A la voz de ''corran hijos de puta'', hace cuatro años -justo cuando hacía noticia la 'limpieza social' y los crímenes de Estado contra civiles, que luego de ser asesinados por los militares son vestidos de guerrilleros (crímenes conocidos eufemísticamente como 'falsos positivos')-, una docena de jóvenes al servicio de la policía colombiana, 'pescan' indigentes en las calles de su capital, para alcanzar días de descanso, ascensos o pago de recompensas.
En el video se puede observar cómo van los policías en un camión por la ciudad de Bogotá, capturando indigentes, y secuestrándolos en la oscuridad del camión que se tragaría sus vidas para siempre. Las personas secuestradas a plena luz se convierten en cadáveres para ser intercambiados por recompensas. Estas prácticas son comunes por parte del ejército y la policía colombiana, ya que las directivas ministeriales incentivan el asesinato de civiles, mediante recompensas por cadáver presentado. En el minuto 5 del video grabado por los propios policías se puede ver cómo un hombre que es objeto de cacería por los policías, corre desesperadamente intentando salvar su vida: se interna en el infectado caño del río Bogotá, pero la cacería se intensifica. Son una docena de policías contra el hombre cazado, apenas un adolescente, que corre y corre en el agua, pero que termina siendo atrapado por los policías, golpeado, insultado, y empujado en el camión. Luego la cacería de humanos continúa en la capital de un país con unos 46 millones de habitantes, a plena luz del día, mientas los pasantes se apartan.
Indigentes, llamados 'gonorreas' en la jerga policiaca colombiana, sacados de sus 'cambuches' para luego aparecer en televisión como guerrilleros muertos en combate, son los juguetes de estos muchachos, auxiliares bachilleres, a órdenes nada menos que del actual presidente de la república, Juan Manuel Santos en calidad de ministro de defensa y de Oscar Naranjo, comandante general de la policía. El video fue filmado en el nefasto gobierno de Álvaro Uribe Vélez; el actual gobierno Santos es la perpetuación de ese horror.
En el audio se oye a los policías decir que ''más adelante ejecutamos a éste hijo de puta''. Ejecuciones, vocablo propio del militarismo a ultranza. Crímenes extra-judiciales, diríamos a secas, términos que los imberbes policías ya manejan a la perfección.
Produce asco la actitud gubernamental. Hiere el alma, por decir lo menos, que desperdicios industriales y residenciales sean mejor tratados que éstos infortunados hombres y mujeres víctimas de un excluyente sistema económico, político y social. Sobran las palabras. Las imágenes desgarran el corazón. Lo que se diga es poco ante la evidencia de la barbarie. Las madres de Soacha (2), son apenas la punta de un proceso de resistencia popular que se ignora. No es disculpa que aquellos jovencitos policías ya no estén en esa cuestionada institución. Habría que preguntar que piensa la Corte Internacional de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional que le pisa los talones al expresidente Uribe Vélez.
Colombia un país riquísimo, con más del 40% se su territorio pedido en concesión por multinacionales mineras (3): un país en el que la oligarquía y sus medios de alienación han normalizado el término de "desechables" para denominar a las personas más empobrecidas, a los desplazados de las zonas codiciadas, a los jóvenes de barrios periféricos, a los indigentes, a los campesinos... a todo aquel que les estorbe: ya sea en el riquísimo y codiciado campo colombiano, ya sea en las ciudades atestadas de sobrevivientes. Y el mundo mira para otro lado, el mundo pacta y se toma la foto con los gobernantes de ese régimen de la muerte.
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