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sábado, 3 de octubre de 2015

El agua no se niega… pero se cobra


 

Roberto Campos*/Prensa Latina

El agua constituye el más importante tesoro, imprescindible para la vida, del cual un viejo refrán señala que no se niega, mientras la realidad en muchos lugares indica lo contrario, pues se cobra.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés) comentó oportunamente que de todas las crisis sociales y naturales afrontadas por los seres humanos, la de los recursos hídricos es la que más afecta la supervivencia del planeta.
Un informe mundial sobre el desarrollo de estos recursos, publicado en Kioto, Japón, enfoca además previsiones para 20 años.
El promedio mundial de abastecimiento de agua por habitante disminuirá en un tercio a causa del crecimiento de la población, la contaminación y el cambio climático, y por tanto influye negativamente en las economías, debido a las medidas y gastos necesarios para resolver el problema.
Teniendo en cuenta esos datos, en el mejor de los casos, a mediados del presente siglo, 2 mil millones de personas en 48 países sufrirán falta de agua.
En la lista de los territorios con más problemas aparecen Kuwait, que dispone de 10 metros cúbicos anuales de agua por habitante, la Franja de Gaza (52 metros cúbicos), los Emiratos Árabes Unidos (58 metros cúbicos), y las islas Bahamas (66 metros cúbicos).
Esa agua es un elemento en continuo movimiento con varios estados: sólido, líquido y gaseoso, resultado de la combinación del hidrógeno y oxígeno naturales.
Normalmente su fórmula se conoce por H2O, sin embargo, el agua pesada, cuyas propiedades físicas difieren ligeramente de las del agua ligera, tiene por representación química a D2O16.
Con todos estos elementos es fácil comprender la relevancia de proteger ese recurso, emplearlo correctamente y atenderlo como el mayor tesoro de los humanos, imprescindible para la supervivencia de la Tierra.
En algunos lugares difíciles para su obtención, los costos se agrandan en materia de canalizarla y distribuirla, y al ser imprescindible para la vida lleva un precio, tanto a nivel de familia como de determinadas estructuras y territorios. Precios que aumentan en la medida de la dificultad de conseguirla, ello sin contar los problemas de sequía cada vez más frecuentes, y que influyen en la erogación de cuantiosas sumas, tanto para canalizaciones, represas, como para fórmulas (como bombardeos de nubes) con el fin de provocar lluvias.

Ni oro ni plata: agua

El agua, ese líquido que está tan cerca del ser humano hasta el punto de inundar buena parte de su cuerpo, constituye la riqueza más relevante y sin la cual no podría existir la humanidad.
De manera imperfecta, algunos autores evaluaron el agua, en los comienzos de la vida, como un caldo que ayudó a mejorar la convivencia, pero es mucho más.
Por lo general, como se encuentra en la naturaleza, no puede ser empleada por el humano para su consumo, ni para usos industriales, pues carece de una pureza biológica y química.
Sin embargo, algunos manantiales, desde altas partes montañosas, sirven para el consumo. Son aguas muy apreciadas por quienes viven en el campo. Su curso va por el suelo y a través del aire, lo que provoca contaminación, o carga de materias en suspensión con partículas de arcillas y residuos de vegetación. Se trata de organismos vivos y sales diversas como cloruros, sulfatos, carbonatos o materia orgánica, entre otros, suficiente argumento para la creación de plantas potabilizadoras y sistemas modernos que la distribuyan, sumamente costosos, de ahí las afectaciones a las economías.
A estos elementos sumémosle la contaminación producida por el propio ser humano, asunto que hoy examinan los científicos como un serio peligro para la subsistencia.
Los médicos explican que una pequeña proporción de 22 a 34 por ciento del preciado líquido entra en los huesos, mientras en los tejidos se eleva a 70 y 80 por ciento hacia las viseras. Como mayor cantidad está la irrigada a los tejidos nerviosos, con una proporción del 82 al 94 por ciento; de ahí la recomendación de beber mucho líquido, sobre todo agua. En este sentido, constituye un disolvente en la digestión, mantiene las vitaminas, los minerales y los alimentos en solución para que fluyan desde las paredes del intestino hasta el torrente sanguíneo.
Algunos investigadores pronostican que se aproxima una nueva Era del Hielo, capaz de convertir a los fenómenos meteorológicos actuales en augurio de esa crisis climática. Entre tales voces, el español Luis Carlos Campos en su libro Calor glacial señala que los síntomas de una futura glaciación, cercana, son evidentes.
Para algunos países, el agua es el sustento fundamental con vistas a todo el proceso industrial. En ciertos productos, como es el caso de la fabricación de cerveza, constituye el elemento básico para la calidad de lo que luego se lleve al mercado, y para obtener un agua de calidad es necesario tener una inversión significativa. Por tanto, agua, dióxido de carbono y emisiones negativas tienen un vínculo con la industria, la producción de automóviles, los gases que emanan las fábricas y otros elementos sustanciales.
De ahí que ese simple vaso de agua, que en algunas culturas refieren “no se niega a nadie”, realmente tiene un precio sumamente elevado, esencial y de futuro para todas las economías del mundo.

Roberto Campos*/Prensa Latina
*Periodista de la Redacción de Economía de Prensa L

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