Marchas, llamados a la resistencia y cierre de negocios y escuelas de costa a costa
Organizaciones advierten: vamos por más; convocan a un paro nacional para el 1º de mayo
Tan sólo en Washington la huelga en cafeterías y restaurantes afectó en el Senado y el Pentágono
En varias ciudades estadunidenses la comunidad inmigrante salió ayer a las calles en repudio a las políticas del presidente Donald Trump en materia de deportaciones. Es una pena que tengamos que vivir, añadió el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, en Twitter, que ayer convirtió un día sin inmigrantesen trending topic. La imagen, en ChicagoFoto Ap |
El día de ayer la realidad imitó a la ficción en
distintas ciudades de Estados Unidos. La amenaza de un día sin
inmigrantes se materializó desde primera hora entre marchas, llamados a
la resistencia y el cierre de negocios o escuelas en Nueva York,
Chicago, Filadelfia, Washington, Houston y Los Ángeles, entre otras
ciudades.
Trabajadores, estudiantes, madres de familia empujando sus carritos
de bebé y miembros de distintas organizaciones defensoras de los
derechos civiles de los inmigrantes marcharon de costa a costa, o se
abstuvieron de abrir sus negocios o acudir a la escuela.
La próxima cita será el 1º de mayo, cuando confían en que decenas de
ciudades se sumen a un paro nacional similar al de 2006, cuando 270
ciudades se sumaron a uno de los más importantes paros en la historia
reciente de EU.
En Washington, las marchas de varias organizaciones confluyeron desde
distintos puntos para avanzar por una arteria a sólo una cuadra de la
Casa Blanca. Con consignas contra la separación de familias y la cultura
de odio y racismo que se ha descarado aún más bajo la presidencia de
Donald Trump, miles consiguieron su objetivo de hacerse escuchar.
Casi al mismo tiempo, el presidente Donald Trump aseguraba en rueda de prensa que intentará abordar
con corazónla situación de entre 750 mil y 800 mil jóvenes indocumentados que llegaron en brazos de sus padres y a los que la administración Obama protegió con el programa de acción diferida conocido como DACA.
Este es uno de los temas más difíciles que tengo, porque
me parece muy duro hacer lo que la ley ordena exactamente. La ley es estricta, dijo Trump en un pronunciamiento que ha devuelto un poco de esperanza a unos jóvenes que hoy se encuentran en el limbo y ante la amenaza de la deportación.
Convencidas de que con la administración Trump no podrán bajar la
guardia, decenas de organizaciones multiplicaban ayer sus marchas, paros
de actividades y huelgas en distintos puntos del país.
Tan sólo en Washington el impacto de este paro de actividades en
restaurantes y comercios llegó hasta el Senado y el Pentágono, donde
tiendas de comida y cafeterías cesaron sus actividades ante la falta de
trabajadores.
Esto es lo que pasa cuando los inmigrantes no están presentes en sus puestos de trabajo, aseguró el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, quien mostró su solidaridad con la huelga de brazos caídos de los trabajadores hispanos en el Senado de EU que se reportaron enfermos.
Es una pena que tengamos que vivir una jornada sin inmigrantes para que algunos entiendan el valor y la importancia de su contribución a nuestra economía, a nuestro bienestar y a nuestra seguridad, añadió en un mensaje desde su cuenta de Twitter, que ayer convirtió
un día sin inmigrantesen trending topic.
A varias cuadras de distancia, en el Pentágono, varias concesiones de
comida rápida y cafés, incluidos Sbarro’s, Starbucks, Taco Bell, Burger
King y Qdoba, cerraron sus puertas. Según reconoció el capital Jeff
Davis, vocero del Departamento de Defensa,
empleados en varias de nuestras concesiones de alimento participan en la huelga de un día sin inmigrantes.
En esa misma ciudad de Washington, el famoso chef de origen español
José Andrés, reiteró ayer su mensaje de apoyo a la comunidad migrante
con el cierre de sus restaurantes Oyamel, Jaleo y Zaitinia:
Cerramos nuestra cocina para apoyar así a nuestro personal, muchos de ellos inmigrantes, que desean protestar por las políticas migratoriasque ha decidido impulsar la administración Trump, aseguró José Andrés al informar que todos sus restaurantes volverán a estar abiertos este viernes.
Aunque aún es pronto para conocer el impacto económico del boicot que
dejó tras de sí este día sin inmigrantes, miles se sumaron a las
marchas o a la huelga de brazos caídos desde el convencimiento de que ya
no es posible quedarse de brazos cruzadosante la amenaza de redadas y deportaciones que afectan a toda la comunidad migrante en Estados Unidos.
Es necesario que todos sumemos fuerzas. Que le digamos a Donald Trump: no en mi casa. No en mi condado. No en mi estado, aseguró ayer la supervisora del distrito en la ciudad de Los Ángeles, Hilda Solis, quien se sumó a la organización de
un día sin inmigrantes.
Desde Nueva York hasta la ciudad de Los Ángeles, una coalición de
organizaciones sin un liderazgo claro, pero convencidos de que es
necesario aprovechar el impulso que generaron las marchas en la ciudad
de Milwaukee el pasado lunes, salieron a las calles para manifestarse
contra las redadas y las deportaciones que mantienen en vilo a miles de
familias.
Toda la movilización se hizo a través de las redes sociales. De hecho, estamos preparando a través de las mismas un gran paro para el próximo 1º de mayo, que esperamos repita el éxito del 2006, cuando más de 270 ciudades se sumaron a la causa, aseguró Juan José Gutiérrez, de la coalición por los derechos plenos en California.
En Los Ángeles, donde se concentra una de las comunidades migrantes más grandes, el paro fue todo un éxito. Aunque no hubo numerosas marchas, sí cerraron muchos negocios, escuelas y universidades, añadió Gutiérrez.
En las ciudades de Maryland, Virginia y el distrito de Columbia,
cientos de jóvenes hijos de indocumentados marchaban y coreaban las
mismas consignas que han repetido sus padres o sus abuelos.
En la ciudad de Nueva York, aunque la marcha la protagonizaron
inmigrantes de origen hispano en su mayoría, la solidaridad de las
distintas minorías asiática o afroestadunidense se hizo patente con el
cierre de negocios o restaurantes de distintas nacionalidades.
En el Bronx, un residente informó a La Jornada que los
dueños paquistaníes y yemeníes, además de algunos mexicanos y
centroamericanos, cerraron sus tiendas de abarrotes en solidaridad con
el paro.
Varios restaurantes y cafés cerraron y/o expresaron apoyo por el paro
en otras partes de la ciudad. El Atolladero y Madre Mezcalería, en
Brooklyn, anunciaron que cerraban “en apoyo a los inmigrantes a nivel
nacional.
Somos un negocio de inmigrantes, empleamos muchos inmigrantes y estamos orgullosos de servir a nuestros clientes inmigrantes. Son los que hacen grande a Estados Unidos, aseguraron.
En Manhattan, los siete restaurantes de lujo de Blue Ribbon cerraron
sus puertas. El dueño, Eric Bromberg, comentó: “hay ocasiones en la vida
en las que el dinero no es lo más importante.
Apoyamos ciento por ciento a nuestros empleados, ya sean inmigrantes o nacidos en Estados Unidos. Cuando alguien que jamás ha faltado a su trabajo en 25 años llega y te pide un día libre para marchar contra la injusticia, la respuesta es fácil, señaló.
J. Jaime Hernández y David Brooks Periódico La Jornada
Viernes 17 de febrero de 2017, p. 27
No hay comentarios:
Publicar un comentario