Colombia Informa
Adital
El máximo
comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, Nicolás Rodríguez
Bautista – más conocido como ´Gabino´ - atendió el pedido de entrevista realizado
conjuntamente por los periódicos Brasil de Fato,Resumen Latinoamericano y laAgencia
Colombia Informa. Por escrito, el líder histórico del ELN hizo llegar las respuestas
a un cuestionario que abordó los temas más candentes de la coyuntura política colombiana:
las movilizaciones sociales y la persecución del gobierno; el rol de los medios
de comunicación; la injerencia norteamericana; los motivos de la vigencia de las
organizaciones armadas y las búsquedas de solución política al conflicto. Por último,
´Gabino´refiere al estado, poco conocido en la actualidad, de la relación entre
esta guerrilla y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) con un anuncio
que podría cambiar el curso de las actuales negociaciones de paz: las gestiones
avanzadas para el relanzamiento de una coordinadora guerrillera que unifique estrategias
de ambas insurgencias, al estilo de la coordinación que existió en los 90, en el
momento de mayor acumulación de fuerzas de las guerrillas en el país. "Será
un mensaje muy importante para el pueblo colombiano que espera la unidad de los
revolucionarios", afirma el líder del ELN.
¿Por qué mantiene vigencia el conflicto armado
en Colombia?
Nicolás Rodríguez Bautista: Porque a diario se
reproducen las causas que lo originaron, es decir, la exclusión social, los extremos
entre riqueza y pobreza. Persiste la negación de los derechos a las mayorías, la
antidemocracia, la respuesta violenta a los reclamos y a las posturas críticas al
régimen. Continúa el abandono del Estado en importantes territorios y su complicidad
con los carteles mafiosos, las bandas delincuenciales y el paramilitarismo que,
lejos de haber desaparecido, se mantiene con nuevas fuerzas en estrecha relación
con las Fuerzas Armadas y con empresarios, políticos, comerciantes y terratenientes.
A esa realidad hay que sumarle un agravante: la libertad de los más reconocidos
jefes paramilitares que tienen intactos sus capitales y sus niveles de poder.
Comandante Nicolás Rodríguez Bautista hace revelaciones sorprendentes sobre la actuación de las guerrillas en tiempos de acuerdos de paz. |
¿Quiénes son los actores y cuáles los intereses
geopolíticos enfrentados en ese conflicto?
NRB: En documentos desclasificados por los Estados
Unidos queda clara la participación de la CIA en el magnicidio del dirigente popular
Jorge Eliecer Gaitán. Desde 1961, en el fragor de la llamada Guerra Fría, un general
gringo instruyó a la cúpula militar colombiana en la creación de grupos de civiles
armados, en tareas de inteligencia al servicio de las Fuerzas Armadas. Dichos grupos
evolucionaron a las estructuras paramilitares que cubrieron el territorio nacional.
La injerencia política de los Estados Unidos en los asuntos internos colombianos
es innegable. Hace pocos días, el presidente Santos [Juan Manuel Santos,
presidente de Colombia] declaró que la política antidrogas había sido un fracaso.
Sin embargo, no se refirió a las gravísimas consecuencias de ese plan contrainsurgente
en la vida del país. Por otro lado, Colombia depende económicamente de los designios
del FMI [Fondo Monetario Internacional] y del Banco Mundial. Desde la embajada de
EEUU en Colombia se lideran los planes contrainsurgentes. La presencia de asesores
militares y marines norteamericanos es el pan de cada día en Colombia. Todo este
panorama intervencionista es convenido a satisfacción de la clase dominante colombiana.
Por todo
lo anterior, además de muchas otras realidades históricas que se remontan a los
tiempos de Bolívar [Simon Bolívar, heroe de la independência colombiana] y que no
caben en un par de cuartillas, los intereses enfrentados en el conflicto social,
político y armado que vivimos en Colombia se siguen debatiendo entre, por un lado,
los imperialistas y la oligarquía colombiana – siempre fiel a los intereses de EEUU
– y del otro, el pueblo y la nación.
¿Cómo se ve el ELN en un escenario de firma
de acuerdos con el gobierno colombiano?
NRB: Si en el proceso de paz se dan normas de seguridad
y garantías plenas para la oposición política, la insurgencia tendría el espacio
para seguir la lucha por sus objetivos de justicia y equidad social, democracia
y soberanía que se le ha negado hace más de medio siglo.
Ahora
que el gobierno plantea diálogos para buscar la paz, estamos prestos a examinar
si esa oferta es realista y si es posible seguir la lucha desde espacios legales.
Los mayores riegos están en los sectores guerreristas que hacen parte del poder
y que se oponen a la paz por la vía legal e ilegal, sectores que hoy son bastante
poderosos.
¿Cómo cree que se podría garantizar la participación
de la sociedad en el proceso de paz, de qué forma imagina la relación de esa instancia
social con las mesas de diálogo que mantienen ambos grupos insurgentes?
NRB: En principio, el gobierno debe entender que
un proceso de paz en Colombia, para que sea exitoso, requiere la participación de
la sociedad históricamente excluida de la vida política del país, es decir, la mayoría
de los colombianos y colombianas que han padecido los rigores del conflicto. Si
el gobierno lo comprende así, la forma de
concretar la participación de la sociedad es un asunto práctico. Hay diversas formas
para hacerlo y las mismas organizaciones populares proponen fórmulas, cuentan con
la capacidad, la idoneidad y lo saben hacer. Siempre hemos afirmado que sin su plena
participación, el proceso de paz será un fracaso.
Hay una
base para avanzar en ello y es que, en la agenda pactada entre el ELN y el gobierno, ese punto ya está definido.
En las últimas semanas se han presentado represiones
a las protestas sociales, asesinatos y detenciones a líderes sociales y políticos.
¿Cómo incide esto en los diálogos entre el gobierno y las insurgencias?
NRB: Lo que ustedes plantean es patético. Hasta
hoy los avances de paz no se sienten hacia las masas, por el contrario, al movimiento
popular y social se le persigue, estigmatiza, descalifica, encarcela y se sigue
asesinando a sus dirigentes. Y la situación es aun más grave. Los grandes medios
pretenden silenciar la oposición de izquierda y acreditar como "oposición"
a la corriente guerrerista encabezada por el senador Uribe [Álvaro Uribe,
expresidente de Colombia], quien fundamenta sus posturas en acciones contestatarias
y pendencieras. Su propósito es polarizar al país a partir de una reedición de la
estrategia belicista de sus 8 años de gobierno.
Por otro
lado, es necesario reafirmar que el proceso de paz en Colombia es incipiente si
se tiene en cuenta que es mucho más lo que se habla que los avances prácticos. Un
proceso de paz serio requiere de una pedagogía con el pueblo, los estamentos del
Estado y los diversos sectores sociales. Contrario a esto, el gobierno usa un lenguaje
descalificador y satanizador contra la insurgencia
cuando es urgente iniciar esa pedagogía a la par del desarrollo de los diálogos.
En esta temporada preelectoral los intereses politiqueros del poder se establecen
por encima de la paz auténtica y ninguna fuerza del poder se escapa a ello.
¿Qué muestras de vocación de paz esperaría el
ELN de parte del gobierno nacional?
NRB: En la respuesta anterior hay elementos que
responden esa pregunta. Querer la paz es ser coherente, no caer en la retórica.
Una muestra de paz del gobierno sería el cese al fuego bilateral sin condiciones
y con claras reglas del juego como una estricta verificación de organismos nacionales
conformados por las comunidades de las zonas de conflicto y organismos extranjeros
nombrados por las partes. Así mismo, es indispensable que no se siga criminalizando
el movimiento popular y social.
¿Cómo ve el papel que juegan los grandes medios
de comunicación en el cubrimiento de la guerra y los procesos de paz?
NRB: Juegan un papel protagónico, porque generan
opinión e inducen. En Colombia, al ser privados tales medios, juegan a favor de
los grandes capitales opuestos a la paz o sesgados a posturas unilaterales. Hablan
por el establecimiento y sus Fuerzas Armadas, actúan dentro de una línea contrainsurgente
que descalifica y sataniza la insurgencia, lo que implica una verdadera traba para
la paz porque se pierde el equilibrio de la información y se sacrifica la verdad.
Hay que
aclarar por supuesto que no nos referimos a los periodistas sino a los dueños, quienes
definen su dirección, línea editorial y el perfil de lo que se informa o lo que
se oculta. Es urgente en el proceso de paz acordar un equilibrio informativo. No
es sencillo pero es indispensable porque un proceso de paz requiere información
objetiva en su desarrollo para de esa manera evitar la manipulación que hoy es tan
común. Ante todo, la paz.
En el último periodo se han dado a conocer comunicados
y expresiones de afinidad entre las FARC y el ELN. ¿Se podría reactivar un escenario
como el que se dio en los 90 con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar?
NRB: Este es uno de los temas importantes que hemos intercambiado entre el Secretariado
[de las FARC] y el Comando Central [del ELN], organismos estratégicos encargados
de darle vía libre a este importante salto para la unidad insurgente. Las dos organizaciones
hemos hecho un sondeo en la militancia y una muy amplia mayoría de las dos fuerzas
respaldan el relanzamiento de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar.
No hay
duda de que este salto fortalecerá la unidad de la insurgencia y será un mensaje
muy importante para el pueblo colombiano que espera la unidad de los revolucionarios.
Tanto en los compañeros de las FARC como del ELN somos conscientes que este es un
reto que debemos asumir con mucha madurez y decisión porque la unidad es indispensable
para avanzar en los objetivos estratégicos tanto de la insurgencia armada como para
las luchas del pueblo y la nación.
FARC, avances en La Habana; ELN, buscando destrabar
el último punto
A pesar
de que aun no se logra establecer un cese al fuego bilateral, las negociaciones
de La Habana entre el Gobierno y las FARC presentan avances sustanciales. Por su
parte, el ELN avanzó en la fase exploratoria de las negociaciones que, hasta ahora,
han tenido como base provisoria encuentros en distintos países de la región. En
este caso los puntos de la agenda de negociación que esta guerrilla ya lleva acordados
con el gobierno son: participación de la sociedad, democracia para la paz, transformaciones
para la paz, víctimas, fin del conflicto e implementación y refrendación de los
acuerdos. El punto que refiere a la dejación de armas es el más conflictivo, ya
que para el gobierno esa definición resulta fundamental mientras que para esta guerrilla,
tal formulación no sería aceptada y en cambio propondrían una fórmula que se exprese
como "no utilización" de armas en el marco de un proceso de desescalamiento
del conflicto.
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