Conspiración contra América Latina
En un momento en que el
poder del gobierno de Estados Unidos mueve intensamente sus fichas para
desestabilizar a los gobiernos nacionalistas, progresistas o
antiimperialistas en América Latina, en coordinación con las fuerzas
políticas conservadoras y oligárquicas internas, como es el caso puntual
de Venezuela, el embajador boliviano en la Organización de Estados
Americanos (OEA), Diego Pary, realizó un acto de dignidad y soberanía al
rechazar la imposición de realizar una reunión del Consejo Permanente
sin las consultas previas, como correspondía.
Cuando se solucionaba,
el pasado 31 de marzo, el impase institucional en Venezuela entre los
poderes legislativo y judicial, con la intervención del Consejo de
Seguridad de la Nación (COSENA), de manera provocadora el Secretario
General de la OEA, Luis Almagro, impulsó el 3 de abril, mediante varios
representantes de gobiernos, entre ellos los de Canadá y Estados Unidos,
la realización de una reunión del organismo para tratar el asunto
venezolano.
Pary asumía, de acuerdo a las normas reglamentarias
de la OEA, la Presidencia del Consejo Permanente por tres meses y
quisieron imponerle la agenda del día lunes 3 de abril y él determinó
suspender la reunión para previamente realizar las tareas de
información, coordinación y distribución de la documentación
correspondiente entre todos los embajadores de los países miembros. Al
margen de su presidencia, varios países, encabezados por Almagro, que
solamente es un alto funcionario de la organización, decidieron realizar
una sesión que aprobó un documento intrascendente, precisamente porque
ya se superó ese problema institucional en Venezuela.
Este hecho
demuestra, por una parte, el papel que juega Almagro en la coordinación
de la conspiración contra el gobierno democrático de Nicolás Maduro, por
otra parte, las presiones que ejercen autoridades del gobierno de
Estados Unidos sobre los gobiernos de distintos países como lo confirmó
el senador republicano Marco Rubio en su amenaza a los gobiernos de la
República Dominicana, Haiti y El Salvador si mantenían su posición de
respaldar al gobierno de Caracas y, finalmente, la coordinación política
neoliberal de los países la región para promover campañas
desestabilizadoras con el apoyo de las poderosas redes empresariales de
medios de comunicación.
Como no podía ser de otra manera en
Bolivia también se pronuncio el “cartel de la mentira” de agencias de
noticias, periódicos, canales de televisión, opositores y analistas
especializados en las redes, con sendas noticias y análisis tratando de
descalificar al Embajador boliviano en la OEA con los argumentos de que
no era diplomático de carrera y que no tiene formación profesional.
Corresponde
recordar que Diego Pary efectivamente no ha hecho carrera diplomática
en el Estado Neoliberal y Colonial, tiempo en el cual los diplomáticos
bolivianos se ponían de rodillas ante los dictados del gobierno de
Estados Unidos y servían a los intereses de la oligarquía local
coaligada a la chilena, para poner el caso del derecho marítimo de
nuestro país. Pary es un representante de la nueva élite de la
diplomacia boliviana, formado en pedagogía y negociaciones
internacionales, surgido del movimiento indígena quechua, de las tareas
cumplidas en la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de
Bolivia (CSUTCB) y como Viceministro de Educación Superior.
La
OEA está en grave peligro de crisis total si mantiene un rol subordinado
al Departamento de Estado y continua como “Ministerio de Colonias” que
generó la salida de Cuba en 1962, en tanto, a pesar de su debilidad
actual, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se
convierte en el impulso más importante del proyecto bolivariano de la
Patria Grande para el siglo XXI.
Eduardo Paz Rada. Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
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