Ajena al coronavirus, Rusia tiene sólo 45 casos positivos
▲ Desde principios de marzo las autoridades de Moscú pusieron en
aislamiento –en un nuevo hospital (en la imagen) a las afueras de la
ciudad– a personas que viajaron a los países afectados por el
coronavirus.
Moscú. Mientras la Organización Mundial de la Salud
advierte que el Covid-19 ya adquirió rasgos de pandemia, Rusia reconoce
tener este viernes sólo 45 casos de positivos, 24 de ellos en Moscú, una
ínfima cifra que sorprende por la dudosa eficacia de las medidas que ha
tomado el gobierno ruso para evitar que la infección se propague aquí.
Por ejemplo, la prohibición de celebrar cualquier evento que reúna a
más de 5 mil personas, que afecta a competiciones deportivas y
conciertos que atraen a mucho público, pero en realidad no son ninguna
solución al riesgo de contagio del coronavirus y que se hizo pública
horas después de que la oposición solicitó autorización para celebrar
una multitudinaria manifestación, desde luego denegada, contra la
intención del presidente Vladimir Putin de poder gobernar hasta 2036, si
así lo desea.
Aseguran los adversarios del Kremlin que hasta el 22 de abril, cuando está convocada una
votación popularque debe legitimar la reforma constitucional impulsada por Putin, las autoridades seguirán insistiendo, cada vez con menor margen de maniobra, en que no se han producido contagios locales al enfatizar, que todos los casos reconocidos son de personas que enfermaron estando fuera de Rusia, principalmente en Italia.
Por esa razón, se anunció este viernes, desde el 16 de marzo se
suspenden temporalmente los vuelos a la Unión Europea y Noruega, salvo
sus capitales, así como Ginebra, Suiza. Continuarán los vuelos debido a
que en Rusia –a diferencia de lo que sucede en la propia Italia, España,
Francia y los otros países de Europa más afectados– los contagios no se
producen de modo exponencial, sino son
importadosy pueden aislarse los infectados, según hacen creer las autoridades.
Ya se prohibió la entrada de ciudadanos de China, Corea del Sur, Irán
e Italia y se sigue midiendo la temperatura a todo viajero que llega en
vuelos internacionales, pero los síntomas de la enfermedad aparecen
muchas veces días después de cruzar la frontera en el aeropuerto.
Al día de hoy –de acuerdo con un anuncio urgente de la página web del
alcalde de Moscú–, tan sólo entre el 20 de febrero y el primero de
marzo, todos los pasajeros de 12 vuelos de compañías aéreas locales que
llegaron de Milán, Bérgamo, Verona, Kishiniov y Múnich deben someterse
de inmediato a la prueba para excluir que contrajeron el Covid-19.
Son apenas 12 vuelos y, en el supuesto de que sólo hubiera un
infectado en cada uno, todos sus familiares, amigos, compañeros y
vecinos tendrán que pasar la misma prueba y resulta por lo menos extraño
que ninguno haya sido contagiado. ¿Y la totalidad de vuelos que hubo en
13 días hasta hoy?
Mientras tanto, antes de que entre en vigor la suspensión temporal de
comunicación aérea con Europa, este sábado, al menos 25 vuelos
arribarán a Moscú desde Madrid, París, Londres, Bruselas, Ámsterdam y
Frankfurt, por mencionar sólo cuatro capitales y dos ciudades europeas, y
cada día seguirán llegando miles de personas.
De acuerdo con lo dispuesto por el alcalde de Moscú, Serguei
Sobianin, desde el pasado 5 de marzo todos los viajeros cuyo vuelo
proceda de una decena de países tienen que aceptar un encierro
voluntario de 14 días y, al primer síntoma de sentirse mal, deben llamar
a una ambulancia para ser aislados y recibir tratamiento en un
hospital.
De salir a la calle antes de tiempo, quienes lo hagan deberán pagar
una fuerte multa y, si alguien se enferma por su culpa y peor aún si
llegara a morir, enfrentarán una pena hasta de cinco años de cárcel.
A la vez, no se entiende cómo se dan por satisfechas las autoridades
con imponer la cuarentena del viajero, sin ofrecer soluciones de
vivienda temporal a los familiares que cohabitan con él, que sí están
autorizados a entrar y salir cuando quieran, convirtiéndose en
eventuales propagadores del virus.
Y si nadie desea salir a la calle, se le permite encargar alimentos
por Internet o teléfono para entrega a domicilio, con lo cual miles de
mensajeros llevan por toda la ciudad los encargos y algunos también el
Covid-19, que en cualquier momento corre el riesgo de expandirse sin
freno.
Por ahora, en Moscú no hay pánico, las tiendas tienen de todo, el
transporte urbano sigue saturado en las horas pico, aunque los rumores
de que no todo está bajo control y hay muchos más casos de contagios que
los admitidos por las autoridades comienzan a cobrar fuerza entre
quienes tienen acceso a las redes sociales.
Foto Ap
Juan Pablo Duch
Corresponsal
Periódico La Jornada
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