Las detenciones de inmigrantes indocumentados
sin antecedentes penales por parte del Departamento de Inmigración y
Aduanas de Estados Unidos se duplicaron con creces en los primeros meses
del gobierno de Trump, la señal más clara de que el presidente se ha alejado de la posición de su predecesor en materia migratoria.
Entre finales de enero y mediados de marzo, las detenciones
de inmigrantes en Estados Unidos crecieron un 32,6% respecto al mismo
periodo del año anterior. Y entre los extranjeros sin antecedentes delictivos, los arrestos se duplicaron, según estadísticas oficiales.
Según estadísticas obtenidas por el diario The Washington Post,
entre el 20 de enero, el día en que Trump tomó posesión, y el 31 de
marzo, fueron detenidos 21 mil 362 inmigrantes (5 mil 441 sin
antecedentes delictivos), por encima de los 16 mil 104 arrestos del
mismo periodo de 2016. La cifra es superior a la de 2015 (18
mil 31 arrestos) pero inferior a la de 2014 (29 mil 238). Entre enero y
marzo de 2014, se detuvieron a más inmigrantes sin antecedentes que al
inicio del mandato de Trump.
Trump ha descrito como demasiado tolerante la política migratoria de
Barack Obama y ha tomado pasos para romper con el enfoque del anterior
gobierno, que se centró en las deportaciones de los inmigrantes que
habían cometido delitos graves. Tras ganar las elecciones de noviembre,
el republicano dijo que priorizaría la expulsión de indocumentados con
antecedentes —habló de la salida de entre dos y tres millones de
personas— y que después ya vería qué sucedía con el resto de 11 millones
de sin papeles que se calcula hay en EE.UU.
El presidente firmó en febrero un decreto que abría la puerta a
deportaciones a gran escala al “limitar extremadamente” las excepciones a
las expulsiones y dar mucho más poder los agentes de inmigración, que
pueden detener a alguien por una “sospecha razonable”, lo cual dispara
el riesgo de abusos discriminatorios. Desde entonces, se ha extendido el
temor entre la comunidad latina y varias ciudades progresistas han
anunciado que su policía no cooperará con el Gobierno federal en las
deportaciones.
El miedo crece
pero la realidad, por ahora, es que algunas cifras siguen por debajo
que las que había durante la presidencia de Obama. El demócrata fue
apodado despectivamente el “deportador en jefe” en los círculos
migratorios al ser el mandatario que más indocumentados (unos 2,9
millones) expulsó de EE UU.
El incremento de las detenciones no ha alterado por ahora el número
de deportaciones. Las expulsiones entre enero y marzo cayeron un 1,2%
respecto al año anterior. Según el Post, han crecido las expulsiones de personas sin antecedentes, lo que alimenta el temor de la comunidad migratoria de que cualquier puede ser el blanco de la policía.
Los arrestos crecieron especialmente en las oficinas de ICE,
la agencia encargada de detener a indocumentados, en Nueva York, Boston y
Atlanta. Grupos de activistas advierten de que la política de
miedo ha desplomado las llamadas a la policía por parte de inmigrantes
que podrían comunicar un suceso, como un asalto sexual.
(Con información de The Washington Post, Notimex y Telemundo)
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