Guatemala
El
9 de agosto, autoridades de once pueblos mayas y del pueblo xinca de
Guatemala, realizaron un encuentro en el departamento de Totonicapán,
el cual resulta muy significativo políticamente en la actual coyuntura
nacional.
En dicho encuentro compartieron sus experiencias de lucha ante el despojo que están padeciendo ante la embestida de los proyectos mineros, hidroeléctricos, la expansión de la palma y la caña, los megaproyectos como el canal interoceánico (o canal seco) y los cobros excesivos en materia de energía eléctrica, así como ante el conjunto de políticas y acciones procedentes del Estado racista que gestiona los intereses de los capitales interesados en continuar, profundizar y expandir tal saqueo.
Dicha reunión constituyó un encuentro de voces, historias y experiencias articuladas por la agresión del capital y del Estado que impone un modelo de desarrollo que reproduce las condiciones de miseria, de expolio y de desposesión en todo el país. Fue un encuentro en el cual las autoridades propias y en buena medida representativas de sus respectivos pueblos, afirmaron la existencia de sus sistemas políticos. Esto adquiere relevancia en función del planteamiento de autogobierno que con términos como autonomía, libre determinación y autodeterminación han venido planteando distintas formas de resistencia en defensa del territorio. Un planteamiento que no se orienta a buscar la separación del Estado guatemalteco, pero sí a demandar el reconocimiento de sus formas de organización, autoridad, consulta, sistema de justicia, entre otros elementos, los cuales históricamente han sido objeto de rechazo desde un Estado por cuyas venas transcurre el proyecto oligárquico.
Por ello y desde ahí, exigen el respeto a sus consultas de carácter comunitario en materia de minería e hidroeléctricas, rechazan la reglamentación que el Estado pretende para enmarcarlas y encarcelarlas en el orden jurídico impuesto. Asimismo, cuestionan las políticas clientelares y las medidas que impiden el ejercicio del derecho a decidir el tipo de desarrollo que desean (facultado por el Convenio 169 de la OIT). Rechazan la persecución, criminalización y militarización que está implementando el actual gobierno en contra de las distintas formas de resistencia legítima. Por último, exigen la cancelación de licencias mineras, hidroeléctricas, petroleras y demás megaproyectos.
Este encuentro constituye un esfuerzo importante de articulación política en busca de la unidad de los pueblos. Previamente, en la región de la Sierra de las Minas, en la comunidad de Ribacó (Purulha, Baja Verapaz), los días 7 y 9, se realizó el II Encuentro de Tezulutlán Rakun Rixkun Aq’al-aj Ral Ch’och’ (Hijos e Hijas de la Madre Tierra) quienes reunidos en Chutan (Consejo), gestaron un posicionamiento político con la misma orientación general: la defensa de la tierra y el territorio.
Sin duda alguna, el avance que demuestran estos encuentros es esperanzador para la articulación política de pueblos que exigen ser sujetos y no objetos del Estado y del capital. Son esfuerzos además que nos aportan aprendizajes en materia de resistencia y que tendría la capacidad de avanzar hacia resultados de mayor alcance, como el lograr por la vía política que las consultas contra el modelo extractivista se impongan por sobre el saqueo y la idea falsa e impuesta de desarrollo. Son ejercicios, asimismo, que con sus posibilidades y limitaciones no debieran ser obviados por ningún intento de articulación política hacia abajo, desde los pueblos, desde la izquierda, desde el movimiento social y político en busca de la transformación social en nuestro país.
En dicho encuentro compartieron sus experiencias de lucha ante el despojo que están padeciendo ante la embestida de los proyectos mineros, hidroeléctricos, la expansión de la palma y la caña, los megaproyectos como el canal interoceánico (o canal seco) y los cobros excesivos en materia de energía eléctrica, así como ante el conjunto de políticas y acciones procedentes del Estado racista que gestiona los intereses de los capitales interesados en continuar, profundizar y expandir tal saqueo.
Dicha reunión constituyó un encuentro de voces, historias y experiencias articuladas por la agresión del capital y del Estado que impone un modelo de desarrollo que reproduce las condiciones de miseria, de expolio y de desposesión en todo el país. Fue un encuentro en el cual las autoridades propias y en buena medida representativas de sus respectivos pueblos, afirmaron la existencia de sus sistemas políticos. Esto adquiere relevancia en función del planteamiento de autogobierno que con términos como autonomía, libre determinación y autodeterminación han venido planteando distintas formas de resistencia en defensa del territorio. Un planteamiento que no se orienta a buscar la separación del Estado guatemalteco, pero sí a demandar el reconocimiento de sus formas de organización, autoridad, consulta, sistema de justicia, entre otros elementos, los cuales históricamente han sido objeto de rechazo desde un Estado por cuyas venas transcurre el proyecto oligárquico.
Por ello y desde ahí, exigen el respeto a sus consultas de carácter comunitario en materia de minería e hidroeléctricas, rechazan la reglamentación que el Estado pretende para enmarcarlas y encarcelarlas en el orden jurídico impuesto. Asimismo, cuestionan las políticas clientelares y las medidas que impiden el ejercicio del derecho a decidir el tipo de desarrollo que desean (facultado por el Convenio 169 de la OIT). Rechazan la persecución, criminalización y militarización que está implementando el actual gobierno en contra de las distintas formas de resistencia legítima. Por último, exigen la cancelación de licencias mineras, hidroeléctricas, petroleras y demás megaproyectos.
Este encuentro constituye un esfuerzo importante de articulación política en busca de la unidad de los pueblos. Previamente, en la región de la Sierra de las Minas, en la comunidad de Ribacó (Purulha, Baja Verapaz), los días 7 y 9, se realizó el II Encuentro de Tezulutlán Rakun Rixkun Aq’al-aj Ral Ch’och’ (Hijos e Hijas de la Madre Tierra) quienes reunidos en Chutan (Consejo), gestaron un posicionamiento político con la misma orientación general: la defensa de la tierra y el territorio.
Sin duda alguna, el avance que demuestran estos encuentros es esperanzador para la articulación política de pueblos que exigen ser sujetos y no objetos del Estado y del capital. Son esfuerzos además que nos aportan aprendizajes en materia de resistencia y que tendría la capacidad de avanzar hacia resultados de mayor alcance, como el lograr por la vía política que las consultas contra el modelo extractivista se impongan por sobre el saqueo y la idea falsa e impuesta de desarrollo. Son ejercicios, asimismo, que con sus posibilidades y limitaciones no debieran ser obviados por ningún intento de articulación política hacia abajo, desde los pueblos, desde la izquierda, desde el movimiento social y político en busca de la transformación social en nuestro país.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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