Uruguay
Por primera vez en lo
que va del gobierno progresista asistimos a un movimiento social que
cuestiona el modelo imperante, un modelo que fue iniciado mucho antes
del progresismo. Esta manifestación trajo por añadidura otras novedades:
no fue impulsada por ningún partido político y se salteó a las
gremiales del agro, las cuales, en los hechos, han sido cuestionadas.
Esto ocurre en pleno enero, cuando se supone que el país profundiza su
modorra. Tarde o temprano una protesta social iba a surgir, pero nadie
esperaba, o al menos nadie vaticinó, que vendría del campo, aunque una
débil señal pudo apreciarse cuando los comerciantes del interior
iniciaron una recolección de firmas contra la bancarización forzosa.
Los autoconvocados comparten una serie de características de los
indignados: aparecen como de la nada dando un batacazo, actúan por fuera
de los partidos políticos y organizaciones sociales tradicionales
utilizando las redes sociales, expresan hartazgo ante el modelo
imperante, surgen, en ocasiones, de las regiones menos politizadas o
menos intelectualizadas, y crecen en forma arrolladora en tanto
contagian. En general, obligan al poder a hacer ciertos cambios o
voltean gobiernos y luego se disuelven mientras el sistema se reordena.
Pero algo queda: la idea de que nuestros representantes nos representan
mucho menos de lo que deberían representarnos y que por lo tanto, si
nada cambia, asistiremos a una nueva irrupción ciudadana.
En
cuanto a nuestros autoconvocados, misteriosamente la oposición no se ha
pronunciado con elocuencia y algunos representes del oficialismo ven una
artera jugada política en un movimiento a todas luces auténtico.
Dejemos que estas estructuras se partan el cráneo para ver cómo se
acomodan a este hecho inesperado y veamos el reclamo.
Los medios
han insistido en la demanda por la baja del precio del gasoil, el costo
de la electricidad, un dólar más a tono con su precio internacional y
una crítica a un Estado derrochador y todo eso es correcto, pero permita
el lector señalar otros aspectos y citar algunos pasajes de una
proclama que, por otra parte, casi ningún medio de prensa tuvo la
delicadeza de reproducir (1).
“Debemos empezar a andar por el
camino que el Uruguay no transita hace muchos, muchos años, que es el
camino de políticas para el desarrollo agropecuario, que permita al
mismo tiempo generar estrategias territoriales que apunten a la igualdad
de condiciones para todos los habitantes de este país”.
“El
sector agropecuario, agroindustrial y actividades conexas en estos
últimos 5 años ha perdido más de 36.000 puestos de trabajo… se han
perdido esos puestos de trabajo porque no se pueden sostener y pagar,
porque los productores familiares vienen desapareciendo de forma
acelerada. Se han perdido 12.000 empresas agropecuarias en un período de
10 años de las cuales 11.000 eran pequeños productores”.
“Es
necesario apoyar a la industria local ya instalada con la misma
determinación y esfuerzo que se utiliza para traer nuevas inversiones,
para desarrollar nuevas áreas de la economía. La inversión extranjera
debe ser para beneficio, desarrollo social y económico de todos y cada
uno de los habitantes de este país, sin exclusiones”.
“Hoy
no se está planteando papeleras o la industria local, hoy no se está
planteando el agro o el turismo, hoy no estamos planteando un comercio
en Paso de los Toros o un centro comercial en Punta del Este, hoy se
está planteando que todos tenemos que tener las mismas reglas de juego,
hoy estamos planteando que se debe mirar desde el poder político a
aquellos que sostienen el país mientras llegan nuevas inversiones…”.
“De
las 196.000 empresas que hay registradas en Uruguay el 97% son
unipersonales, micro y pequeñas y tan solo el 3% son medianas y grandes.
Esto muestra que aun los pequeños emprendimientos son los que generan
la mayor cantidad de mano de obra y fuentes de trabajo, y sin embargo la
mayoría de las exoneraciones y apoyo a las inversiones están
concentradas en el 3% más grande. Sin dudas que es una pelea muy
desigual y hoy reclamamos por estas desigualdades que son cada vez más
profundas.
Una pelea desigual que ha llevado a la
cartelización de varias ramas de la agroindustria, a la concentración y
extranjerización de la tierra como nunca en la historia, a la
proliferación de grandes cadenas comerciales en detrimento del comercio
local, el pequeño productor y la agroindustria nacional” (1)
¿Es ésta una proclama de copetudos de riñón cubierto? ¿Acaso nos
enteramos de la participación, o al menos de la lectura de una adhesión
simbólica de algún representante de UPM o Montes del Plata?
La
proclama señala un hecho indiscutible, casi la mitad de nuestra tierra
se extranjeriza y, según el censo nacional, cada año más de mil pequeñas
empresas cierran, más de mil familias abandonan un campo que pasa a ser
devorado por el latifundio. “En 1963 un 19% de la población vivía en el campo; en 1985 un 13%; para el 2004 bajamos al 8% y en el 2011 descendimos al 5%” (2)
Mientras nos suicidamos lentamente, con obvios efectos en la enervante
“inseguridad” ¿cuál es la política aplicada por el actual gobierno y los
anteriores? ¿Ayudar a estas gentes, exonerarlas de impuestos o exonerar
de impuestos y ayudar a quienes facturan miles de millones de dólares?
(3) ¿Quiénes dan más trabajo y son más necesarias, las pequeñas empresas
o las megainversiones? Los números son elocuentes.
En lo
esencial vivimos bajo un régimen de partido único que rehuye elaborar un
plan de desarrollo nacional y apuesta con simpleza al ingreso de
capitales extranjeros. Esos capitales, supuestamente, generarían un
encadenamiento productivo que dinamizaría nuestra economía. Los
resultados están a la vista. Los capitales extranjeros se han adueñado
de la tierra y de nuestros principales rubros de producción mientras
profundizan nuestra primarización. “En el 2011, y considérese que
estas cifras ya quedaron atrás, ocho empresas forestales poseían 720.000
hectáreas: Montes del Plata 250.000 y UPM 200.000. Es de suponer que en
un radio de 200 kilómetros de la tercera pastera, UPM haya comprado
ahora considerables territorios. Montes del Plata y UPM controlaban el
50% de la superficie forestada y esta característica se extendía al
resto de los principales rubros agrícolas. Mas, si la concentración de
la tierra en manos de extranjeros es escandalosa ¿qué decir de la
industrialización de los productos agrarios y su exportación? En el 2011
el 87% del procesamiento del arroz estaba en manos de brasileros. Los
10 frigoríficos más grandes concentraban el 70% de la faena y al menos 8
de ellos eran propiedad de extranjeros. En la madera, los extranjeros
concentran la virtual totalidad del procesamiento. En la soja, de la que
sólo industrializamos un 5% (contra un 52 y un 71% que industrializan
Brasil y Argentina) cinco empresas extranjeras concentran el 77% de las
exportaciones” (2) . A esto sumemos la extranjerización de
la elaboración de bebidas, de las grandes superficies comerciales y el
crecimiento rampante de la banca extranjera.
En el cierre de su proclama, los autoconvocados expresaron que “ Hoy
acá, un 23 de enero de 2018, comienza una etapa donde la gente exige
políticas de desarrollo, políticas de estado a largo plazo, austeridad y
cuidado del gasto público”.
La inclusión de la crítica a
un Estado derrochador y al atraso cambiario han generado que un buen
porcentaje de la gente de izquierda desconfíe, considerando los
pegotines en lujosos autos que reclaman “¡Bajen el costo del estado, por favor!”
. Pero la crítica a un Estado carísimo que exige más de lo que brinda
no necesariamente es un planteo de derecha. Es sabido que un
clientelismo centenario ha generado un engorde del Estado y es sabido,
por escándalos varios, que muchos de nuestros representantes no son
cuidadosos con nuestro dinero.
Habida cuenta del caudal de
votos que aportan los funcionarios públicos, y habida cuenta de su
función de contención laboral necesaria en el actual y empobrecido
modelo productivo (4), es difícil que alguien se anime a meter mano en
este problema y habida cuenta de los servicios de una deuda externa in crescendo
que ha alcanzado la cifra de 55.000 millones de dólares, es muy dudoso
que el Banco Central deje de invertir para planchar el dólar, aunque
perjudique a los exportadores.
¿Qué queda esperar? El gobierno
anunció hoy lunes medidas relativas al gasoil, la electricidad y el
endeudamiento que afectan a muy pocos productores, medidas que fueron
consideradas insuficientes. Fueron una señal y acaso descompriman la
situación, pero lo dudo, pues el problema de fondo sigue incólume, pues
no se elaborarán “ políticas de desarrollo, políticas de Estado a largo plazo”.
Estas políticas de desarrollo, si llegáramos al grado de impulsar un
plan de desarrollo nacional, no significaría negarse a la inversión
extranjera, sino captar aquella que sea necesaria para el plan y no
significaría necesariamente una drástica reducción de las empresas
estatales. Depende, y eso depende precisamente del rol del Estado en ese
futuro plan de desarrollo y de eso depende también una imprescindible
revolución en la educación. Lo que sí es indiscutible es que deberá
regir una severa austeridad republicana y dudo que alguien pueda estar
en contra de eso.
En cuanto al futuro del movimiento, la
vigilia en las rutas convocada para el 31 de enero y 1º de febrero
tendrá más participantes que el acto en Durazno. Hasta ese momento y
después, se intentará desvirtuar el planteo y dividir y debilitar a los
autoconvocados desde variados frentes.
Sin embargo, pase lo que
pase, todo aquel que no sea ciego puede apreciar la punta del iceberg:
el modelo impuesto desde la apertura democrática ha profundizado la
desigualdad y ha provocado consecuencias sociales y económicas
desastrosas.
Uno no puede sino agradecer la movilización de los
autoconvocados para el beneficio de las grandes mayorías nacionales. Le
haría bien a la gente de la ciudad que relataran en una página de
facebook los problemas diarios que deben afrontar como apicultores,
tamberos, chacareros, ganaderos y agricultores, y el margen de maniobra
apretada que tienen los pequeños productores. Mientras tanto, la gente
de la ciudad, al menos, pude preguntarse por qué las frutas de estación y
las verduras alcanzan precios descabellados y qué vínculo puede tener
eso con esas pequeñas empresas agrarias que se funden.
Los
autoconvocados, aunque no hicieran más nada, y harán más, ya cumplieron
con su deber como ciudadanos. Ahora es nuestro momento de mandar al
diablo prejuicios y manijas y dogmas varios e intentar hacer esa cosa
tan difícil que significa pensar con cabeza propia. Veremos si estamos a
la altura, si en la ciudad este reclamo genuino y vital encuentra oídos receptivos.
Notas:
(1) Proclama de los autoconvocados. https://www.diariolajuventud. com/single-post/2018/01/25/11- hs-Autoconvocados-entregan- reclamos-a-V%C3%A1zquez
(2) A la sombra del latifundio.
(3) Existe un subsidio que abarca a la mitad de las productores
familiares y que implica la reducción a la mitad de sus aportes
patronales al BPS. Laudable e insuficiente medida. En cambio,
invertiremos mil millones de dólares (vía deuda) en el ferrocarril para
UPM y los exoneraremos de varios impuestos.
(4) El ejemplo más claro son las FFAA, que reconocen ellas mismas este rol de contención laboral.
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