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miércoles, 20 de enero de 2010

“Nuestro sueño es que los procesos de integración sean mucho más políticos y sociales”
Entrevista a Miguel Palacín, coordinador de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) acerca de la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamércia (IIRSA)
Mar Soler y Johnattan Rupire | Saberes Nómadas/Kaos en la Red

Miguel Palacín

Versión completa de la entrevista aparecida en el número 117 de Diagonal

La CAOI, que integra organizaciones de Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile y Argentina, denunció el pasado noviembre a la IIRSA ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)

¿Cómo introduce la CAOI el tema de la IIRSA en la CIDH?

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), abre dos audiencias anuales. Primero fuimos con el tema de la criminalización, donde hubo recomendaciones y luego una visita a Colombia, donde se priorizó el caso de este país.

Ahora con el IIRSA igual, hemos pedido recomendaciones sobre los marcos jurídicos, participación, y vigilancia ante la CIDH. Los gobiernos tendrán que responder. Si no cambian los procesos y si nuestros reclamos no son atendidos, pasaremos a la Corte, y será un litigio jurídico, no vamos a parar este asunto.

Sabemos que se ha sentado jurisprudencia con varios casos en América del Sur. Aunque muchos miembros de la Comisión van a ser renovados para este periodo, entonces nos tocará hacer nuevo trabajo de incidencia para darle continuidad al proceso. Creo que este proceso se dará, la gente del sur Inambari ha empezado a reaccionar, queremos llevar un caso local (de Perú) hasta la misma Corte.

Desde el año pasado trabajamos la vigilancia del IIRSA, que es un conjunto de 507 megaproyectos en toda América Latina, para la llamada integración, desde la visión comercial, extractivista, que busca facilitar los flujos de mercancías y de negocios.

La ejecución de estos proyectos pasará por territorios indígenas en toda América del Sur. Lo preocupante es que, por ejemplo las carreteras, van a pasar por parques nacionales, reservas comunales, territorios de pueblos no contactados y zonas de alta biodiversidad muy frágiles.

Se están desarrollando proyectos locos: desviar los ríos, levantar sus cauces, desplazamiento de poblaciones o la construcción de nuevas carreteras en zonas donde, si se desarrollan, van a facilitar la destrucción de la amazonía, los bosques y los principales recursos.

¿Cuáles fueron los casos que llevaron a la CIDH?

De acuerdo a estudios que se vienen haciendo en diferentes lados, hemos presentado 3 casos en la CIDH. El primero es un proyecto ya concluido, la carretera de integración Santa Cruz – Puerto Suárez en territorio indígena Lawiche, que ha sido dividido y muy impactado por el proyecto. El Banco Interamericano de Desarrollo fijó los fondos para mitigar los impactos, estos no se ejecutan, han pasado ya dos años...

El segundo, el proyecto de Carretera de Integración de la Interoceánica Sur, que integra Perú con Brasil y Bolivia. Se hace en territorios indígenas en varias partes. Lo más complicado es que están afectando territorio amazónico en Madre de Dios, territorios de pueblos no contactados y dos reservas nacionales.

Estos dos proyectos se refieren la integración con las carreteras que han dividido a las poblaciones, y que facilitan la llegada de otro tipo de actividades: mineros extractivistas, de recursos forestales, el cambio del proceso cultural de los pueblos, etc. Todo se hace para el negocio, la llegada de los bancos brasileros financiando toda la etapa de construcción, que la hacen empresas brasileras. Los estudios, los trabajadores, todos son brasileros y están facilitando el proceso de llegada de mucha gente. Esto además de las concesiones que tienen para hacer agrocombustibles, temas forestales, etc.

El tercer proyecto presentado es el del Río Madera, un enorme complejo hidroenergético que tiene una enorme ligazón con Bolivia y Perú. En Bolivia se construirán 3 hidroeléctricas, y en Perú, cuando se concluya, serán 6 hidroeléctricas en proceso de acumulación. En Perú y Bolivia se van a almacenar las aguas pero la energía es para Brasil. Allí están los contratos establecidos con el gobierno.

En el Perú los impactos son para 62 pueblos indígenas, en territorios que están entre las fronteras de Cuzco, Puno y Madre de Dios. Se van a inundar 46 000 Ha de tierras, los pueblos que viven allí serán desplazados, inclusive la carretera interoceánica que se viene construyendo tendrá que ser reubicada en 60 kilómetros, es una locura.

Esto afecta a la vida de todas las especies que viven allí, ¿dónde van a reubicar a 62 pueblos? Esos son los casos que presentamos, hay estudios que se vienen haciendo, por ejemplo, el de la carretera Manaos (Brasil) – Manta (Ecuador), en Colombia, Argentina y Chile también, pues esto está estrechamente vinculado con los proyectos de inversiones extractivistas.

¿Cómo funciona la IIRSA?

Analizando el tema de fondo encontramos que IIRSA ni siquiera tiene un control de los gobiernos. El IIRSA tiene un directorio que obtiene su política desde las financieras. Son los bancos, empresarios y constructores quienes tienen la direccionalidad.

¿Tienen problemas? Sí, también tienen problemas internos, pero sobre la base de facilitar los negocios, resuelven muchas cosas. Por ello mismo no tienen una directriz, una forma de monitorear el trabajo que se hace basado principalmente en que cada uno juegue su rol en un determinado momento, y las reuniones son sólo para informar sobre los procesos que avanzan. Entonces, los temas ambientales, de vigilancia, los temas de cumplimientos de tratados y las leyes nacionales a veces no tienen sentido, ellos están por encima de todo eso. Y eso es lo complicado.

Incluso en algunos países donde es de obligatorio cumplimiento la realización de estudios de impacto ambiental, por ejemplo en una carretera de 500 kilómetros, hacen estudios en 150 ó 180 kilómetros, pero la valoración de todos los impactos que hace todo el proyecto, no se hace y no solamente en términos ambientales, sino también sociales que sobre los territorios indígenas son tremendamente complicados.

Hecho este estudio planteamos que el IIRSA tiene que reestructurarse. Lo planteamos en la reunión de UNASUR y principalmente en la reunión de ministros de transportes de varios países, sobretodo con el ministro de transportes de Bolivia, que es quien más nos escucha. En otros países, incluso de presidentes alternativos, como decimos, del Socialismo del Siglo XXI, se basan en la práctica del neoliberalismo. Esa es nuestra crítica muy directa hacia ellos.

Fui a una reunión en Colombia donde Bolivia acogió la propuesta de reestructuración del IIRSA: que tiene que pasar por los procesos de consulta, y que los Estados tendrían que tener control. También que la instancia más cercana de gestión sea la UNASUR, si hablamos de un proceso de integración, la CAN está herida de muerte, el Mercosur no tiene relación con todos, entonces, podría ser la UNASUR quien tenga el control, ese fue el planteamiento de Bolivia, fue acogida y aprobada, pero los procesos de implementación tardan mucho.

Con una gestión de UNASUR ¿Qué cambios importantes se esperan para el IIRSA?

Primero, tendríamos espacios de incidencia hacia lo gobiernos porque ahora hay que hacerlo hacia el directorio del IIRSA.. A partir de allí hay que reestructurar y construir nuevas directrices, el tema de los impactos ambientales, el tema de los territorios con alta biodiversidad y también reconocer que hay proyectos que no tienen que hacerse, que contravienen mucho a lo que viene pasando actualmente con la crisis climática. Necesitamos hablar de proteger la naturaleza y cuidar la Pachamama pero precisamente el IIRSA es para destruirla.

sigue acá....

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