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miércoles, 4 de mayo de 2011

Mexico: Los síntomas de una "guerra perdida"


Felipe Moreno

felipemoreno0326@prodigy.net.mx

10, 20, 30, 40, 50... mil muertos y las cifras siguen aumentando. Las que ahora son decenas y centenas, en los próximos siete años podrían convertirse en unidades, decenas y centenas de millón. Como lo hemos venido anotando aquí, en Juicio Político, los síntomas de una guerra perdida hoy llegan a su cuarta parte, cual si fuera una telenovela de Televisa o Televisión Azteca. Ya lo decíamos en nuestra anterior participación: La casa se sigue quemando.

Por alguna razón, que hoy se "desconoce", los asuntos del fuero común tratan de explicarse o "resolverse" desde las instancias federales y con la visión del Ministerio Público. Igual y como se pretendió, en sus inicios, con el caso Diego Fernández de Cevallos, para después soltarlo y dejarlo "a la deriva" o las leyes de la oferta y demanda. Y es que, más que jurídico o criminal, el asunto era de imagen y control informativo. El señor presidente de la república y su santa imagen "inmaculada", no podía ser trastocada.

Hasta hoy, la participación de la PGR y sobre todo de su vocero, lleva una calificación de nueve u 8.5, dado que en el caso de los cadáveres encontrados en San Fernando, Tamaulipas, ha dejado varios cabos sueltos, o bien poco fundamentados, en materia de noticia o mera comunicación social.

A varias semanas del macabro hallazgo en las fronteras de México con Estados Unidos, la Procuraduría General de la República, metida en un asunto del fuero común, no ha dado a conocer los motivos de dichas ejecuciones colectivas, y menos todavía, si son motivo de seguridad o preocupación nacional. Y es que, hasta ahora, no está tipificado como delito, y menos del orden federal, el hecho de viajar "al otro lado" en busca de trabajo. Ya que el objetivo de los delincuentes o "sicarios" pareciera ser el evitar que grupos de mexicanos y centroamericanos cruzasen nuestras fronteras para internarse en territorio norteamericano. El objetivo era y es frenarlos. Pero que se mueran de este lado de la frontera.

Sólo números y la insistencia reiterada de que son naturales de México, es lo único que han difundido los llamados medios mexicanos. Información sobre la cual tenemos nuestras reservas, dado que hemos venido insistiendo, desde hace años, sobre esa guerra y sus epicentros. Una lucha donde el combate al narcotráfico es mero pretexto. La venta y consumo de drogas en territorio norteamericano es un negocio totalmente controlado y supervisado. Los "drogos" no generan problemas migratorios.

Analicemos los hechos ocurridos en San Fernando, Tamaulipas, con una visión continental. Enfoquemos el problema hacia los motivos y razones que la gente tiene para viajar hacia el norte del continente americano. Y es que no sólo son drogas las que existen allende el río Bravo, también hay esperanzas e ilusiones. Sueños que en muchos casos se han concretado. Sólo que desde la otra perspectiva –la norteamericana– el asunto se ve diferente, como un dolor de cabeza que ya ha tocado las fibras más sensibles de su seguridad nacional. Sólo así, desde ese punto de vista, es que puede entenderse la ejecución de un agente norteamericano fuera de su espacio laboral, y bien internado en territorio mexicano. ¿Qué hacía Zapata a cientos de kilómetros de su planta laboral?

Sobre los muertos encontrados en San Fernando, Tamaulipas, no se han dado detalles, ni se darán. Cómo y por qué fueron asesinados por supuestos grupos criminales. En los partes informativos sólo se destaca que eran originarios de Hidalgo y Guanajuato, como si su lugar de origen –México– fuera más importante que sus cortadas existencias. Y es que es falaz, a todas luces, que fueron asesinados por no dar dinero. Cuando el metálico es el único elemento ausente en la vida de un bracero. Quien viaja en esas condiciones al norte de México lo hace con el estómago vacío, revisen las autopsias.

Yo siempre he sostenido, a lo largo de estos últimos 10 años, que la droga no es un riesgo para Estados Unidos, ésta no brinca bardas ni vallas electrificadas. El asunto grave, para Estados Unidos de América, son los flujos humanos o migratorios, por donde alguna vez pasó la actual secretaria general del Partido Acción Nacional, Cecilia Romero. ¿De qué estamos hablando? Muy sencillo, de la pérdida en el control de las nacionalidades restringidas y de posibles actos terroristas como los del 11 de septiembre, que colapsaron a las Torres Gemelas, y cuyos responsables entraron por las fronteras del norte.

La seguridad nacional de Estados Unidos de América vale mucho, así que no nos extrañe el hecho de que sigan apareciendo cientos de muertos por aquí o por allá, bajo el pretexto de que fueron asesinados por "sicarios" a las órdenes del llamado crimen organizado.

El único "delito cometido", si es que lo hubiere por parte de los hoy occisos, fue querer brincar las fronteras, en busca de alguna expectativa de vida que ya les era nula en México o en sus países de origen.

Desde la misma perspectiva continental: ¿Cuántos seres humanos creen que sobran o no deben cruzar la frontera? Las cifras son escalofriantes, éstas hablan de 30 a 35 millones de personas. Esas son las caravanas de seres humanos que a diario caminan por el territorio americano, siendo su meta final Canadá o Estados Unidos.

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