Adnan Latif, un prisionero de Guantánamo que estuvo en huelga de hambre clamando su inocencia, murió el sábado pasado. Latif, un hombre yemení que había pasado más de una década en Guantánamo, fue identificado este jueves.Había sido acusado de entrenamiento con los talibanes, pero negó esta acusación y nunca fue inculpado. Los informes militares muestran que Latif fue absuelto, pero lo mantuvieron en Guantánamo porque EEUU no permite que los prisioneros vuelvan a Yemen, por considerar que el país es inestable. 55 de los 167 prisioneros de Guantánamo son yemenitas. Latif es el noveno prisionero que ha muerto en Guantánamo.
El Centro por los Derechos Constitucionales, una organización que ha encabezado la batalla legal de Guantánamo publicó una declaración condenando la prisión y la detención indefinida:
Adnan Latif es la cara humana de la detención indefinida en Guantánamo, una política que ahora es apoyada por el presidente Obama. El señor Latif, detenido sin acusación o proceso, murió una muerte trágica y personal, solo en una celda, a miles de kilómetros de su país, más de una década después de que le secuestraran y le llevaran a la Bahía de Guantánamo. Como otros hombres, el señor Latif estuvo en huelga de hambre durante años para defender su inocencia. Sus protestas fueron en vano.
El Centro después pasa a mencionar la moratoria de Obama para transferencias a Yemen, y por lo tanto declara que Latif fue retenido indefinidamente por su “ciudadanía, no por su conducta”. El grupo luego pasó a criticar al Circuito de Washington y a la Corte Suprema de EEUU por ignorar la petición de Latif, y declaró que son responsables de su muerte.
Concluye diciendo:
La muerte de Adnan Latif es un recuerdo sombrío de que encerrar a alguien por más de una década sin un fin previsible tiene irreparables consecuencias humanas. Más hombres morirán innecesariamente a menos que el presidente Obama finalmente cierre la prisión. La muerte de Adnan Latif debe ser una señal de alarma para reanudar las transferencias y terminar este tenebroso período.
Alyssa Figueroa / AlterNet
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