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domingo, 17 de enero de 2010

Carta abierta a Chile, en las elecciones de hoy
Chile existe, grita, lucha. Volveremos con los poemas de Neruda en los labios, con su Bolívar que despierta cada cien años, cuando despierta el pueblo.
Raul Bracho

Hoy es 17 de Enero del 2.010, han pasado 37 años del brutal golpe en el que la bestia de Augusto Pinochet de manera sanguinaria y asesina pusiera fin al primer gobierno socialista democrático de nuestro continente y a la vida del precursor de lo que hoy es la nueva Suramérica. Hoy Chile se levanta entre dos ríos apestosos, que no dejan de ser la secuela de aquella abatida infernal sobre la conciencia popular revolucionaria que tomó el poder junto a Salvador Allende para marcarnos la ruta que hoy, haciendo gloria de su nombre, pisamos la gran mayoría de países suramericanos.

Quiero escribir esta carta a los que ya no están, a los que con su sangre defendieron aquel sueño, a Victor Jara, trovador de aquel Chile hermoso que llenó de Copihues el camino, a Allende que con toda su dignidad fue fiel a su compromiso y a todos aquellos que en los poblados fueron vilmente asesinados, a los que murieron en el stadium y a los que murieron asesinados por la casta de gorilas.

Quiero escribir a los jóvenes que no habían nacido y para quienes esto son solo cuentos, quiero escribir a los que hoy van a votar, por cualquiera de los dos pésimas y decadentes candidaturas. “Más temprano que tarde, caminará el hombre libre por las anchas alamedas” fueron las últimas palabras de Salvador, su profecía se cumple en Venezuela, en Ecuador, en Nicaragua y en casi todo el continente. El peso de aquella represión brutal ha impedido que retoñe aquel Chile tan vilmente castigado. Chile ha sido envenenado por un neoliberalismo visceral, las conciencias del pueblo envilecidas con los valores malditos del dinero y la posición social. Un mercader que tiene un metro cuadrado para vender sobre un mantel en el mercado, ya se cree miembro de la alta burguesía y se siente superior al que no tiene ni siquiera un metro cuadrado, eso es un ejemplo de la dominación neoliberal, capitalista y servil a la que mi Chile aun es sometida. Secuelas del empujón brutal de Pinochet, proseguido por gobiernos maquillados de democracia que siguen adelante con su fobia a la rebelión popular. Es doloroso.

Pero hay un Chile que resurge desde la zona austral, hay un Chile originario, un Chile Mapuche que con la furia indígena no se somete y reclama altiva la entrega del suelo chileno a las potencias comerciales. Esa es la luz que hoy debe encenderse en nuestros corazones.

Chile deberá escoger entre dos males el menor he leído en algunos documentos, esto ante la posibilidad de la no participación, del llamado a la abstensión. La abstensión ciertamente invisibiliza las fuerzas revolucionarias, pero el plegarse al enemigo menor no deja también de ser peligroso. Pareciera que pactamos con el enemigo más débil. Eso yo lo dejo a la conciencia de cada chilena o chileno.

Esta carta abierta a Chile, solo pretende hacerles llegar desde Venezuela, desde todas la patrias que marchamos indetenibles hacia el mundo nuevo, nuestra mano franca y solidaria, nuestro hálito de fe y solidaridad ante esta encrucijada actual. Más temprano que tarde, como pronosticó Allende, volverá Chile a ser poderosa fuerza revolucionaria. Cualquiera de los dos ganadores, será un enemigo para las clases trabajadoras, seguirá pactando con las potencias extranjeras y tratará de deslindarse del hermoso camino por el que avanzamos en la revolución suramericana.

Más importa el empeño de todos en despertar la conciencia de los trabajadores, en denunciar los atropellos y luchar junto al valiente pueblo Mapuche, con los obreros en las fábricas, con los estudiantes. Mas importante es que se siembre el sueño de Ohiggins, se despierte aquel fuego atronador que marchaba por las grandes avenidas entonando “venceremos”.

Pase lo que pase, Chile, la revolución ya ha remontado el vuelo en todo el continente, pase lo que pase Chile volará a nuestro lado, mas tarde o más temprano. Gane quien gane, no importa, Chile existe, grita, lucha. Esta lucha se tendrá que hacer gigante nuevamente y marcharemos juntos en la victoria final. Volveremos con los poemas de Neruda en los labios, con su Bolívar que despierta cada cien años, cuando despierta el pueblo.

VIVA CHILE MIERDA!!!!

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