En
la literatura latinoamericana contamos con excelentes escritores que
han puesto muy en alto a nuestra comunidad: once de los cuales han sido
galardonados con el Premio Nobel, como el peruano Mario Vargas Llosa; el
mexicano Octavio Paz; el colombiano Gabriel García Márquez; el chileno
Pablo Neruda; el guatemalteco Miguel Ángel Asturias; y la chilena
Gabriela Mistral. Todos han representado, con sus obras literarias, a la
comunidad latina/hispana a nivel mundial. Sin embargo, dentro de la
literatura hispanoamericana la representación de los afrodescendientes
ha sido excluida, muchas veces silenciada y la mayor parte de las veces
estereotipada. Esta exclusión, este silencio y este estereotipo no son
accidentales, son el resultado del concepto ideológico que estuvo
vigente en Latinoamérica durante los siglos XIX y XX con la creación del
modelo de estado conocido como la Nación Homogénea.
El modelo
filosófico de Nación Homogénea, como lo expuso el filósofo mejicano,
Luis Villoro, declaró la igualdad de toda la población en cuanto a
idioma, raza, costumbres y religión. Su objetivo fue transformar
naciones heterogéneas en sociedades homogéneas, a través del proceso de
la eliminación de toda clasificación racial y declarar a la población
bajo un solo enunciado oficial: “todos somos mestizos”. Es durante este
periodo en que se comienza a excluir del plano social, político y
económico, a grupos étnicos que no compartían los rasgos raciales y
culturales de la sociedad dominante.
Este modelo de sociedad
homogénea inspiró a algunos intelectuales, que mostraron en sus obras un
estereotipo de afrodescendientes latinos. Los representantes de esta
comunidad fueron vistos como entidades subordinadas, fieles a sus amos,
incultos, hechiceros, rebeldes, feos, malos, entre otros. Muchos de los
estereotipos asignados a los afrolatinos fueron de carácter burlesco y
peyorativo. En la obra Martin Fierro, del escritor argentino, José
Hernández, encontramos un ejemplo de lo expuesto anteriormente:
A los blancos hizo Dios,
a los mulatos san Pedro,
a los negros hizo el diablo
para tizón del infierno.
Durante
este periodo también surgieron escritores afrodescendientes que a
través de sus escritos presentaron una realidad diferente de su
condición social y humana en la comunidad latinoamericana.
Después
de la primera guerra mundial, nació el movimiento Negrista, o Negroide
con influencias, según eruditos, de los poetas y escritores del Caribe.
Este tipo de literatura incluyó las experiencias, el lenguaje y símbolos
de la comunidad afrolatina. Algunas de sus características son: la
profunda nostalgia hacia el África, los mitos, costumbres, y tradiciones
de los afrolatinos. Expertos atribuyen a Ildefonso Pereda Valdés,
escritor uruguayo, como el iniciador del movimiento literario Negrista,
cuyas poesías contribuyeron al nacimiento de la literatura afrocubana.
El poeta Pablo Neruda nos muestra en su obra, Bailando con los negros, el estilo de esta corriente literaria:
Negros del continente, al Nuevo Mundo
habéis dado la sal que le faltaba:
sin negros no respiran los tambores
y sin negros no suenan las guitarras.
Inmóvil era nuestra verde América
hasta que se movió como una palma
cuando nació de una pareja negra
el baile de la sangre y de la gracia.
En
el presente siglo una nueva corriente se abre camino en el mundo
literario latinoamericano, Quince Duncan la denomina Afrorealismo. Según
el escritor costarricense, esta nueva dimensión literaria se desvía del
main stream latinoamericano, es totalmente diferente a la literatura
Negrista, la corriente de Negritude y no forma parte del realismo
mágico. Duncan define el afrorealismo como “una nueva expresión, que
realiza una subversión africanizante del idioma, recurriendo a
referentes míticos inéditos o hasta ahora marginales, tales como el
Muntu, el Samanfo, el Ebeyiye, la reivindicación de las deidades como
Yemaya, y a la incorporación de elementos del inglés criollo costeño.”
Algunas características de esta nueva corriente literaria, según Duncan,
son la restitución de la voz afrolatina con uso de términos afro
céntricos, reivindicación de la memoria simbólica africana, reafirmación
del concepto de comunidad ancestral, la búsqueda y proclamación de la
identidad afro, entre otras.
No hay duda de que se ha iniciado una
nueva era literaria para la comunidad latina en general y la comunidad
afrolatina, en particular. Esta nueva corriente literaria, el
afrorealismo, nos permite, a los afrodescendientes, compartir la
literatura a nivel nacional e internacional, con voz propia y desde
nuestra experiencia. También nos da la posibilidad de remover la máscara
y las cadenas del estereotipo burlesco y peyorativo impuestas por las
clases dominantes, a nuestros ancestros africanos y a los
afrodescendientes.
Entendemos que no podemos ni debemos esperar
que otros hagan cambios por nosotros, estamos cocientes de la
importancia de nuestra participación en todos los medios políticos,
sociales y económicos ya que solo de esta manera podremos salir de la
sombra que nos ha mantenido oculta durante todos estos años. Es
imperativo que los afrodescendientes incursionemos en la literatura
produciendo poemarios y novelas literarias que resalten nuestra
verdadera identidad y nos conduzcan a ocupar un lugar digno en nuestras
sociedades. Exhorto a los afrodescendientes de toda Latino América a
unirse a este fuerzo humano y social para que juntos podamos lograr los
cambios necesarios en nuestras sociedades y ubicar nuestra raza en
lugares de prestigio y reconocimiento en Latinoamérica y los Estados
Unidos.
Julio del 2015
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Orlando
J. Addison es hondureño por nacimiento y ciudadano estadounidense;
sacerdote episcopal, Vicario de la Iglesia Santa Fe en Port St. Lucie,
Florida y egresado de la Universidad Autónoma de Honduras del área de
Ciencias Sociales. Es autor de varios libros, entre ellos la novela
Happy Land, que relata la tragedia de hondureños del club social en el
Bronx, NY; La Noche tuvo miedo, su primera colección de poesía bilingüe
traducida al Inglés por la poeta Jane Roberts; la novela Ernesto Gamboa,
ganadora del Premio Internacional del Libro Latino en la categoría de
Mejor Enfoque Latino; y su reciente poemario bilingüe, Canto Afrolatino
la que contó con la colaboración de la Lic. Lexy Medina de Baide.
Addison ha publicado artículos sobre la comunidad afrolatina y su
presencia en la literatura en el Nuevo Herald de Miami, La Red 21 de
Uruguay y otros periódicos hispanos en los Estados Unidos y América
Latina. Addison trabaja en la edición al inglés de su novela Ernesto
Gamboa. Su objetivo es cambiar la imagen negativa de los
afrodescendientes en la literatura hondureña y Latinoamericana. Addison
es padre de dos hijos, Nicole y Steven Addison. Addison vive con su
esposa Martha en Florida.
©2015 Padre Orlando J. Addison
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