiaron en el público en general por sobre los gobiernos y hallaron esperanza en las acciones de gente común y corriente para mejorar el curso de la sociedad. Manning dijo:
El mismo sentimiento fue compartido por Snowden cuando dijo: “El mayor temor que siento respecto del resultado para EE.UU. de estas revelaciones es que nada cambie”. Esos son los atributos humanos que el imperio trata de castigar.
El 30 de julio, el juez militar dictó un veredicto en el caso de Bradley Manning. Manning no fue hallado culpable por la más ridícula acusación de “ayudar al enemigo” al filtrar secretos de Estado y evidencia de crímenes de guerra que fueron publicados por los principales medios noticiosos y colocados en Internet. Sin embargo, fue declarado culpable de múltiples cargos incluyendo seis ofensas bajo la Ley de Espionaje. Enfrenta castigos de hasta 136 años en la prisión, que durante la fase de sentencia, fueron reducidos a un máximo de 90 años.
Como respuesta al veredicto, el periodista Norman Solomon escribió sobre cómo el problema que el gobierno de EE.UU. tuvo con Manning fue que éste actuó por “compasión, con empatía que impulsaba la solidaridad”.
Darker Net pidió un milagro en la liberación de Bradley Manning, usando una nota similar:
En ese sentido de ingenuidad hay una fuerza que posibilita que actuemos hacia una visión de un mundo que imaginamos. “Se necesita un poco de ingenuidad para actuar y hacer algo que de otra manera parece imposible. Muchos grandes adelantos en la ciencia, la tecnología y la cultura tienen un toque de ingenuidad en su concepción”, escribió WikiLeaks en su página en la que describió cómo se formó la organización.
sigue la nota en esta dirección ----->http://www.rebelion.org/noticia.php?id=172603
La informática Nadia Heninger argumentó que la filtración de información se está convirtiendo en “la desobediencia civil de nuestra época”. El difunto historiador y activista Howard Zinn describió el acto de desobediencia civil como “la violación deliberada, discriminada, de la ley por un propósito social vital”. La propugnó diciendo que un acto semejante “se convierte no solo en justificable sino necesaria cuando está en juego un derecho humano fundamental y cuando los canales legales son inadecuados para garantizar ese derecho”.
El de Snowden fue claramente un acto de desobediencia civil. John Lewis, parlamentario estadounidense y veterano dirigente de los derechos civiles señaló recientemente que Snowden “continúa la tradición de desobediencia civil al revelar detalles de programas clasificados de vigilancia de EE.UU.”
Snowden no está solo. En los últimos años, ha habido olas de disenso que revelaron el grado de corrupción y abuso del poder endémicos en este sistema corporativo global. Antes de Snowden, estuvieron Bradley Manning y Jeremy Hammond quienes sacudieron la tendencia de extralimitación dentro del gobierno de EE.UU. y sus aliados corporativos transnacionales y gubernamentales. El soldado Bradley Manning denunció los crímenes de guerra estadounidenses y el activista Jeremy Hammond sacó a la luz el funcionamiento interno del Estado de vigilancia dominante. Se arriesgaron para alertar al mundo sobre la falla sistémica del gobierno representativo y sobre la tendencia hacia un peligroso autoritarismo corporativo.
Después que Snowden fue acusado de espionaje, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange llamó al apoyo global a su persona:
“Edward Snowden es uno de nosotros. Bradley Manning es uno de nosotros. Son gente joven, de mente técnica, de la generación traicionada por Barack Obama. Son la generación que creció con Internet y fue conformada por éste…”
Snowden, Manning y Assange forman todos parte de una generación de Internet que considera que la transparencia de los gobiernos y de las corporaciones es una forma de controles y equilibrios sobre el poder. Creen en el poder de la información y en el derecho de saber del público. En una entrevista con Glenn Greenwald de The Guardian, Snowden
describió cómo su motivo fue “informar al público sobre lo que se hace en su nombre y lo que se hace en su contra”. Propugnó la participación de la gente de a pie en los procesos de toma de decisiones como una parte vital de la sociedad democrática e indicó que corresponde al público decidir sobre las políticas de las agencias nacionales de seguridad que él denunció. Su creencia es compartida por sus predecesores.
Manning, quien inspiró a Snowden, escribió en su chat de infausta memoria con el ex hacker Adrian Lamo: “Quiero que la gente vea la verdad… no importa quiénes son… porque sin información, es imposible tomar decisiones informadas como público”. Confirmó una vez más esta convicción cuando testimonió en la investigación previa para su alegato formal .Después de admitir que fue la fuente de la mayor filtración de información clasificada en la historia, habló de nuevo sobre la motivación detrás de sus acciones:
“Creí que si el público en general, especialmente el público estadounidense tenía acceso a la información… esto podría provocar un debate interior sobre el papel de los militares y nuestra política exterior en general.”
Al declararse culpable de un cargo de conspiración para hackear los ordenadores de la firma privada de inteligencia Stratfor, el friki informático Jeremy Hammond declaró que creía que “La gente tiene derecho de saber lo que los gobiernos y las corporaciones hacen detrás de puertas cerradas”.
Barrett Brown, periodista y director de un sitio en la web llamado Project PM, que tercerizaba información denunciando las actividades de la industria de la ciber-inteligencia, también sostuvo una convicción similar. Brown ahora está tras las rejas con una posible sentencia máxima de 105 años por su atrevida investigación de la creciente industria de contratistas privados de la inteligencia. En una entrevista con Michael Isikoff de NBC, Brown describió la “libertad de información” como “el valor de esta época”. Habló de cómo esta creencia motiva a numerosos ciber-activistas a involucrarse en la desobediencia civil contra aquellos en posiciones de poder que actúan de forma poco ética.
La consigna de estos activistas es: privacidad para el público, transparencia para los funcionarios gubernamentales y ejecutivos corporativos. Este interés por la privacidad y la protección de información personal fue lo que llevó a Snowden a arriesgar su libertad y también hizo que Andrew ‘Weev’ Auernheimer denunciara una falla de seguridad dentro de los servidores de AT&T. “El crimen de Auernheimer no fue un hackeo, aclaró su posición Natasha Lenard de Salon. Explicó cómo “no accedió ilegalmente a un servidor privado. Más bien, su convicción se basaba en qué datos son autorizados o no y quién lo decide”. Aunque sus acciones no dañaron a nadie, Auernheimer fue enviado a la prisión por señalar que la compañía no protegía los datos de los usuarios.
Este tema común de libertad de información es lo que motiva a esta nueva generación de activistas. Su lucha contra un sistema corrupto requirió mucho sacrificio personal; han sido encarcelados, desnudados, sometidos a juicios exhibicionistas, encerrados en la sección de tránsito de aeropuertos e inmovilizados en una embajada ecuatoriana.
Una visión de un nuevo mundo
Estos disidentes digitales dicen la verdad al poder. Mediante el nuevo medio digital, revelaron el profundo fraude de un sistema arrogante que posibilita que gobiernos y corporaciones se entrometan en las vidas privadas de otros, mientras ocultan al público sus propias acciones inmorales. Pero, esto no era todo; esos jóvenes activistas también tuvieron una visión de un mundo nuevo y de una sociedad más abierta y justa.
Con la publicación de los archivos clasificados de la NSA, Snowden declaró que actuaba en defensa de lo que valora:
“No quiero vivir en un mundo en el cual todo lo que digo, todo lo que hago, cada persona con la que hablo, cada expresión de creatividad o amor o amistad es registrada. Y eso no es algo que esté dispuesto a apoyar, no es algo que esté dispuesto a construir y no es algo en lo que esté dispuesto a vivir.”
En el registro de chat, Manning apuntó a la idea de la democracia abierta, elaborada en un artículo en el New York Times, como “lo contrario de la diplomacia secreta, que consiste de la negociación encubierta de tratados cuya existencia es ocultada al mundo”. Refiriéndose discretamente a la publicación de Cablegate, describió el material como la “versión de los eventos mundiales y la crisis no presentada en relaciones públicas” y lo calificó de “diplomacia abierta”. Más adelante señaló que “la información debe ser libre” y que “pertenece al dominio público” y compartió su punto de vista declarando que “si la información es conocida por todos”, nadie puede aprovecharse de ella y “debería ser un bien para el público”. Así mostró su ansia de una sociedad honesta en la que exista alguna forma de transparencia para lo que los dirigentes hacen en la oscuridad.
Esta visión del mundo está vinculada a ciertos valores que son alentados por las estructuras abiertas de Internet. A diferencia de la época de la prensa cuando la información tendía a ser centralizada, la era de Internet fomenta una forma de comunicación interactiva y directa de igual a igual. El antropólogo Paul Jorion señaló que la naturaleza inherentemente democrática de Internet significa que “no hay jerarquía y cada cual puede expresarse”.
La vida del difunto activista Aaron Swartz fue un ejemplo de esos nuevos valores nacidos en tándem con el medio de comunicación digital. Swartz defendió el derecho del pueblo a la información libre. El manifiesto de 2008 que escribió en coautoría declaró que el compartimiento de la información es un “imperativo moral” contra “la privatización del conocimiento”. Necesitamos tomar la información dondequiera esté almacenada, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo. Tenemos que tomar material que esté libre de copyright y agregarlo al archivo”. Swartz nos instó a “luchar por la Guerrilla del Libre Acceso”.
Su creencia en la libertad de conectarse condujo a Swartz a una batalla para derrotar la Stop Online Piracy Act (Ley de cese a la piratería en línea - SOPA) basada en Hollywood, un proyecto de ley que fue camuflado como una solución al quebrantamiento del derecho de autor, pero que en realidad amenazó la capacidad de comunicarse y compartir libremente por Internet.
Hammond, que creía en crear “un ejército tan poderoso que no necesitaremos armas” luchó por la misma visión que Swartz. Cuando Swartz murió, Hammond escribió en su memoria:
“Lo que se necesita no es la reforma sino la transformación total – no enmiendas sino abolición. Aaron es un héroe para mí porque no esperó que los que están en el poder comprendieran su visión y cambiaran su juego, trató de cambiar el juego él mismo, y lo hizo sin temor a ser calificado de criminal y encarcelado por un sistema retrógrado de justicia.”
Antes de la denuncia de Snowden, Julian Assange vio la fuerza creciente que estaba subvirtiendo Internet y alertó a la gente ante las redes de espionaje creadas por aliados corporativos transnacionales. En el libro Cypherpunks: Libertad y el Futuro de Internet, escrito junto con Andy Müller-Maguhn, Jérémie Zimmermann y Jacob Appelbaum, Assange mostró cómo Internet puede ser utilizado como un instrumento tanto para la libertad como para la opresión.
“Erase una vez en un sitio que no era aquí ni allá, nosotros, los constructores y ciudadanos del joven Internet discutimos el futuro de nuestro nuevo mundo”, escribió Assange en la introducción. Los pioneros de esta cultura de la red parecen haber reconocido una fuerza democratizadora inherente en la tecnología de Internet y cómo ese poder, cuando sea verdaderamente liberado, podría transformar las estructuras existentes de control y propiedad. El fundador de WikiLeaks articuló la visión de Cypherpunks, un grupo de activistas que se percató del potencial de la criptografía en el logro del cambio social y político:
“Decimos que las relaciones entre toda la gente serán mediadas por nuestro nuevo mundo, y que la naturaleza de los Estados, que son definidos por cómo la gente intercambia información, valor económico, y fuerza, también cambiará. Vimos que la fusión entre las estructuras existentes del Estado e Internet creó una apertura para cambiar la naturaleza de los Estados… El nuevo mundo de Internet, abstraído del viejo mundo de átomos brutos, ansiaba independencia…”
Assange vio cómo Internet se mueve en una manera contraria a su visión y cómo “ha sido transformado en el facilitador más peligroso del totalitarismo que hayamos visto” y ciertamente se ha convertido en “una amenaza para la civilización humana”. En un artículo en el Guardian entró en detalles sobre cómo el control de los recursos petrolíferos ha sido un importante denominador para otorgar a ciertos países un poder geopolítico y “la guerra por los oleoductos” ha estado impulsando el mundo. Explicó cómo ahora esta batalla ha cambiado a ser “la guerra por los conductos de información: control sobre los caminos de cables de fibras ópticas que se extienden bajo el mar y sobre la tierra”.
Ahora, la situación se está acelerando. En los últimos años hemos visto un tremendo ataque contra la libertad de Internet. La fuerza por aplastar la visión de esta generación ha infiltrado el ciberespacio. La batalla ha comenzado.
La frontera de la liberación digital
La tendencia hacia el control centralizado o la restricción del flujo de la información se ha convertido en una antítesis para el modo de vida experimentado por esta generación de activistas digitales. Richard Stallman, quien inspiró a personalidades como Assange, también advirtió contra el sistema de vigilancia. Stallman, fundador del Movimiento por Software Libre, promueve la libertad respecto al software, que otorga control a los usuarios sobre su tecnología. Destacó una batalla en desarrollo entre las corporaciones y una cantidad creciente de personas que cree que el software y los lugares de comunicación deben estar libres de un insidioso control encubierto. Describió cómo ese control es ejercido por una forma de propiedad por la cual, por ejemplo, las corporaciones y los gobiernos subyugan a los usuarios con características insidiosas como convertir los teléfonos celulares en artefactos de espionaje y rastreo y la creación de puertas traseras en el software para hacer cambios a los programas o instalar intencionalmente software malicioso sin consentimiento del usuario.
En nombre de los derechos de autor y de la propiedad intelectual, el acto de compartir se ha convertido en muchos casos en un crimen, pero hay quienes han encontrado modos creativos de circunvenir la represión sistémica. Uno de los que están en la frontera de la liberación digital es Gottfrid Svartholm Warg, alias anakata, un especialista sueco en ordenadores quien co-fundó el sitio de BitTorrent, The Pirate Bay, que facilita el intercambio de archivos entre pares. Un trabajo innovador semejante fue realizado por Kim Dotcom, un empresario de Internet alemán-finlandés quien lanzó la compañía Megaupload basada en Hong-Kong, que posibilita el almacenamiento masivo de archivos y su visión. Esas acciones fueron atacadas legalmente por los carteles de información corporativos-gubernamentales. Svartholm Warg fue acusado de descarga ilegal de material protegido por derechos de autor y encarcelado, mientras el gobierno de EE.UU. extendió su arrogante poder imperial en el intento de cerrar Megaupload y extraditar al fundador Dotcom.
Mientras el fundador de Pirate Bay está tras las rejas, Torrent Site sigue combatiendo la censura. Está produciendo un Firefox hecho a la medida llamado PirateBrouser que posibilita que los usuarios eviten la censura. Después que se hicieron públicas las historias del espionaje masivo de NSA, Dotcom anunció la próxima producción de un servicio de apps de mensaje y correo electrónico seguro encriptado. Declaró que podría transferir su servicio de privacidad al exterior a Islandia, que es conocida como una fuerte defensora de la privacidad de los ciudadanos.
Ahora, más personas se unen para defender los valores de la generación de Internet. En los últimos años, el colectivo en línea Anonymous se ha convertido en la cara omnipresente del ciber-activismo. Con máscaras “Guy Fawks” con V por Vendetta, esta red descentralizada flojamente vinculada actúa siempre que sea necesario y dondequiera su radar registra abusos clásicos de poder. Se moviliza encarnizadamente para enfrentar a los poderosos, sean arrogantes contratistas gubernamentales como Aaron Barr, organizaciones religiosas como la Cientología, abusadores sexuales de niños o gobiernos y corporaciones inmorales. “Bajo esa máscara hay una idea…” Están unidos por un sentido de justicia compartido y la convicción de que “las ideas están a prueba de balas”. Repetidamente, Anonymous ha demostrado que es un campeón de los oprimidos y de los que cuestionan el poder ilegítimo.
Ideales del corazón
Las luchas comunes que libran estos jóvenes los unen, pero la verdadera marca de esta generación es una visión compartida del mundo con virtudes como coparticipación, amor y creatividad que han sido suprimidas en la tendencia hacia el capitalismo extremo dentro del Estado corporativo transnacional.
Gracias a un coraje recién descubierto, estos jóvenes revelan un fuerte sentido de compasión y confianza en la gente de a pie. En los registros de chat en línea, Manning mostró su extraordinaria empatía por otros cuando escribió: “No puedo separarme de otros… Me siento conectado a todos… como si fuera una familia distante.”
En OHM 2013, un festival internacional al aire libre de cinco días de duración para hackers y trabajadores de la ciber-seguridad, el oficial en retiro de la CIA, Ray McGovern señaló cómo tanto Snowden como Manning actuaron con empatía cuando presenciaron sufrimientos humanos. Confiaron en el público en general por sobre los gobiernos y hallaron esperanza en las acciones de gente común y corriente para mejorar el curso de la sociedad. Manning dijo:
“… es importante que se conozca… Siento, por alguna extraña razón… que podría realmente cambiar algo… ojalá la discusión a escala mundial, los debates, y reformas… si no… estaremos condenados como especie.”
El mismo sentimiento fue compartido por Snowden cuando dijo: “El mayor temor que siento respecto del resultado para EE.UU. de estas revelaciones es que nada cambie”. Esos son los atributos humanos que el imperio trata de castigar.
El 30 de julio, el juez militar dictó un veredicto en el caso de Bradley Manning. Manning no fue hallado culpable por la más ridícula acusación de “ayudar al enemigo” al filtrar secretos de Estado y evidencia de crímenes de guerra que fueron publicados por los principales medios noticiosos y colocados en Internet. Sin embargo, fue declarado culpable de múltiples cargos incluyendo seis ofensas bajo la Ley de Espionaje. Enfrenta castigos de hasta 136 años en la prisión, que durante la fase de sentencia, fueron reducidos a un máximo de 90 años.
Como respuesta al veredicto, el periodista Norman Solomon escribió sobre cómo el problema que el gobierno de EE.UU. tuvo con Manning fue que éste actuó por “compasión, con empatía que impulsaba la solidaridad”.
Darker Net pidió un milagro en la liberación de Bradley Manning, usando una nota similar:
“El gobierno de EE.UU. quiere encerrarlo para siempre. ¿Por qué? Porque sentía compasión. Porque tenía un profundo sentido de justicia. Porque comprendió la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. Porque vio aspectos de la guerra que lo horrorizaron. Algunos podrán decir que tenía una inocencia; era ingenuo. Pero tal vez si todos tuviéramos esa misma inocencia, el mundo podría ser un sitio mejor.”
En ese sentido de ingenuidad hay una fuerza que posibilita que actuemos hacia una visión de un mundo que imaginamos. “Se necesita un poco de ingenuidad para actuar y hacer algo que de otra manera parece imposible. Muchos grandes adelantos en la ciencia, la tecnología y la cultura tienen un toque de ingenuidad en su concepción”, escribió WikiLeaks en su página en la que describió cómo se formó la organización.
sigue la nota en esta dirección ----->http://www.rebelion.org/noticia.php?id=172603
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