Los especialistas esperan que los escenarios descritos fomenten los diálogos sobre el futuro de las instituciones democráticas en América Latina y contribuyan a una región más justa, próspera y segura.
Adital
Para debatir el futuro de la democracia en
América Latina, un equipo de 37 líderes de múltiples sectores y países latinos
proyectó cuatro posibles escenarios políticos de la región para los próximos 15
años. El estudio "Alerta Democrática: Escenarios para
el futuro de la Democracia en América Latina 2015-2030”es el resultado de seis meses de investigación bajo la coordinación de
Reos Partners, con apoyo de la Fundación Avina, Open Society Foundations y Ford
Foundation. Se espera que los escenarios construidos sean una plataforma para
el diálogo y la acción.
En el informe se destaca que los escenarios no
son una previsión del futuro sino hipótesis que se encuadran en una narrativa
coherente y que pretende ser "relevante, desafiante, factible y clara”. Las
propuestas traducen algunas alternativas de contrapeso entre los poderes,
mecanismos de prevención de la corrupción y la adecuada rendición de cuentas. También
reconocen como prioridades el fortalecimiento de los partidos políticos, las
nuevas formas de participación democrática, los modelos de desarrollo más
sustentables y la ampliación de las libertades civiles y políticas.
Según el grupo de especialistas, el contexto
latinoamericano se ha consolidado por gobiernos más democráticos y
participativos, con los países ofreciendo mejores condiciones de vida a los
ciudadanos, niveles más altos de salud y educación y la reducción del hambre y
la pobreza. Señalan que, según el Banco Mundial, entre 70 y 90 millones de
personas superaron la pobreza en la década anterior. Sin embargo, cerca del 30%
de los latinoamericanos todavía viven en la pobreza, lo que corresponde a 170
millones de personas. Esa "bonanza económica” estaría, por lo tanto, dando
señales de agotamiento y amenazando las conquistas ya logradas.
Los estudiosos indican que las "jóvenes
democracias” estarían expuestas al retroceso y correrían el riesgo de
convertirse en una "máscara, una fachada”, en la medida en que vuelven a
soluciones del pasado, tales como: cooptación y concentración hegemónica del
poder por parte de un sector/partido dominante, estructuras de gobierno
autosustentables prescindiendo de la sociedad, y disminución de las libertades y
de los derechos de los ciudadanos.
El fortalecimiento de la democracia estaría
demandando instrumentos y líderes que cuestionen los formatos tradicionales y
tengan capacidad para ofrecer respuestas a los nuevos desafíos sociales,
económicos, políticos y del medio ambiente. El estudio sería un punto de
"bifurcación”, del cual emergen múltiples caminos que América Latina podría
recorrer a corto, mediano y largo plazo.
Ante este contexto, los modelos se basan en la
relación entre la intensidad de la participación ciudadana y la capacidad de
innovación política. Los cuatro escenarios para América Latina de 2030 son:
1.Democracia
en transformación
2.Democracia
en movilización
3.Democracia
en tensión
4.Democracia
en agonía
Democracia en transformación
En este modelo, la ciudadanía es una fuerza
política que dialoga con las instituciones democráticas, promoviendo soluciones
innovadoras para problemas endémicos. Algunos países demuestran que es posible
superar las inercias estructurales, y que las organizaciones fundamentales del
Estado representan de manera genuina los intereses de la sociedad. Aquí se
fortalece la democracia en la región y la innovación institucional.
Este modelo se caracteriza por la
redistribución del poder, la revalorización de la política y la mejora de la
capacidad de gobernar con transparencia, a partir de reformas estructurales que
incentiven el ejercicio de los derechos ciudadanos y de la participación social
con inclusión y pluralismo. Hay un énfasis en la educación ciudadana para
reconstruir la ética civil. El desarrollo político y económico contempla
modelos sustentables y políticas redistributivas para reducir la pobreza y la
desigualdad. Está el agrupamiento de varios países en bloques comerciales y
políticos que insertan a la región con más fuerza en el mapa global.
En 2030, un grupo mayoritario de gobiernos,
empresas y entidades sociales en la región estaría comandado por un porcentaje
mayor de mujeres, que disfrutan de mejoras laborales y sociales.
Democracia en movilización
La ciudadanía en este escenario cuestiona el
poder político y genera innovaciones, pero todavía no tiene fuerza de
interlocución, diluyéndose en acciones fragmentadas. Sin embargo, comienza
paulatinamente a promover diversas transformaciones.
La participación ciudadana se caracteriza por
el activismo de redes paralelas y movimientos sociales, motivados por la
frustración provocada por el modelo democrático tradicional. La expansión de la
movilización social presiona al Estado y cuestiona el voto como mecanismo de
influencia y empoderamiento. Surgen nuevas formas de integración territorial
regional y agendas comunes de organismos multilaterales.
Factores como la innovación científica, el
mayor acceso a nuevas tecnologías, el uso del espacio público y la incidencia
institucional imponen algunos límites a los abusos del poder público o privado
y generan una influencia concreta en políticas públicas de mayor inclusión
social.
Democracia en tensión
Con una baja innovación política, este
escenario se caracteriza todavía por tradicionales "vicios políticos”, como los
sistemas bipartidarios excluyentes, el autoritarismo y la hegemonía
político-partidaria. Sería la democracia de la "apariencia, de la tensión y de
las disputas de poder entre diversas fuerzas políticas y económicas”, lo que
daría como resultado la frustración ciudadana.
Ante un escenario de concentración del poder,
la ciudadanía se ve incapaz de encontrar opciones inteligentes para combatir
los vicios que afectan la administración de los recursos. Prevalece entonces el
voto cautivo y la baja participación electoral. La eficiencia económica se
sobrepone a la justicia social y al equilibrio ambiental. Como consecuencia,
hay una pérdida de competitividad en relación con otras regiones del mundo.
Aquí, 2030 terminaría como una "nueva década de
oportunidades perdidas y frustraciones generalizadas para los
latinoamericanos”.
Democracia en agonía
En este escenario, la fuerza ciudadana es apática
y predominan el crimen organizado y la violencia en la estructura de poder.
Proliferan organizaciones y personas que utilizan la política para intereses
propios, lo que da como resultado el clientelismo, las dádivas, la corrupción,
la violencia y la impunidad. Los ciudadanos latinoamericanos oscilarían entre
el cinismo y la esperanza.
Los gobiernos, que presentan diversos grados de
autoritarismo, limitan o eliminan los derechos humanos y establecen en los
ciudadanos la cultura del miedo y del silencio. Con la inoperatividad de los
mecanismos redistributivos del Estado, se acentúa la pobreza, la desigualdad y
el desequilibrio ambiental.
Vea aquí el estudio en forma más detallada.
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