Autor: Prensa Latina
Roberto Campos*/Prensa Latina
El agua constituye el más importante
tesoro, imprescindible para la vida, del cual un viejo refrán señala que
no se niega, mientras la realidad en muchos lugares indica lo
contrario, pues se cobra.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés) comentó oportunamente que de
todas las crisis sociales y naturales afrontadas por los seres humanos,
la de los recursos hídricos es la que más afecta la supervivencia del
planeta.
Un informe mundial sobre el desarrollo de estos recursos, publicado en Kioto, Japón, enfoca además previsiones para 20 años.
El promedio mundial de abastecimiento de
agua por habitante disminuirá en un tercio a causa del crecimiento de la
población, la contaminación y el cambio climático, y por tanto influye
negativamente en las economías, debido a las medidas y gastos necesarios
para resolver el problema.
Teniendo en cuenta esos datos, en el
mejor de los casos, a mediados del presente siglo, 2 mil millones de
personas en 48 países sufrirán falta de agua.
En la lista de los territorios con más
problemas aparecen Kuwait, que dispone de 10 metros cúbicos anuales de
agua por habitante, la Franja de Gaza (52 metros cúbicos), los Emiratos
Árabes Unidos (58 metros cúbicos), y las islas Bahamas (66 metros
cúbicos).
Esa agua es un elemento en continuo
movimiento con varios estados: sólido, líquido y gaseoso, resultado de
la combinación del hidrógeno y oxígeno naturales.
Normalmente su fórmula se conoce por H2O,
sin embargo, el agua pesada, cuyas propiedades físicas difieren
ligeramente de las del agua ligera, tiene por representación química a
D2O16.
Con todos estos elementos es fácil
comprender la relevancia de proteger ese recurso, emplearlo
correctamente y atenderlo como el mayor tesoro de los humanos,
imprescindible para la supervivencia de la Tierra.
En algunos lugares difíciles para su
obtención, los costos se agrandan en materia de canalizarla y
distribuirla, y al ser imprescindible para la vida lleva un precio,
tanto a nivel de familia como de determinadas estructuras y territorios.
Precios que aumentan en la medida de la dificultad de conseguirla, ello
sin contar los problemas de sequía cada vez más frecuentes, y que
influyen en la erogación de cuantiosas sumas, tanto para canalizaciones,
represas, como para fórmulas (como bombardeos de nubes) con el fin de
provocar lluvias.
Ni oro ni plata: agua
El agua, ese líquido que está tan cerca
del ser humano hasta el punto de inundar buena parte de su cuerpo,
constituye la riqueza más relevante y sin la cual no podría existir la
humanidad.
De manera imperfecta, algunos autores
evaluaron el agua, en los comienzos de la vida, como un caldo que ayudó a
mejorar la convivencia, pero es mucho más.
Por lo general, como se encuentra en la
naturaleza, no puede ser empleada por el humano para su consumo, ni para
usos industriales, pues carece de una pureza biológica y química.
Sin embargo, algunos manantiales, desde
altas partes montañosas, sirven para el consumo. Son aguas muy
apreciadas por quienes viven en el campo. Su curso va por el suelo y a
través del aire, lo que provoca contaminación, o carga de materias en
suspensión con partículas de arcillas y residuos de vegetación. Se trata
de organismos vivos y sales diversas como cloruros, sulfatos,
carbonatos o materia orgánica, entre otros, suficiente argumento para la
creación de plantas potabilizadoras y sistemas modernos que la
distribuyan, sumamente costosos, de ahí las afectaciones a las
economías.
A estos elementos sumémosle la
contaminación producida por el propio ser humano, asunto que hoy
examinan los científicos como un serio peligro para la subsistencia.
Los médicos explican que una pequeña
proporción de 22 a 34 por ciento del preciado líquido entra en los
huesos, mientras en los tejidos se eleva a 70 y 80 por ciento hacia las
viseras. Como mayor cantidad está la irrigada a los tejidos nerviosos,
con una proporción del 82 al 94 por ciento; de ahí la recomendación de
beber mucho líquido, sobre todo agua. En este sentido, constituye un
disolvente en la digestión, mantiene las vitaminas, los minerales y los
alimentos en solución para que fluyan desde las paredes del intestino
hasta el torrente sanguíneo.
Algunos investigadores pronostican que se
aproxima una nueva Era del Hielo, capaz de convertir a los fenómenos
meteorológicos actuales en augurio de esa crisis climática. Entre tales
voces, el español Luis Carlos Campos en su libro Calor glacial señala que los síntomas de una futura glaciación, cercana, son evidentes.
Para algunos países, el agua es el
sustento fundamental con vistas a todo el proceso industrial. En ciertos
productos, como es el caso de la fabricación de cerveza, constituye el
elemento básico para la calidad de lo que luego se lleve al mercado, y
para obtener un agua de calidad es necesario tener una inversión
significativa. Por tanto, agua, dióxido de carbono y emisiones negativas
tienen un vínculo con la industria, la producción de automóviles, los
gases que emanan las fábricas y otros elementos sustanciales.
De ahí que ese simple vaso de agua, que
en algunas culturas refieren “no se niega a nadie”, realmente tiene un
precio sumamente elevado, esencial y de futuro para todas las economías
del mundo.
Roberto Campos*/Prensa Latina
*Periodista de la Redacción de Economía de Prensa L
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