La Habana, 28 ago (PL) Un tratado de paz entre el gobierno colombiano y las FARC supera las posibilidades del referendo constitucional promovido por la administración de Juan Manuel Santos, dijo hoy aquí la delegación insurgente que participa en las pláticas.
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El líder del grupo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) que participa en la mesa, Iván Márquez, expresó que la fuerza política y jurídica de un acuerdo final debe comprometer a toda la institucionalidad del Estado de esa nación.
Los caminos hacia una verdadera solución política -agregó en conferencia de prensa con motivo del fin del decimotercer ciclo de conversaciones- demandan una creatividad en los diseños institucionales que satisfagan a las partes y al pueblo.
Un referendo no alcanza para responder a las complejidades de semejante cometido, añadió.
Márquez explicó que en caso de lograrse un acuerdo, el texto resultante sería muy extenso y expuso sus dudas sobre cómo sería posible reducir a una pregunta de aprobación o negación los más de 50 folios que probablemente conformen dicho documento.
Un verdadero tratado de paz exige la más amplia y activa participación social y popular, remarcó.
Para las FARC-EP, la Asamblea Nacional Constituyente sería el camino para alcanzar un verdadero tratado de paz, justo y vinculante, que funde la reconciliación, "rija el destino de la nación y la encauce hacia las cumbres de la democracia real".
La mesa, instalada en la Habana desde noviembre pasado, se centra en el segundo punto de la agenda, referido a la participación política. Hasta el momento, las partes han llegado a acuerdos parciales sobre el tema agrario.
Durante la conferencia, con sede en el Palacio de Convenciones de La Habana, las FARC reiteraron nuevamente su oferta de una tregua bilateral del fuego, la cual sería controlada por organismos latinoamericanos, en aras de "blindar el proceso de zozobras de la confrontación y de los intereses partidarios".
En varias ocasiones el gobierno ha rechazado la propuesta de una tregua bilateral, bajo el argumento de que solo sería posible tras la consecución del acuerdo de paz.
A inicios del diálogo la insurgencia decretó un alto al fuego unilateral de dos meses como gesto de compromiso con las conversaciones, que no fue secundado por la administración del presidente Juan Manuel Santos.
Antes de concluir, Márquez valoró de concretos los avances en las pláticas, pero instó a la delegación gubernamental a retomar con celeridad el debate sobre participación política, sobre el cual, valoró, se construyeron muy pocos acuerdos en este decimotercer ciclo que finalizó.
Ambas partes anunciaron que volverán a reunirse a partir del próximo 9 de septiembre
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