Luis Britto García
Fervorosamente invocan Estados Unidos y Canadá la aplicación de la llamada Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) contra Venezuela.
Pero
En ninguna publicación de la OEA ni en su página web
consta que Canadá o Estados Unidos hayan suscrito dicha carta, por lo
cual no tienen derecho a invocarla ni a asistir ni votar en sesiones
donde se debata su aplicación.
–El secretario general de la OEA intenta movilizar al Consejo Permanente para aplicar la Carta Democrática contra Venezuela.
Pero
El artículo 17 de dicha carta establece que la OEA sólo puede actuar
cuando el gobierno de un Estado miembro considere que está en riesgo su proceso político institucional democrático o su legítimo ejercicio del poder, lo cual no ha sucedido, sucede ni sucederá.
–La oposición intenta utilizar su mayoría en un solo poder, el
Legislativo, para destituir al presidente del Ejecutivo; remover a los
jueces del Poder Judicial, imponer su voluntad al poder electoral y
coaccionar al poder moral.
Pero
Es el propio Poder Legislativo el que atenta contra la
Constitución al empeñarse en incorporar a diputados, cuya elección ha
sido anulada por el mismo poder electoral, gracias al cual están en sus
curules todos y cada uno de los diputados de la oposición.
–El almirante Kurt W. Tidd, comandante del Comando Sur de Estados
Unidos, en su reporte al Comité de Servicios Militares del Senado de
dicho país, afirma que
la creciente crisis humanitaria en Venezuela puede eventualmente obligar a una respuesta regional.
Pero
El supuesto de crisis humanitaria no está previsto en la
Carta Democrática de la OEA ni tiene definición precisa en el orden
internacional, ni está presente en Venezuela, la cual, según la
Organización de Naciones Unidas, presenta un grado de desarrollo humano
alto, superior al de la mayoría de los países del hemisferio, entre
otros México, Brasil, Perú, Paraguay y Colombia, cuya crisis social
jamás ha movido a Estados Unidos a amenazarlos con una
respuesta regional.
–El delegado de Honduras ante la OEA convoca sorpresivamente a una
reunión del Consejo Permanente, asume sin haber sido elegido para ello
la presidencia de éste y 17 países de los 34 que integran el organismo
adoptan una decisión contra Venezuela, según la cual ocurre en ella
grave alteración inconstitucional del orden democráticoy se exige al gobierno de Nicolás Maduro que reconozca
la plena autoridadde la Asamblea Nacional.
Pero
El delegado de Honduras no puede convocar ni disolver
reuniones del Consejo Permanente, pues la presidencia de éste
corresponde al delegado de Bolivia y la vicepresidencia al delegado de
Haití, por lo cual la
grave alteración inconstitucional del orden democráticoocurre en la propia OEA, a la cual cabe exigirle que reconozca la
plena autoridaddel Consejo Permanente con la presidencia electa de Bolivia y la vicepresidencia de Haití.
–Al presentar la memoria y cuenta del Ministerio Público, la fiscal
general de la República se mostró en desacato con las sentencias 155 y
156 de la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia alegando
que
considero un deber histórico ineludibledenunciar
varias violaciones del orden constitucional y desconocimiento del modelo de Estado consagrado en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, lo que constituye una ruptura del orden constitucional, coincidiendo como por casualidad con los términos del nulo Consejo Permanente de la OEA.
Pero
El verdadero deber histórico ineludible de la fiscalía
era llevar ante los tribunales a la docena de oligopolios responsables
de la desaparición de 60 mil millones de dólares preferenciales en
importaciones fantasma y a los culpables del contrabando de extracción,
sin los cuales no habría desabasto ni Asamblea Nacional en manos de la
oposición.
–El pueblo sale a manifestar contra la derecha, que llama a la OEA, que llama al Comando Sur, que llama a la
respuesta regional.
Pero
Más útil sería manifestar contra los oligopolios que
desaparecen los dólares preferenciales que les otorga el gobierno y
contra los responsables del contrabando de extracción, sin los cuales no
habría escasez ni elecciones perdidas, ni tantas gallinas queriendo
cantar como los gallos.
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