Fuentes: Rebelión
En un mundo
globalizado donde los mercados y el intercambio comercial se encuentran
abiertos, cualquier situación que ocurra en una nación poderosamente económica,
afecta a otros países del mundo. Este es el caso del coronavirus que apareció
en China y sus dañinos efectos se expanden por el orbe.
El brote que surgió
en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, ha causado grandes pérdidas a la
economía del gigante asiático que para contrarrestarlo ha desplegado un enorme
trabajo científico, económico y humano que ha sido reconocido por las
principales organizaciones mundiales y numerosos gobiernos.
Hasta el 4 de marzo,
más de 3 100 personas habían fallecido, 100 500 contagiados (la mayoría en China),
alrededor de 60 200 personas fueron dadas de alta tras su recuperación,
mientras en 84 países se reportaban nuevos casos.
Wei Jianguo, del
grupo de expertos económicos de china, afirmó que pese a los daños por el
covid-19, el país podría alcanzar al cierre del primer trimestre de 2020, el 5
% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Como un efecto
bumerán, la enfermedad respiratoria afecta a muchas economías del orbe porque
detienen producciones, intercambios mercantiles, traslados de mercancías y vuelos
comerciales y turísticos, entre otros efectos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elevado la alerta a
“nivel muy alto” en todo
el mundo tras los casos de brote que se han detectado en países como Italia,
Estados Unidos, México o Irán. Hasta ahora, fuera de China se han identificado 11
450 casos, con primeros contagios en Nigeria, Dinamarca, Estonia, Lituania,
Países Bajos e Islandia.
El director general de la OMS, Tedros
Adhanom, anunció en rueda de prensa en Ginebra que han aumentado “la evaluación
de propagación y los riesgos de impacto de Covid-19 a un nivel muy alto para el
mundo”.
Mientras, los mercados bursátiles han experimentado una gran baja a
medida que se extiende la epidemia del nuevo coronavirus. Los índices de Estados
Unidos, la Unión Europea y Asia han sufrido la mayor caída de los últimos años,
puesto que la situación empeoró bruscamente fuera de China.
Las autoridades de Beijing anunciaron que fuera de la provincia de
Hubei, donde se encuentra el foco de la epidemia, el número de nuevos casos ha
estado disminuyendo durante más de 20 días consecutivos, lo que indica una
tendencia positiva en la lucha contra el virus dentro del país.
Pero el problema es que la epidemia se ha expandido drásticamente fuera
del gigante asiático con gran rapidez pues en Italia en pocos días los
infectados subieron de cinco a cerca de 1 200; en Corea del Sur ya hay más de 2
100 casos; en Irán alrededor de 2 800 y en Japón 1 050.
De los continentes asiático y europeo, el covid-19 ha saltado a América
con casos registrados en Estados Unidos, Brasil, México, Ecuador, Paraguay,
Argentina y también al África con incidencia en Nigeria y amenaza a otros.
El experto del Instituto de Ciencias Sociales de Shandong, Liu Xiaoning
declaró que al parecer los inversores creen seriamente que el coronavirus se está
convirtiendo en un problema global
y que incluso, las dificultades dentro de China no pueden dejar de afectar al
resto del mundo debido al lugar que ocupa el gigante asiático en la cadena de suministro
mundial.
Por ejemplo, explicó Xiaoning, si los proveedores chinos no cumplen a
tiempo sus obligaciones por causas de fuerza mayor, esto afectará además a
otras empresas que utilizan sus productos, aunque puntualizó que hasta ahora el
impacto en la economía mundial es limitado.
Si continúa la expansión, muchos países pobres no podrán contrarrestarla
como esta haciendo China y sus economías caerían estrepitosamente. Por eso el
llamado de la OMS es la de tomar todas las medidas necesarias antes de que se
propague con más fuerza por el mundo.
Por el momento ya se notan los efectos en algunos rubros pues se
desplomaron los precios de materias primas,
incluido el petróleo que cayó cercano a los 50 dólares por barril.
En Estados Unidos, el rendimiento de los bonos del Tesoro a diez años disminuyó
cuando los inversores empezaron a buscar un refugio más seguro para sus
recursos financieros, mientras el oro, un activo tradicional de la crisis, subió de precio
a 1 650 por onza troy.
Tras la confirmación en
México del primer caso de coronavirus el peso se depreció 1,6
%, cotizándose alrededor de 19,81 por
dólar, y así tocar un máximo de 19,89 pesos, nivel no visto desde septiembre
del 2019. De detectarse nuevos infectados, se estima que superará la barrera
psicológica de 20 pesos por billete verde.
Los analistas aseguran la probabilidad de que Italia y Japón sufran una
recesión, pues sus economías ya mostraban un desempeño negativo al cierre del
2019.
De todos estos problemas se desprende la importancia de colaborar
mundialmente con China y otras naciones para controlar y eliminar la
epidemia que podría afectar aun más la delicada situación económica del
orbe que antes del covid-19 los especialistas pronosticaban una posible
crisis parecida o superior a la de 2008.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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