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miércoles, 28 de septiembre de 2016

Tres dolores de cabeza para Obama... y en que momento


No es un secreto que Barack Obama está haciendo todo lo posible porque Hillary Clinton sea seleccionada presidente de Estados Unidos. Esa sería la única fórmula posible para que el ciudadano estadounidense no verifique el pésimo criterio que tiene sobre su administración, las promesas incumplidas y el inestable estado en que se encuentra la economía, lo cual muchos de ellos sufren, aproximadamente 41 millones.

Las promesas de Hillary van todas encaminadas a sacar el país del desastroso estado en que lo ha puesto Obama. Dice que disminuirá el desempleo, que mejorará la situación económica de la población, que controlará las armas para que no continúen los asesinatos en las calles, que buscará la fórmula de que la policía no continúe matando negros, que tratará de resolver el problema migratorio y otras promesas más.
¿Ella está criticando a Obama, que no ha podido resolver esos asuntos?, o está haciendo promesas que está segura no cumplirá, pues están en contra de los intereses de la clase dominante.
Cómo si todas esas críticas de Hillary sobre lo que Obama no ha hecho fuera poco, ahora el Premio Nobel de la Paz enfrenta tres dolores de cabeza que acabarán de ponerlo en evidencia ante el pueblo estadounidense.
El Senado no acaba de aprobar la ley de corto plazo que permitirá continuar funcionando a su administración y todo el gobierno. En la acción de no aprobar la ley se han unido demócratas y republicanos, que han obtenido una votación de 45-55. Si el problema no se arregla, el sábado 29 de septiembre el gobierno cierra por falta de dinero.
Esta ley, además de comprometer el funcionamiento del gobierno, también incluye fondos para la ayuda de las víctimas de las inundaciones en Luisiana, Maryland y West Virginia. Si el gobernó cierra, quedaran automáticamente sin empleo cerca de 400,000 personas, precisamente un mes antes de las elecciones, que sumados a los damnificados que no recibirán ayuda, se convierten en una importante fuerza electoral que Hillary tendrá trabajo de convencer para que voten por ella.
El otro dolor de cabeza también se encuentra radicado en el Congreso y se refiere a una ley que permitiría a los ciudadanos estadounidenses, cuyos familiares murieron debido a los sucesos de 11 de septiembre en Nueva York, demandar a los países que contribuyeron a que se realizaran dichas acciones, entre los cuales ahora aparece Arabia Saudita, un viejo aliado estadounidense, cuyas reservas de dólares y propiedades en Estados Unidos están por el orden de billones de dólares.
Se plantea existen pruebas documentales que Arabia Saudita contribuyó financieramente con un grupo denominado Wahhabism, una rama del Islamismo Sunita, asociada con Al Qaeda, el Estado Islámico y otros grupos extremistas. Obama está luchando con todas sus fuerzas para que la Ley no se apruebe. Si no se aprueba, ¿Por quién votarán los que no podrán hacer las demandas y cobrar millones de dólares?
El tercer dolor de cabeza está relacionado con Afganistán, donde por Obama haber enviado más tropas que las planificadas, ahora es necesario que pida fondos adicionarles para sufragar los gastos de las mismas
En el mes de agosto, Obama anunció que a los 5,500 hombres que estaban peleando en Afganistán se habían agregado otros y que la cifra total de combatientes era ahora de 8,448, sin embargo, no realizó los trámites correspondientes para que pudieran pagarse los gastos y salarios de las fuerzas adicionales, lo que ahora reclama el Representante Joe Wilson de Carolina del Sur, lo cual casi de inmediato al envío de las tropas, los republicanos en el Congreso reclamaron se hiciera.
Se ha planteado que el no solicitar los fondos es una actitud irresponsable relacionada con el enfrentamiento al Estado Islámico que pone en riesgo a las familias estadounidenses.
Cómo se pone de manifiesto, ahora Hillary tiene tres cosas más que criticarle a Obama y prometer ella arreglará, si es que recibe el apoyo de la mayoría de los que se presenten a votar, que históricamente es más o menos el cincuenta por ciento de los que pudieran hacerlo.
El grupo de los que no votan, está convencido de que el nuevo presidente, llámese como se llame, no hará nada por ellos.
27 de septiembre del 2016
- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba) sarahnes@cubarte.cult.cu

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