Democracy Now!
Jorge
Mario Bergoglio, el argentino de 78 años de edad mejor conocido en el
mundo entero como el papa Francisco, realizó su primera visita a
Estados Unidos esta semana, llevando consigo su singular mirada papal
progresista. Casi la cuarta parte de la población estadounidense se
identifica como católica, pero como líder religioso mundial, la
influencia del Papa se extiende mucho más allá de la comunidad
católica. El Papa ha criticado de manera muy directa buena parte de la
base de la sociedad estadounidense: el capitalismo, el consumismo, la
guerra y el fracaso a la hora de abordar el cambio climático. Pero si
bien el papa Francisco es una figura muy querida, su visita también
genera polémica, dado que mantiene el antiguo dogma católico en lo que
refiere a las mujeres en el sacerdocio, los anticonceptivos y el
aborto. Ha provocado además la indignación de muchas personas de
ascendencia indígena al reabrir heridas ocasionadas durante la violenta
colonización española de California hace más de dos siglos.
Tras
convertirse en papa, muchos se vieron sorprendidos por la decisión de
Francisco de no usar los atavíos típicos de la máxima posición de la
Iglesia Católica. El nuevo papa prefirió vivir en las instalaciones
para huéspedes del Vaticano en lugar de hacerlo en los Apartamentos
Papales del ornamental Palacio Apostólico. Viste un simple hábito
blanco, en lugar de las sotanas cubiertas de oro que vestían sus
predecesores. Viaja en autobús cuando se desplaza dentro de Roma.
Parece ser que este papa, el primero venido del sur y el primer papa no
europeo desde que un sirio ocupó el cargo en el año 741, predica con el
ejemplo.
El papa Francisco marcó un hito en la historia del
clero el pasado mes de mayo al dar a conocer una encíclica papal sobre
el medio ambiente y el cambio climático a la que llamó, en latín,
Laudato Si, que en español significa: “Alabado seas”. Tomó esas
palabras del santo por el que eligió su nombre, San Francisco de Asís,
y comenzó la encíclica de la siguiente manera: “San Francisco de Asís
[…] nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana,
con la cual compartimos la existencia, [...] Esta hermana clama por el
daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los
bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos
sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla”.
El
Laudato Si es el contundente llamado del papa a tomar medidas respecto
al cambio climático. Conlleva además una dura crítica al capitalismo.
Consideremos solo uno de los párrafos de la encíclica de 40.000
palabras:
“La economía asume todo desarrollo tecnológico en
función del rédito, sin prestar atención a eventuales consecuencias
negativas para el ser humano. Las finanzas ahogan a la economía real.
No se aprendieron las lecciones de la crisis financiera mundial y con
mucha lentitud se aprenden las lecciones del deterioro ambiental”, dice
la encíclica.
Previamente este año, en Bolivia, el Papa citó a
otro teólogo católico para expresar: “Detrás de tanto dolor, tanta
muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea
llamaba ’el estiércol del diablo`. La ambición desenfrenada de dinero
que gobierna”.
En ese mismo discurso pronunciado en Bolivia, un
país de ascendencia mayoritariamente originaria, el papa Francisco
expresó también: “Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves
pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”.
Sin embargo, a pesar de sus disculpas, el papa Francisco siguió
adelante con sus planes de canonizar al misionero católico del siglo
XVIII Junípero Serra, que construyó las misiones católicas ubicadas a
lo largo de la costa de California, desde México hasta San Francisco.
Valentin
Lopez es el presidente de la organización tribal del pueblo indígena
Amah Mutsun y ha encabezado los esfuerzos de oposición a la decisión
del papa Francisco de canonizar a Serra. Lopez dijo en el noticiero de
“Democracy Now!”. “Junípero Serra fue cruel con los pobladores
originarios de California. Fue el primer padre presidente de las
misiones. En consecuencia, fue su responsabilidad desarrollar los
sistemas, reglamentaciones y políticas de captura, custodia y retención
de los indígenas. Salían con los soldados, capturaban a los indígenas
por la fuerza y los llevaban hasta la misión. Una vez que ingresaban a
la misión, no podían salir. Eran mano de obra para la misión, mano de
obra esclava para las misiones. Si huían, enviaban a los soldados a
capturarlos y traerlos de regreso, y luego los azotaban reiteradamente,
a veces durante todo un mes". Lopez se refirió además a las
violaciones, saqueos, trabajos forzados y, quizás principalmente, a las
enfermedades transmitidas por los colonizadores españoles que
provocaron un genocidio. Lopez continuó: “En el inicio del período de
las misiones había 30.000 indígenas Ohlone en el territorio que va
desde Monterrey hasta San Francisco. Al final del período de las
misiones quedaban menos de 100. En total, unos 150.000 indígenas de
California murieron a manos del sistema desarrollado por Junípero
Serra”.
Hijo de inmigrantes, el papa Francisco es un férreo
defensor de los refugiados en todo el mundo. Quería ingresar a Estados
Unidos, no por avión, como finalmente hizo, sino a pie. Dijo, en sus
propias palabras: "Ingresar a Estados Unidos desde la frontera con
México sería un hermoso gesto de hermandad y apoyo a los inmigrantes".
En tiempos de la actual campaña presidencial estadounidense, plagada de
odio contra los inmigrantes, se necesita mucho el mensaje de
solidaridad y tolerancia del papa.
En la Iglesia Católica, como
en todas las religiones, abundan las contradicciones. Aún así, el papa
Francisco parece tener la intención de forjar un nuevo camino, un
camino progresista.
© 2015 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Fernanda Gerpe. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario