Pedro Echeverría V.
1. El gobierno chavista de Nicolás Maduro en Venezuela ha sido puesto
al borde de su caída por los grandes empresarios y el imperio de los
EEUU; si eso sucediera quizá también Evo Morales sería derrumbado del
gobierno de Bolivia. Si el gobierno de Trump lo logra, entonces no
quedaría ninguna fuerza de izquierda (sólo Cuba) o socialdemócrata en
América Latina que defienda alguna alternativa progresista. El nuevo
presidente de Ecuador, así como lo que queda de Uruguay y Nicaragua ya
no conformarían nada para resistir. Eso me recuerda 1973 y el
derrocamiento de Salvador Allende en Chile con la intervención directa
del ejército, la derecha y el imperio yanqui.
2. Yo entonces era profesor del CCH/UNAM, el plantel en esa época más
izquierdista de la Universidad. Recuerdo que ante ese derrocamiento
hicimos cientos de mítines y caminatas condenando al traidor general
Pinochet, al imperialismo, pero también al presidente Allende por no
haber entregado armas al pueblo para defenderse frente al ejército. Más
aún escuchábamos que el MIR dirigido por Miguel Enríquez, meses antes
alertaba a Allende acerca del peligro que representaba ese ejército
derechista. Obviamente aquellos días estábamos convencidos que la vía
pacífica electoral no había probado en ningún lugar el camino
revolucionario.
3. Sabíamos que no era nada fácil entregar armas al pueblo porque el
ejército chileno y el yanqui se enterarían con facilidad y lo evitarían.
No olvidábamos que los yanquis descubrieron en 1961 que en Cuba se
habían instalado proyectiles rusos que de inmediato exigieron que fueran
retirados. Pero como jóvenes creíamos –junto al MIR- que había que
buscar las formas para defendernos ante las permanentes amenazas
imperialistas. Venezuela también tiene la obligación de defenderse ante
un empresariado e imperio agresivo que lo quiere dominar y controlar
todo. ¿Cómo no defender un proyecto igualitario que no solo pertenece a
Venezuela sino al mundo?
4. Los únicos modelos que conocíamos en 1973 eran los caminos
violentos para hacer triunfar las revoluciones. Poníamos los ejemplos de
dos revoluciones burguesas: como la francesa y la mexicana, pero
inmediatamente subrayábamos a la rusa, la china, la cubana y a los
países de Europa del Este, que habían accedido al gobierno como producto
de la violencia de la Segunda Guerra Mundial. Decíamos entonces con
Marx: que “la violencia es la partera de la historia”. Hoy, 44 años
después, muchísimas cosas han cambiado en los procesos políticos, pero
los golpes de Estado y derrocamientos no han parado; basta Paraguay,
Honduras y Brasil.
5. Ayer escribí: Apenas estuve 15 días en Venezuela en 2010, pero
antes –durante 10 años- me informé acerca del gobierno de Hugo Chávez y
los gobiernos anteriores, leí acerca de todo lo que sucedía en Venezuela
y en los hechos sólo fui a corroborar lo que ya sabía: a) que Chávez se
esforzaba por servir a los pobres; b) que el boicot de los empresarios y
el imperio contra la economía era grande; c) que se negociaba el dólar y
en el mercado faltaban mercancías; d) que para que el pueblo proteste
se guardaban las mercancías en grandes bodegas; e) que en las embajadas
se hacía propaganda contra Chávez; que todos los periódicos y
empresarios estaban contra él.
6. Salvador Allende, el primer político de izquierda que llegó en
1970 al gobierno de Chile por la vía electoral, hizo todo lo que pudo
por su pueblo, incluso entregó su vida defendiendo su gobierno; Chávez y
Maduro, siguiendo ese ejemplo electoral, han hecho todo por socializar o
igualar los derechos del pueblo y no han podido durante 17 años porque
los más poderosos ricos con el apoyo de los gobiernos de los EEUU, los
han bloqueado. El ejército venezolano sigue apoyando a su gobierno, pero
no sería difícil que con el dinero yanqui se pueda comprar a un traidor
al estilo Pinochet. ¿Qué haría un pueblo armado sin un gobierno
inteligente y capaz que lo dirija? (19/IV/17)
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