Leonardo Arízaga*
El producto
interno bruto total de América Latina y el Caribe asciende a 5.6
billones de dólares. En otras palabras, los más de 620 millones de
habitantes que viven en los 33 países de América Latina y el Caribe
producen en un año 5.6 millones de millones (billones) de dólares
estadunidenses.
Según Oxfam, un valor muy superior, 7.6 billones de dólares, están
depositados en paraísos fiscales en todo el mundo. Se trata de una cifra
astronómica que pasa inadvertida pero que ya no podemos ignorar.
Mi país, Ecuador, tiene PIB anual de alrededor de 100 mil millones.
El Servicio de Rentas Internas de Ecuador ha calculado que
aproximadamente 30 mil millones han sido depositados en paraísos
fiscales en diferentes regiones del mundo.
Un ciudadano que no tiene nada que ocultar, deposita o invierte su
plata en su país o en otros estados en los que pueda tener negocios
lícitos. Depositar dinero en paraísos fiscales no ayuda a la
transparencia ni a la lucha contra la corrupción ni a detectar recursos
del crimen trasnacional organizado, más bien todo lo contrario. Los
paraísos fiscales permiten la evasión y la elusión fiscal, que privan de
recursos a los países para su desarrollo.
En esta materia, Ecuador ha tomado algunas decisiones que buscan
combatir la evasión y la elusión fiscal: 1. La modernización del
Servicio de Rentas Internas y la consolidación de una cultura tributaria
–que ha implicado que los ingresos tributarios ya sean mayores que los
petroleros–; 2. Negociamos constantemente acuerdos de intercambio de
información y convenios para evitar la doble tributación; y 3.
Incentivamos el retorno de capitales al país.
Sumado a lo anterior, el domingo 19 de febrero la mayoría de
ecuatorianos aprobó –en una consulta popular– que ningún político ni
funcionario público podrá tener bienes o capitales en paraísos fiscales.
Estas personas tienen un año para retirar sus fondos de los paraísos
fiscales; caso contrario, serán destituidas.
A nivel internacional, Ecuador ha propuesto una alianza global para
combatir y erradicar los paraísos fiscales. Para ello hemos propuesto la
creación de un órgano en Naciones Unidas para atender temas de justicia
tributaria y combatir los paraísos fiscales. Ecuador, como vocero de
134 países en desarrollo –conocido como el
G77–, impulsará esta iniciativa a lo largo de 2017 en los foros
internacionales, para que todas las naciones del mundo participen, de
manera democrática, en la creación de soluciones para este problema
global.
El combate a los paraísos fiscales va de la mano con el combate a la
pobreza y la inequidad. Se trata de un desafío inmenso, de un reto
impostergable.
*Embajador de Ecuador en México
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