Tregua a Nicolás Maduro
El presidente saliente Michel Temer asiste marcado por la situación de derechos humanos en Brasil
Antigua. Los jefes de Estado de una docena de países de
Iberoamérica y representantes de las cúpulas empresariales de la región
discuten desde el pasado jueves los temas de la agenda de la cumbre
número 26 de este mecanismo (desarrollo sostenible, prosperidad e
inclusión), conceptos que no terminan de aterrizar en el día a día de
los países que cada dos años se enfrascan en estos ejercicios de la
diplomacia multilateral. Otros asuntos más tangibles, sin embargo,
rondan la retórica usual de estos encuentros sin que se enuncien en la
agenda ni se hagan presentes en los discursos.
Terca la realidad, estos días la atención mediática recoge en primer
plano el fenómeno de desplazados centroamericanos que desde hace semanas
transitan en masivas columnas hacia el norte. Precisamente ayer varios
miles de indocumentados llegaron a las puertas de Estados Unidos. Lo más
probable es que esta primera caravana, que suma 7 mil centroamericanos,
y las que vienen atrás queden varadas por tiempo indefinido en Tijuana y
otras ciudades fronterizas, donde empiezan a darse focos de fricción
con los residentes.
El presidente Enrique Peña Nieto, que termina su sexenio en 15 días,
dejará esa papa caliente al presidente entrante, Andrés Manuel López
Obrador.
Ante este escenario, Donald Trump no ha cesado de manifestar la furia
que le provoca la oleada migrante y de exhibir las medidas de fuerza
con las que piensa contener cualquier intento de los centroamericanos de
cruzar la frontera.
Por lo pronto, los discursos antichavistas que han dominado otros
foros internacionales parecen dar por el momento una tregua a Nicolás
Maduro, representado en esta Cumbre Iberoamericana por Darcy Rodríguez,
su vicepresidenta.
Más aún, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, puso en
días recientes en el tablero la idea de relanzar una negociación
política entre el gobierno de Maduro y la oposición. “Nos gustaría –dijo
ayer el canciller de España en declaraciones a Al Jazeera– ser capaces
de contribuir a una negociación que todo el mundo desea”. La idea, sin
duda, está muy cuesta arriba, ya que los intentos que hizo en el pasado
un antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó a muchos líderes de la
oposición venezolana con profundos resquemores.
La crisis política y humanitaria que atraviesa desde abril Nicaragua
es otro tema crítico que subyace en el contexto de este encuentro. Esta
mañana un pequeño grupo de nicaragüenses exiliados en Guatemala
efectuaron una manifestación de protesta en el parque central de esta
ciudad, donde las medidas de vigilancia se han extremado al grado de
hacer lucir casi vacío este polo turístico.
Con consignas como
por una Iberoamérica sin dictadoresy contra la decisión de invitar a Ortega a esta cumbre, los inconformes recordaron que en su país hay más de 500 presos políticos, prohibición a toda manifestación de protesta, supresión a la prensa independiente y más de 4 mil en el exilio.
Ortega, a su vez, juega sus cartas políticas. Hace unos días la
Asamblea, con totalidad de partidarios suyos, aprobó aceptar la
realización de un ejercicio militar de adiestramiento para 2019 con
miembros de las fuerzas armadas de Venezuela y Cuba. Agrega que también
podrían participar fuerzas castrenses de Bolivia y Taiwán.
El presidente brasileño saliente, Michel Temer –quien dentro de poco
entregará el gobierno al neofascista Jair Bolsonaro–, asiste a su última
cumbre con calificación desaprobadora por la crisis de derechos humanos
que deja.
La presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
emitió una fuerte crítica y una alerta por el discurso de odio que ha
caracterizado el actuar de Bolsonaro.
Blanche Petrich
Enviada
Periódico La Jornada
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