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martes, 13 de octubre de 2015

Bloqueo contra Cuba: Un bumerán para los intereses de EE.UU.

Por Roberto García Hernández*

Bloqueo contra Cuba: Un bumerán para los intereses de EE.UU.La Habana (PL) Representantes de compañías de transporte marítimo, del sector agrícola, de aerolíneas y múltiples entidades de Estados Unidos constataron en las últimas semanas que sus potenciales negocios con Cuba están seriamente limitados por el bloqueo contra la isla.
Según fuentes oficiales cubanas, este cerco unilateral impuesto hace más de medio siglo, costó a la mayor de las Antillas más de 833 mil 755 millones de dólares, además de daños humanos incalculables.

Sin embargo, ocasiona además serias afectaciones a los intereses económico-comerciales de Estados Unidos, e incluso a sus propios ciudadanos, cuyos derechos son violados al prohibírseles viajar a la isla y disponer de bienes y servicios producidos por entidades cubanas.

Cuando los enviados de las empresas estadounidenses que pretenden comerciar con Cuba estudian a fondo el tema o reciben explicaciones en el terreno, se percatan de que para hacer realidad sus expectativas hay muchos obstáculos que derribar.

El Gobierno de Estados Unidos otorgó en mayo pasado 15 licencias específicas a compañías de servicios de ferrys a la isla, pero estas no se han concretado, pues las disposiciones del bloqueo dificultan sus operaciones.

Especialistas cubanos aseguran que, de más de mil cruceros turísticos que se podrían recibir al año, solo entraron a puerto cubano 181, debido a que se necesitan licencias específicas del Departamento del Tesoro norteamericano.

A esto se agrega que quienes vienen en esas embarcaciones tienen que clasificar en las 12 categorías aprobadas en enero pasado por la Casa Blanca para llegar a la nación caribeña, pues el turismo sigue prohibido.

Además, la proscripción de este tipo de actividad durante muchos años provocó que no existan en la isla las infraestructuras imprescindibles.

En este contexto, la visita que realizó el 6 y 7 de octubre a Cuba la secretaria de Comercio estadounidense, Penny Pritzker, mostró una vez más el desconocimiento en la nación norteña sobre esta realidad que golpea a la isla, pero que también daña a la contraparte norteamericana.

La alta funcionaria reconoció que en Estados Unidos hay ignorancia sobre las regulaciones del Gobierno de Washington y las leyes cubanas.

Tenemos que trabajar para construir una nueva relación, en consonancia con la decisión anunciada el 17 de diciembre de 2014 por el presidente cubano, Raúl Castro, y su homólogo, Barack Obama, y en ese sentido fue fructífero el diálogo con las autoridades de la isla, destacó Pritzker.

La delegación que la acompañó estuvo integrada por expertos de los departamentos de Estado, Comercio y del Tesoro, quienes aportaron experiencias a sus homólogos locales y a la vez aprendieron de la realidad cubana y de su sistema sociopolítico.

Pritzker participó en un encuentro en el que la parte norteamericana explicó el alcance y las limitaciones -sobre todo estas últimas- de las regulaciones emitidas el 18 de septiembre pasado por el Gobierno norteamericano, para modificar aspectos puntuales de la aplicación del bloqueo.

Como parte de las amplias facultades ejecutivas que tiene el presidente Barack Obama para eliminar estas sanciones -y que no ha usado a fondo- los departamentos del Tesoro y de Comercio emitieron en esa fecha revisiones adicionales a los Reglamentos de Control de Activos Cubanos y los de Administración de Exportaciones.

Las medidas, que entraron en vigor el 21 de septiembre, mantienen intocables aspectos esenciales del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, considerado por las autoridades de la isla como el principal obstáculo hacia la normalización de los nexos bilaterales.

Quizás el único aspecto que avanzó realmente en este grupo de decisiones es el de las remesas, pues ahora se anulan los límites de estos envíos a Cuba.

En cuanto al comercio no aportan nada nuevo, pues sigue sin autorizarse la concesión de créditos y hasta la fecha la parte cubana tiene que pagar en efectivo y por adelantado lo que compra en Estados Unidos.

En resumen, las nuevas provisiones que la Secretaria de Comercio vino a explicar a la parte cubana, no abren ningún aspecto significativo en los vínculos bilaterales, aunque, a juicio de expertos, eso no quita el valor de su visita.

Esta funcionaria de alto nivel se convirtió en la segunda integrante del gabinete de Obama que llega a la isla en más de 50 años, después de que estuvo aquí el secretario de Estado, John Kerry, en la apertura oficial de la embajada el 14 de agosto pasado.

Por otra parte, el daño que causa el bloqueo a los intereses estadounidenses también fue constatado en semanas recientes por políticos, expertos y otras figuras de la sociedad de la nación norteña.

Uno de los ejemplos en este sentido fue el gobernador de Arkansas, Asa Huchinton, que estuvo aquí del 26 al 30 de septiembre, al frente de una amplia delegación de funcionarios estaduales y representantes de casi una veintena de compañías del sector agrícola, la industria farmacéutica y los fertilizantes.

El político republicano expresó su convicción de que el próximo paso hacia la normalización de las relaciones entre ambos países lo debe dar el Congreso: levantar las sanciones unilaterales contra la mayor de las Antillas.

En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, destacó que resulta vital que los miembros del Capitolio eliminen las prohibiciones que impiden a la isla caribeña obtener créditos para adquirir alimentos, interés especial de los productores de su estado.

De acuerdo con fuentes de Estados Unidos, las ventas agrícolas a Cuba alcanzaron 658 millones de dólares en 2013, pero cayeron a poco menos de 300 millones en 2014 y según estimados oficiales el intercambio pudiera alcanzar los mil 700 millones de dólares cuando no existan las restricciones vigentes.

De acuerdo con cálculos de medios de prensa especializados, en el Capitolio se presentaron cerca de 40 proyectos de leyes en meses recientes, algunas de las cuales tienen como fin levantar el bloqueo y otras, por el contrario, fortalecerlo para complacer a sectores ultraconservadores anticubanos.

Uno de los principales opositores a la eliminación de este cerco unilateral, el senador demócrata Robert Menéndez -involucrado en un escándalo de corrupción-, criticó el 7 de octubre pasado la política de Obama hacia la isla y pidió al jefe de la Casa Blanca revertir lo que ha hecho al respecto.

El senador Marco Rubio, precandidato republicano a las presidenciales de 2016, es otro de los que claman por revertir los logros que hubo hasta ahora en los nexos bilaterales.

Ambos legisladores van en sentido contrario a la corriente mayoritaria de la opinión pública estadounidense, que favorece la eliminación de las sanciones, y del deseo de Obama de librar los nexos bilaterales "de las ataduras del pasado", una de las cuales es precisamente el bloqueo.

Expertos en el tema señalan que el levantamiento de este cerco no se producirá de forma simultánea, sino en un largo proceso que intentará desmontar por partes el conjunto de legislaciones que lo rigen.

Las autoridades cubanas han reiterado que los avances hacia la normalización de los nexos Cuba-Estados Unidos dependerán principalmente de lo que ocurra en relación con el bloqueo.

Sin embargo, en el plano de la situación interna en el Congreso, a los promotores de la eliminación de este les espera una ardua lucha.

La reciente decisión del congresista republicano John Boehner de renunciar al cargo de presidente de la Cámara de Representantes, puso en crisis a los integrantes del partido rojo en ese hemiciclo, a menos de un año de las presidenciales de noviembre de 2016.

Especialistas señalan que esta revuelta contra Boehner, que algunos califican como un golpe de los sectores ultraderechistas, amenaza el funcionamiento mismo de la Cámara baja, que aún no ha podido llevar adelante asuntos vitales como el presupuesto gubernamental ni el alza en el límite de la deuda pública.

El liderazgo republicano ha reiterado que no permitirá avanzar los proyectos en el Congreso relacionados con el levantamiento del bloqueo, pero el peso de la opinión pública es tan fuerte que las principales figuras del Capitolio tendrán que repensar sus prioridades y al menos permitir un debate sobre el asunto.

Varios líderes del Legislativo que visitaron Cuba en los últimos meses aseguran que en esa rama del Estado existe un consenso bipartidista para eliminar el bloqueo, que además de afectar a la isla, constituye un verdadero efecto bumerán contra los intereses de Washington.

*Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina.

em/car/rgh

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