Tras 39 años de su fallecimiento, el legado del líder de la
Revolución China, Mao Tse-Tung, permanece vivo en los pueblos del mundo,
y hoy su visión antiimperialista retumba en las nuevas generaciones
gracias a líderes como Hugo Chávez, quien plasmó trazos del pensamiento
revolucionario de Tse-Tung al proyecto de transformación socialista en
Venezuela, con los ideales de renovar al mundo y construir una sociedad
justa.
Este miércoles se cumple un aniversario más del fallecimiento de
Tse-Tung, ocurrido en Pekín el 9 de septiembre de 1976. Conocido como el
timonel de grandes rebeliones que abrieron las puertas para la
fundación de la actual República Popular China, la primera potencia
económica del mundo en términos del Producto Interno Bruto (PIB), nació
el 26 de diciembre de 1893, en la provincia de Hunan, ubicada al sureste
del gigante asiático.
El comandante Chávez hacía referencia a Tse-Tung en sus discursos. En
noviembre de 2011, durante el cierre de la décima comisión mixta
China-Venezuela, expresó: “Menos mal que existió Mao Tse Tung”, al
tiempo que destacó que las premisas fundamentales del líder asiático
eran la lucha contra el despilfarro, el capitalismo y la desigualdad,
desde la clase obrera.
Esas premisas quedan en evidencia en discursos como el que ofreció el
líder chino durante la apertura de la I Sesión de la Asamblea Popular
Nacional (primera legislatura) de la República Popular China, el 15 de
septiembre de 1954, cuando aseveró que “para hacer la revolución, se
necesita un partido revolucionario”.
“Sin un partido revolucionario, sin un partido creado conforme a la
teoría revolucionaria marxista-leninista y al estilo revolucionario
marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las
amplias masas populares a la victoria sobre el imperialismo y sus
lacayos”, dijo.
Nacido en una familia campesina humilde, Tse Tung se vio en la
necesidad de trabajar desde muy joven en las tierras de sus padres,
tiempo en el que descubrió que el campesinado y la clase obrera debía
convertirse en la fuerza motriz de la Revolución China, que años más
tarde lograría concretar.
Con la causa clara, Tse Tung se incorporó al Ejército de la nación,
donde comenzó a construir las bases de un liderazgo que se mantiene
vigente no solo en China, sino en el mundo entero.
Impulsado por los planteamientos de Karl Marx y Vladimir Ilich Lenin,
el líder chino colaboró en la fundación del Partido Comunista de China
en 1921, espacio desde el que iniciaría un proceso de trasformación
social y económica.
Desde el partido, Tse Tung se acercó mucho más al pueblo e ideó
mecanismos para impulsar el intercambio comercial y cultural de China.
Tras varias batallas ganadas, nace la República Soviética China, lo
que luego, el 1 de octubre de 1949, pasaría a ser República Popular de
China, nación que presidió desde 1954 hasta 1959.
La fundación de la nueva China permitió acabar con una sociedad
colonizada y marcó la victoria revolucionaria sobre el imperialismo y el
feudalismo en esta nación.
Los restos del máximo líder chino reposan en el mausoleo de la Plaza Tiannanmen, de la capital del país.
AVN
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