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lunes, 27 de febrero de 2017

Desde el otro lado Retórica fascista



Arturo Balderas Rodríguez
El pasado viernes 24, en un poblado de Kansas, tuvo lugar un lamentable hecho que ha causado consternación entre millones de migrantes en Estados Unidos. Dos ingenieros de origen indio charlaban tranquilamente en un bar cuando un individuo les gritó que se largaran de ese país, al que eran ajenos. Respondiendo al asombro de los comensales, el encargado del lugar ordenó al rijoso que se fuera de inmediato. El individuo salió y a los pocos minutos regresó con una pistola, y epítetos racistas por delante disparó contra los indios, matando a uno e hiriendo al otro. La FBI definió el atentado como crimen de odio. (NYTimes 25/2/17). Sobra decir que la comunidad de India ha manifestado su horror ante este crimen, y el propio gobierno de ese país ha expresado su preocupación por la suerte de muchos de sus ciudadanos que viven en territorio estadunidense.
Desafortunadamente, el hecho no es nuevo. Aunque sin los ribetes trágicos de lo sucedido en Kansas, hay cada vez más denuncias sobre agresiones verbales y físicas en contra de personas provenientes de otras naciones. Esta situación afecta especialmente a los originarios de México y Centroamérica, blanco frecuente de quienes se hacen eco de la retórica xenófoba y racista que Donald Trump ha venido utilizando desde que inició su campaña por la presidencia. Con sus expresiones, Trump se ha encargado de abrir la puerta de las catacumbas donde
por años habían anidado miles de fanáticos no diferentes al asesino de Kansas. Estos individuos se han visto vindicados por una retórica de odio que ha cristalizado en una ola de agresiones a lo largo y ancho de Estados Unidos.
A esta situación ahora hay que agregar la angustia que han causado las redadas indiscriminadas ordenadas por el presidente contra todo aquel cuyo perfil étnico sea diferente al de los blancos. A diario se reportan casos de padres o madres que salieron a trabajar o a dejar a sus hijos a la escuela y no regresan a su hogar porque fueron detenidos por la patrulla fronteriza, que se ha embarcado en una orgía de caza marcada por la ilegalidad y la violación de derechos humanos.
La respuesta a esta grave situación la están dando ya las propias comunidades agredidas, que en concurso con decenas de organizaciones defensoras de los derechos humanos están construyendo una gran coalición para exigir al huésped de la Casa Blanca el cese esta política inmoral y de su retórica, más a tono con la que caracterizó a los abominables integrantes del Tercer Reich.

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