Israel está a punto de convertirse en una potencia militar regional en el área de los submarinos. El Gobierno alemán ha aceptado financiar 135 millones de euros –un tercio del coste– del sexto submarino con capacidad nuclear tipo delfín, que llegará a Israel en los próximos años.
El semanario alemán Der Spiegel informa de que la ayuda es parte de las indemnizaciones alemanas al Estado judío por los crímenes nazis. Según parece, se trata del pago de la deuda de la antigua Alemania del Este a raíz de los bienes judíos saqueados por los nazis, antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
La ayuda de Berlín está incluida en el presupuesto del Ministerio de Finanzas alemán para el 2012 en el apartado de construcción de sistemas defensivos para Israel. El dinero será transferido en los próximos cuatro años a la compañía de navegación alemana HDW, que construye los submarinos para Israel.
La semana pasada, el ministro alemán de Defensa, Thomas de Maizière, se reunió en Jerusalén con el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, y con su homólogo, Ehud Barak. La decisión del Gobierno alemán es muy criticada por su propia oposición, que teme que Israel haga uso de los Delfín para objetivos ofensivos. Hace dos semanas, la izquierda alemana condenó con dureza la decisión de su Ejecutivo de vender 200 tanques alemanes a Arabia Saudí afirmando que estos pueden ser utilizados por Riad contra manifestantes o que pueden poner en peligro la seguridad de Israel.
El Gobierno de Netanyahu no condenó públicamente la venta de armas a Arabia Saudí, algo que parece relacionado con los submarinos Delfín, el arma más cara del Tsahal (fuerzas armadas israelíes). En estos submarinos se pueden instalar misiles con cabeza nuclear, por lo que son considerados el brazo estratégico más importante de Israel. Serían la respuesta en caso de un ataque no convencional al Estado judío.
En los años noventa, tras la primera guerra del Golfo, Alemania ofreció a Israel tres submarinos como recompensa por su contención ante los ataques con misiles de Iraq. Dentro de dos años llegarán a la Marina israelí dos submarinos máscon las tecnologías más avanzadas. Cada uno de ellos tiene capacidad para pasar largos periodos de tiempo en las profundidades y sus 40 soldados son elegidos tras complejas pruebas psicológicas y físicas.
El delfín cuenta con equipos electrónicos que le permiten llevar a cabo arduas misiones de espionaje a miles de kilómetros de su base. Cada submarino es también una base de lanzamiento de misiles llamados armas del Juicio Final. “Son submarinos con misiles nucleares cuya misión es disuadir al enemigo, para que no se atreva a atacar Israel”, explica el analista israelí Alex Fishman, en una tesis que recuerda la guerra fría entre EE.UU. y la ex URSS. En este caso, la palabra enemigo hace referencia a Irán, que, por un lado, intenta desarrollar armas nucleares y, por otro, su presidente declara que el Estado judío debe ser borrado del mapa.
Y resume Fishman: “Los delfín permiten que incluso los líderes enemigos más radicales piensen dos veces si van a atacar Israel con armas atómicas y poner en peligro a su propio país”.
Henrique Cymerman / LV
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