El Salvador y Costa Rica
El domingo pasado se realizaron elecciones presidenciales en El
Salvador y Costa Rica. La sorpresa se dio este último país, donde el
oficialista PLN retrocedió al segundo lugar. Quien ganó la elección no
fue, sin embargo, el Frente Amplio -que parecía perfilarse como una
opción de peso de acuerdo a las diversas encuestas que circulaban, y
sin embargo quedó en el tercer lugar- , sino el Partido de Acción
Ciudadana (PAC), quien ahora deberá enfrentar al PLN en el ballotage,
el próximo 6 de abril. En El Salvador, los resultados convalidaron las
encuestas previas, dándole un triunfo nítido al FMLN sobre la alianza
conservadora ARENA.
Durante la campaña electoral en
Costa Rica, la “guerra sucia” contra Villalta (FA) se acrecentó a
medida que este subía en los sondeos. La estrategia del PLN, partido de
gobierno, fue asediarlo mediáticamente, intentando desgastar el
crecimiento del jóven abogado, quien incluso cosechó simpatías a nivel
internacional. A juzgar por los resultados, lograron su cometido,
aunque haciendo crecer -sin saberlo y sin quererlo- a Luis Solís (PAC),
quien burló a las encuestas que lo ubicaban en un promedio de 10%,
triplicando esa cifra y accediendo al ballotage con una propuesta de
corte centroizquierdista.
Hubo, sí, un lugar común
entre Villalta y Solís, que probablemente haya capitalizado mayormente
este último por los “fantasmas” creados alrededor de la candidatura del
primero: la crítica a la “política tradicional”, que indudablemente
tuvo aceptación entre los electores, haciendo retroceder 18% al PLN
respecto a la elección de 2010. Hubo, sin dudas, un desgaste de la
gestión de gobierno, que el propio Araya intentó disimular durante su
campaña, reconociendo los errores cometidos.
En
cuanto al Frente Amplio, si bien hay que destacar que estuvo lejos del
lugar de protagonismo que le daban las diversas encuestas, también vale
mencionar el crecimiento que tuvo respecto a la candidatura de 2010. En
aquel entonces, y con sólo 0.6%, accedió al Congreso con un diputado
-justamente, José María Villalta-. Hoy, sólo cuatro años después, llegó
al 17.13%, logrando un bloque de diez congresales, y convirtiendosé en
la fuerza de mayor crecimiento entre ambas elecciones. Sus votos serán
claves para definir el ballotage.
En El Salvador,
el escenario fue menos sorpresivo. En general, la mayoría de las
encuestas advirtió de un escenario que luego sí sucedió, a contramano
de lo acontecido en Costa Rica. El Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN) ganó la elección con el 48,82%, frente al
38.95% del conservador ARENA (Alianza Republicana Nacional). De esta
forma, habrá segunda vuelta, el próximo 9 de marzo, entre el ex
guerrillero Salvador Sánchez Cerén y Norman Quijano, con amplias
posibilidades para que el FMLN acceda a un nuevo período de gobierno
-estuvo a sólo 1% de ganar en primera vuelta-.
La
algarabía del contundente triunfo fue instantánea en el bunker del
FMLN. “ Todos los ejemplos que hemos tenido en América Latina nos dicen
que, con esta amplia ventaja en primera vuelta, es muy remoto que
perdamos en segunda. Antes bien, vamos a ampliar el margen de votos” ,
dijo ante los medios de comunicación Sigfrido Reyes, presidente de la
Asamblea Legislativa, al conocer los primeros datos. Instantáneamente,
Salvador Sánchez salió a intentar captar los votos de Unidad -tercero
en la elección con 11.44%-, votos que también serán decisivos pensando
en marzo próximo.
La campaña de Quijano fue armada
y planificada por Juan José Rendón, empresario venezolano residente en
Florida, EEUU -quien además asesoró en la última década a Álvaro Uribe,
Juan Manuel Santos y Enrique Peña Nieto-. La estrategia de Rendón, el
“cerebro” de la derecha latinoamericana, consistió en hacer hincapié en
el problema de la inseguridad, proponiendo una resolución de nítida
“mano dura”. Por ello, en el tramo final de la campaña Quijano llegó
incluso a decir que iba a hacer uso de los poderes constitucionales
para poder “militarizar la seguridad pública”. Rendón apuntó a cosechar
un “sentido común” con un tema sensible para la opinión pública
salvadoreña. Aún así, más de 260 mil votos separaron al candidato del
FMLN y a Arena, validando la campaña propositiva de Salvador Sánchez y
dejándolo en las puertas de un nuevo periodo de gobierno en El
Salvador, siempre y cuando los votos de Unidad vayan mayoritariamente
en apoyo a su candidatura.
Juan Manuel Karg. Licenciado en Ciencia Política UBA. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación - Buenos Aires
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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