En entrevista con La Jornada, el
artista neoyorquino augura que el cierre rápido y urgente de nuestras
sociedades ante la pandemia nos preparará para el futuro
▲ Vista de Spirits (Espíritus), el 4 de noviembre de 2012, instalación de desnudos de Spencer Tunick, en San Miguel de Allende, Guanajuato.
El artista neoyorquino Spencer Tunick (Middletown, 1967),
conocido por sus instalaciones masivas de desnudos –el 6 de mayo de
2007 reunió más de 18 mil personas en el Zócalo de la Ciudad de México,
un récord mundial–, reconoce que su trabajo se verá afectado por la
pandemia del coronavirus.
‘‘Seguiré trabajando con personas, sin que se toquen y separadas por
una distancia de 1.5 metros, luego los cubriré con una tela protectora.
¡Espero!, he preparado esto desde hace tiempo”, adelanta en entrevista
con La Jornada.
La primera vez que Tunick cubrió sus modelos, todos voluntarios, fue
con motivo de su participación en la clausura de la primera edición del
Festival de la Calaca en 2012, en San Miguel de Allende, Guanajuato, en
torno a las festividades de Día de Muertos.
Para la instalación Espíritus, Tunick propuso recrear esas almas ‘‘debajo de un material blanco y transparente” (La Jornada, 1/11/12). En Espíritus
quería ‘‘ver más los cuerpos”, en contraste con sus instalaciones
masivas. ‘‘Cuando uno trabaja con miles de personas resulta difícil
meter todas en el marco. Este trabajo me resulta más fácil, en la medida
que quiero ver los senos, las piernas, los brazos y las manos”.
De 300 personas inscritas, sólo llegaron a la cita en el
fraccionamiento Los Senderos, en las afueras de San Miguel de Allende,
154 hombres y mujeres de diferentes edades, en mucho a causa de las
difíciles condiciones climatológicas. Debido a una pertinaz lluvia las
telas blancas y transparentes ya no fueron vaporosas como se tenía
previsto (La Jornada, 5/11/10).
Tunick repitió la experiencia al año siguiente, ahora en el desierto
Black Rock, en el estado de Nevada, como parte del Festival Burning Man
(Hombre en llamas) en que durante varios días erigen una ciudad temporal
como un experimento comunitario y artístico. A ese encuentro anual
llegan miles de personas –70 mil en 2017–, así que él tenía ‘‘una ciudad
de personas deseosas” de crear la instalación Desert Spirits (Espíritus del desierto).
La sesión fotográfica comenzó antes del amanecer y duró ‘‘hasta que los
rayos del sol brillaron a través de la tela diáfana” que los cubría.
Para Desert Spirits, efectuada el 30 de agosto de 2013, 330 personas fueron cubiertas con sábanas blancas y transparentes.
Juntos, por un cambio
En cuanto a la contingencia sanitaria en el mundo, Tunick
sostiene que ‘‘el cierre rápido y urgente de nuestras sociedades nos
preparará para el futuro. Es decir, el apuro de suspender las
actividades de vida frente a las necesidades ambientales. Tal vez
tengamos la obligación de reducir nuestras actividades y utilizar una
semana de cinco o seis días. No viajar, quedarnos en casa, con la
finalidad de bajar el consumo, la generación de basura ydesechar la suma
de todas las emisiones de dióxido de carbono”.
Esto, según el artista, demuestra que ‘‘juntos, en colectividad,
podemos lograr un cambio significativo”. Claro, añade, con un liderazgo y
una ciencia correctos, además de la transparencia. Por otro lado,
Tunick pide a los jóvenes no ser rebeldes, sino héroes al aislar y
ayudar en el salvamento de vidas de las personas de mayor edad.
El neoyorquino ha documentado figuras desnudas vivas, con fotografía y
video, desde 1992. A partir de 1994 ha organizado más de un centenar de
instalaciones in situ temporales que comprenden docenas,
cientos o miles de voluntarios; sus fotografías son testimonios de esas
acciones. Los individuos en masa, sin ropa, agrupados, metamorfosean en
una forma nueva.
Foto Yazmín Ortega Cortés
Merry MacMasters
Periódico La Jornada
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