José Steinsleger / II
Buenos Aires.
La aparición de Néstor Kirchner tuvo algo de azar, de ruptura, de lo inesperado y fortuito. Por esto me gusta una imagen de Walter Benjamin en el sentido de que la historia no es acumulación, evolución, progresión, sino que es un dislocamiento.
El titular de la Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional (SPN), Ricardo Forster (RF), agrega:
Por supuesto que sin la lucha de los movimientos sociales, de los piqueteros, de la crisis del modelo neoliberal y el derrumbe del gobierno de Fernando de la Rúa, no hubiera pasado lo que pasó después. Pero el kirchnerismo fue la quiebra de un decurso.
¿
Dislocamientoy
decursocon respecto del peronismo?
RF: El kirchnerismo tiene, en efecto, un origen político con mucho
detrás. Sin embargo, todo el proceso posterior fue una ruptura de cierta
repetición de la vida social y política argentina. Una suerte de
reinvención que trajo la novedad, la sorpresa, la conmoción.
¿Cómo transcurrieron las distintas etapas del kirchnerismo?
RF: Primero fue la política de derechos humanos. Una causa que sólo
era reclamada por sectores minoritarios, pero que al transformarla en
acción le permitió a Néstor interpelar éticamente a la sociedad. Otra
etapa fue el conflicto con el sector agroexportador durante el primer
gobierno de Cristina. Y la tercera se inició con su muerte prematura,
cuando las intuiciones y simpatías dispersas de su política empezaron a
tomar fuerza y consistencia.
¿Por qué un político
tradicionalcomo Kirchner, quien llega a la presidencia con poco más de 22 por ciento de los votos, prioriza en su agenda los derechos humanos, causa que no garantiza votos?
RF: Néstor fue un político singular. Sentía que estaba en deuda con
su generación, con sus muertos, con su memoria política. Así comprendió,
con mucha intensidad, que no era posible una reparación de la Argentina
sin una nueva política de derechos humanos. Y vislumbró que por allí
estaba la posibilidad de un fortalecimiento ético para un proyecto que
necesitaba legitimidad y legitimación.
¿Cuál fue la reacción de la sociedad?
RF: La derogación de las leyes de
punto finaly
obediencia debidafue una señal que tuvo un impacto emocional, político y cultural muy fuerte. La vuelta a la trama judicial, los juicios contra los genocidas, la decisión de reformar la Corte Suprema sorprendieron a toda la sociedad. De repente, los argentinos oían a un presidente decir que venía en nombre de una
generación diezmada, mientras en el Colegio Militar ordenaba al jefe del Ejército descolgar los cuadros de Videla y otros responsables del terrorismo de Estado (1976-83).
¿Y la de los partidos políticos?
RF: La inmensa mayoría de la sociedad argentina había cerrado el
expediente de los derechos humanos. Mal cerrado, pero cerrado. Para el
alfonsinismo fue parte de una circunstancia histórica, y al peronismo
institucional jamás le interesó el tema. Entonces, Kirchner rompe con
una perspectiva, una línea, una historia del peronismo, introduciendo
una mirada y acciones económicas, políticas, sociales y jurídicas que
fueron perturbadoras para los partidos.
¿En qué consistió su propuesta?
RF: Todas las medidas del primer gobierno kirchnerista revistieron un
carácter progresista, de ampliación democrática, de reparación, y que
iban dirigidas a salir de la noche social. Lo primero que hace Néstor es
acercarse a los movimientos sociales, diciéndoles que el Estado no los
iba a reprimir, sino que los iba a incorporar a un proceso de
reconstrucción de la vida social.
¿Ahí es cuando surgen agrupaciones juveniles como La Cámpora y otras similares?
RF: No. La Cámpora empieza un poco después, a partir de la ofensiva
golpista del sector agroexportador (inicios del primer gobierno de
Cristina), junto con las asambleas de los intelectuales de Carta
Abierta, el debate sobre la ley de medios, y programas de Tv pública de
gran audiencia como 678.
¿Cómo tomó Kirchner los análisis de Carta Abierta?
RF: Néstor llegó a nosotros cuando ya no era presidente y una semana
antes de lo que iba a ser el voto contra la ley de retención a las
exportaciones agropecuarias. Allí comprendió que Carta Abierta era algo
distinto, y de nuestros documentos tomó expresiones como
clima destituyente,
restauración conservadora,
nueva derecha. Con Néstor se dio un diálogo, y en momentos de gran soledad se preguntó:
¿Quiénes son estos tipos? ¿Cómo es que me apoyan estos tipos que vienen del mundo universitario y de la cultura, y que al estilo de las clases medias argentinas, al modo venezolano, son todas antikirchneristas?
¿Cristina lee los documentos de Carta Abierta?
RF: Me consta que sí. Pero no somos
usina ideológicao interlocutores cotidianos que nos juntamos con la presidenta para discutir de política. Hubo una sola reunión importante con ella, a inicios de 2009, y por pedido nuestro.
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