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jueves, 29 de septiembre de 2016

Geopolítica: energía, agua y territorio



John Saxe-Fernández/ I
Mientras la cúpula política de México en el poder desde 1982 todo lo articula en términos del mercado y procede bajo el ajuste estructural del FMI-Banco Mundial-BID a la privatización/extranjerización del sector energético (petróleo, gas, electricidad), en Estados Unidos la historia es diferente. Como informa Nafeez Ahmed (ICH 8/8/15) el Pentágono (DoD) se prepara a favor del uno por ciento, para un siglo de emergencias climáticas y guerras por el petróleo, en tanto en México la lumpenburgesía realiza un harakiri energético rechazado por más de 70 por ciento de la población para acceder a la “lista dorada Forbes” de los milmillonarios.
Dos documentos del Ejército plantean estos asuntos partiendo de hechos: una prevista desestabilización mundial por el calentamiento global antropogénico y por el desabasto alimentario y de recursos naturales estratégicos no-renovables y renovables (petróleo, gas, minerales, agua, territorios), parte de la dinámica en curso.
Esos textos muestran de manera fehaciente lo que revela la historia de Estados Unidos en México y el mundo: que su clase gobernante, como la del Imperio Británico, adora al libremercado y la librecompetencia, como narrativa pública, pero al menor obstáculo para acceder al botín anhelado, recurre al ejercicio de los instrumentos estatales, en especial los militares. Para el alemán Otto von Bismarck, el librecomercio es la doctrina favorita de la potencia dominante, temerosa de que otros sigan su ejemplo. Lázaro Cárdenas estaba empapado de esas argucias, no así sus sucesores neoliberales, históricamente desmemoriados y rapaces, por decirlo con generosidad. En el prefacio del informe del Ejército al Departamento de Defensa “Energy Security & Sustainability (ES2) Strategy (Seguridad Energética y (ES2) Estrategia Sustentable), de fácil acceso en Internet (www.army.mil/e2/c/downloads/394128.pdf) el subsecretario Brad Carson y el sub-jefe del staff Daniel Allyn califican la nueva estrategia de la seguridad energética como un punto de quiebre. Ello porque incluye el papel central de la energía, el agua y los recursos territoriales, como fundamento para realizar misiones específicas que, además, demandan una amplia colaboración de las comunidades avecindadas a las cerca de entre 800 y mil bases que Estados Unidos ha desplegado en el orbe. El nuevo diseño siempre opera en función de los intereses del big oil por su compromiso explícito de preservar los intereses y negocios del capitalismo de Estados Unidos y de sus socios como objetivo central. Así se consigna en el texto. Es una estrategia de La Guerra Global de Clase, como bien la retrata Jeff Faux (UACM, 2008), en que, dice el Pentágono, se enfrentará a aumentos poblacionales concentrados en grandes urbes de Estados Unidos y del mundo, repletos de jóvenes adultos desempleados y eso sí, su estrategia es para dar energía y recursos a la permanencia de su economía que observa enorme consumo per cápita de recursos naturales. En esta tesitura Estados Unidos se inclina a desacctivar estados nacionales con jurisdicción sobre los recursos territoriales. Prefiere estados fallidos con regiones de sacrificio que ya se presentan como regiones de desarrollo.
Esta visión militarizada se corresponde con la creciente financiarización y militarización de la la economía y la política de Estados Unidos en un contexto de colapso climático, que el aparato político de esa potencia no puede enfrentar por la hipertrofiada influencia del big oil. Este es un giro novedoso que se agrega al deterioro del liderato moral e intelectual que le abate desde la irrupción de la crisis de acumulación detectada a mediados de la década de 1960 y de los desastres humanitarios de Vietnam a Irak, Afganistán, Libia, Siria, etcétera.
Si bien el foco de atención del Pentágono es mundial, la base de operación es el Estados Unidos continental con Canadá y México en una América del Norte como parte del TLCAN y del perímetro de seguridad del homeland a cargo del Comando Norte, acompañado del Department of Homeland Security, instaurados ambos al calor de los ataques del 11/S. Para el resto de las Américas está el Comando Sur existiendo comandos y operaciones en Asia Sudoriental y el Pacífico, Europa, África del Norte, Oriente Medio, Asia del Sur, África subsahariana y Océano Índico, ex Unión Soviética, Estados Unidos y territorios.
Los documentos del Ejército plantean como grandes fuerzas de mutabilidad a la rápida promoción de tecnologías, las modificaciones en los centros de actividad económica internacional y el calentamiento climático, esto último priorizado junto a otros problemas, como los disturbios socio-políticos y militares. Para el Ejército de Estados Unidos la resiliencia es asunto de clase: es “la capacidad de anticipar, prepararse, aguantar y adaptarse a disturbios causados por fuerzas naturales o humanas y recuperarse rápido de ellos. Esta es la base de un supuesto incuestionable: que el capitalismo global dominado por Estados Unidos debe ser protegido.
Facebook: JohnSaxeF

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