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viernes, 2 de septiembre de 2016

2035: el futurismo de los militares estadunidenses



Gilberto López y Rivas
La Jornada 
El 14 de julio de este año se dio a conocer un documento prologado y firmado por Kevin D. Scott, vicealmirante de la Marina de Guerra estadunidense, de la serie intitulada Joint operating environment (JOE), esta vez en perspectiva para el año 2035, y subtitulado: The Joint Force in a contested and disordered world [La Fuerza Conjunta en un mundo desordenado y en disputa], cuyo propósito fundamental es estimular el diálogo en torno a lo que las fuerzas armadas [imperiales] debieran hacer y ser para proteger a Estados Unidos, sus aliados y asociados, así como sus intereses en el ámbito mundial hacia 2035. Estas publicaciones periódicas del Departamento de Defensa desarrollan una perspectiva sobre las futuras tendencias, los choques, contextos e implicaciones para los comandantes de la Fuerza Conjunta (Joint Force), y para otros líderes y profesionales en el campo de la seguridad nacional.
En el texto de 52 páginas, el vicealmirante Scott afirma que la dificultad para mirar hacia adelante no es una excusa que impida al militar profesional considerar las demandas de una guerra futura. En la introducción se asienta que la Fuerza Conjunta enfrenta dos realidades persistentes: una, que el entorno de seguridad está siempre cambiando, y otra, que “la consecución de objetivos políticos mediante la violencia organizada es y seguirá siendo una característica del entorno de seguridad. Las contiendas, los conflictos y la guerra ciertamente prevalecerán hasta 2035 […] [de modo que] JOE 2035 ocupa un espacio único en el esfuerzo más amplio por preparar a los militares estadunidenses para la guerra”.
La sección uno describe cómo las tendencias emergentes en tres áreas: orden mundial, geografía humana y ciencia, tecnología e ingeniería posiblemente alteren y redefinan el entorno de seguridad para 2035. La sección dos explora de qué manera la intersección, amplificación e interacción de estos cambios y tendencias podrían impactar el carácter de la guerra en el futuro, la naturaleza de los adversarios potenciales y la posible evolución del espacio militar competitivo. Según los militares, podrían surgir altercados ideológicos violentos, amenazas al territorio y soberanía de Estados Unidos, balances geopolíticos antagónicos, disputas globales por los recursos comunes y el espacio cibernético, así como regiones destruidas y estados débiles o fallidos. La sección tres provee un marco de referencia para pensar en toda la gama y escala de misiones de la Fuerza Conjunta [dar forma o contener, impedir o negar, interrumpir o degradar, obligar o destruir], y su posible evolución.
Por último, en la conclusión se afirma que siendo la guerra en sí misma “una característica permanente de la condición humana, el carácter de la guerra siempre está evolucionando, [por lo que la iniciativa] JOE 2035 fue escrita para acelerar nuevas maneras –o conceptos–, de modo que la Fuerza Conjunta pueda enfrentar las necesidades probables de la estrategia futura e identificar un fundamento sobre el cual las ventajas militares duraderas de Estados Unidos se pueden construir.
Como es característico en los escritos de los militares estadunidenses, el documento no se basa en una teoría o marco de referencia conceptual de las diversas disciplinas sociales, y de las 41 referencias bibliográficas a pie de página, 17 son epígrafes utilizados como guías analíticos del texto, entre ellos la obra De la Guerra, del militar prusiano Carl von Clausewitz. Tampoco localizamos alguna mención de los marcos jurídicos que rigen el sistema de Naciones Unidas en el ámbito internacional, después de la Segunda Guerra Mundial. La idea básica a lo largo de este ejercicio de futurismo castrense es el supuesto derecho que asiste a Estados Unidos de intervenir en el ámbito mundial para proteger sus intereses estratégicos y los de sus aliados, a toda costa y en cualquier forma, dado que según los militares: es muy probable que, durante las próximas dos décadas, Estados Unidos mantenga su posición como el único actor más poderoso en el escenario mundial.
Así, el texto pretende identificar las múltiples amenazas a enfrentar en los próximos 20 años en la perspectiva de estos militares, desde estados con la voluntad política y las capacidades económicas y militares suficientes para desafiar o pretender limitar la hegemonía estadunidense (China, Rusia, entre otros): grupos insurgentes que buscan subvertir o derrocar a gobiernos establecidos afines a Estados Unidos; organizaciones terroristas que expresan sus ideas y creencias por medio de la violencia y que podrían atacar de diversas maneras blancos situados en el territorio de Estados Unidos; actores estatales y no estatales que utilicen medios asimétricos, no convencionales e híbridos con el mismo propósito; ataques al dominio cibernético, el cual es ya parte integral de la infraestructura económica y militar estadunidense, etcétera. Entre estas amenazas llama la atención la predicción, pensando en casos como el de México, de que: “En 2035, Estados Unidos enfrentará una disminución constante de la legitimidad de las autoridades estatales que no pueden gobernar adecuadamente en muchas partes del mundo […] A medida que los gobiernos no pueden proporcionar el marco jurídico regular para desarrollar la estabilidad económica, para responder adecuadamente a los desastres artificiales y naturales, y para proteger sus ciudadanos, van a ser vulnerables a la acción política violenta”. En estos contextos no hay duda: Estados Unidos participará en múltiples conflictos, simultáneos, y usualmente transregionales que afectan a una amplia gama de actores [...] La Fuerza Conjunta enfrentará el desafío de proteger el orden global en su configuración actual y resistir o impedir la propagación e intensificación del desorden político y social en todo el mundo. ¿Cómo nos salvaremos de los salvadores del mundo?

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