Por Elsy Fors Garzon
Santo Domingo, 28 may (PL) Cincuenta años después de descabezada la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930- 1961), persisten hoy, según historiadores, vestigios de una herencia nefasta en instituciones y funcionarios dominicanos.
El historiador, escritor y exsecretario de las Fuerzas Armadas, general retirado José Miguel Soto Jiménez, afirmó este sábado en el programa Cara a Cara del Canal 19, Cinevisión, que para hacer de este país una verdadera democracia habría que volver a "matar a Trujillo, pero esta vez en la imaginería de la población".
El 30 de mayo de 1961 fue ajusticiado el tirano, pero permaneció intacto su estilo de gobierno, porque no hubo -en opinión de Soto-, un movimiento popular estructurado como se formó en Cuba.
En los documentos desclasificados del gobierno de Estados Unidos se refleja que Washington veía con temor que en la medida que empeoraba la represión del régimen de Trujillo, podría ocurrir un estallido social al estilo del ocurrido en Cuba en 1959 contra el dictador Fulgencio Batista.
Incluso la Casa Blanca aplicó un bloqueo más débil a Trujillo, pero parecido al de Cuba, aunque no directamente, sino por medio de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En Dominicana, relató el historiador, no hubo tránsito hacia la democracia, sino un cambio de gobierno unipersonal a uno plural. Estados Unidos usó gobiernos títeres como el de Antonio Guzmán y luego puso en el poder a Joaquín Balaguer, formado en la escuela de Trujillo.
Tan es así que luego de un simulacro de golpe de Estado, Balaguer hace generales a los dos sobrevivientes de la asonada, que no habían sido antitrujillistas, sino sus adversarios políticos.
Pareciera que el sacrificio fue en vano, pero no es así, apuntó el exgeneral, porque el pueblo se está empezando a rebelar contra la pobreza de la que no ha salido a pesar de que se habla de modernidad.
Nos hemos odiado lo suficiente, como dijera el profesor Juan Bosch, recordó Soto.
Lo que no puede ocurrir es que todavía sobrevivan instituciones 50 años después del ajusticiamiento, la justificación del otro lado de la moneda.
Por otra parte, Rosario Espinal, columnista del diario Hoy, en época de Trujillo, comentó que el Estado dictatorial necesitaba orden, un orden impuesto, no consultado.
La democracia actual, aseguró, por el contrario, corre el riesgo de proyectar una sensación de desorden, porque no logra consensuar un orden institucional participativo y más transparente.
Como el sistema es muy excluyente, agregó la articulista, a pesar de sus ribetes democráticos, se generan grandes decepciones ante las demandas insatisfechas de la sociedad.
La columnista concluyó preguntándose si la República Dominicana logrará finiquitar el legado nefasto del trujillismo en los próximos 50 años. Un recordatorio permanente de lo que falta por hacer será el Museo Memorial de la Resistencia a inaugurarse mañana, en un acto encabezado por el presidente Leonel Fernández.
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