Las sucesivas
actuaciones del actual secretario general de la Organización de Estados
Americanos (OEA), Luis Almagro, contra los procesos progresistas en
Nuestra América confirman sus estrechos vínculos con la Agencia Central
de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos.
Almagro, máximo
representante del “ministerio de las colonias de Washington”, dígase la
OEA, recibe sumas importantes de dinero de la CIA para desde su cargo
agredir a las naciones latinoamericanas y caribeñas donde se escenifican
procesos revolucionarios.
El “agente” uruguayo al servicio de
la mayor potencia extranjera cumple al píe de la letra las órdenes de su
amo en la arremetida que desde territorio estadounidense se orquesta y
materializa contra la soberanía y la integración de la Patria Grande.
El nuevo “palanganero” de la Casa Blanca, como igual bautizaron al
expresidente español José María Aznar por su servilismo sin límites al
exmandatario George W. Bush, se comporta como la principal punta de
lanza del imperio para revertir la correlación de fuerzas desde el Río
Bravo hasta la Patagonia.
El secretario general de la OEA, con
residencia permanente en Washington, tiene como tareas muy bien
remuneradas desestabilizar gobiernos progresistas y subvertir el orden
regional, y al mismo tiempo respaldar a la derecha y a regímenes
golpistas instaurados recientemente en Nuestra América.
Almagro
la ha emprendido abierta o solapadamente contra Venezuela, Bolivia,
Ecuador, Nicaragua y otras naciones, mientras se hace de la vista gorda
ante los actuales gobernantes neoliberales de Argentina, Brasil y
Paraguay, por citar algunos.
Poco o nada le interesa al
“palanganero” uruguayo la implementación de los acuerdos para el fin del
conflicto en Colombia, y mucho menos que la Patria Grande sea
definitivamente una Zona de Paz, como fue declarara por la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en su segunda Cumbre
celebrada en La Habana, Cuba, en 2014.
Claro que la CELAC, le
hace sombra a la OEA y a los intereses de esa arcaica y agonizante
organización manejada por EE.UU, y que insisten en resucitarla de
cualquier manera.
Por cierto, hablando de Cuba, Almagro parece
estar metido en las patas de los caballos, al pretender ser “actor” de
una nueva acción subversiva contraria a la mayor de las Antillas,
organizada desde el enclave terrorista norteamericano de Miami y por
conocidos mercenarios pagados por la CIA.
Según reportes de
prensa internacionales, el máximo representante de la OEA fue convidado a
recibir un galardón en La Habana que han inventado “opositores” cubanos
con el financiamiento miamense.
Por supuesto que las
autoridades del decano archipiélago caribeño se arrogan el derecho de
impedirle al “premiado” que entre en el país porque su postura
constituye un acto contra la soberanía de Cuba.
Conociendo a los
cubanos, es recomendable para el “agente” Almagro que deje a un lado su
excesivo protagonismo, y servilismo a Washington. La Revolución del 1
de enero de 1959 liderada por el histórico Comandante en Jefe Fidel
Castro y por el presidente Raúl Castro es experta en tratar a
injerencistas como el ahora secretario general de la OEA.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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