Brasil
vivió el período más virtuoso de su historia desde 2003 hasta 2014.
Desarrollo económico con democracia y distribución del ingreso,
liderazgo popular, prestigio internacional, extensión de la red de
educación pública, fortalecimiento de los servicios de salud pública. Un
período especial, en el que la izquierda logró imponer su hegemonía a
la sociedad en su conjunto, hasta el punto de que Lula dejó su segundo
mandato con un 87% de apoyo. Un período en el que el modelo propuesto
por el PT fue aprobado cuatro veces en elecciones democráticas.
Derrotada
cuatro veces a través de disputas democráticas, la derecha busco él
atajo del golpe, un juicio político sin ningún fundamento legal. La
derecha realizó, por medios antidemocráticos, su sueño de sacar el PT
del gobierno. Y el país se vio sumido en un período trágico, del cual
aún no logra salir. El golpe, que cumple exactamente cuatro años
ahora, tuvo como objetivo restablecer el modelo neoliberal, vigente en
los gobiernos de derecha de Collor y de derecha, desde 1990 hasta 2002.
Su reanudación significó cortar el ciclo expansivo de la economía y la
reanudación del desempleo, que había llegado por primera vez en Brasil,
al desempleo cero, en diciembre de 2014. Además del establecimiento de
un gobierno ilegítimo, se reanudó el modelo económico derrotado en las
elecciones cuatro veces seguidas. Brasil entró en un período de
retrocesos políticos, económicos y sociales, con recesión, desempleo y
un gobierno sin legitimidad.
La estrategia de guerra
híbrida, que distorsiona la democracia liberal desde adentro, supone el
mantenimiento del proceso electoral. De ahí las nuevas operaciones
golpistas, contra la candidatura de Lula y Haddad, que condujeron, a
través de monstruosas manipulaciones, a la elección de Bolsonaro. El
impeachment en contra de Dilma Rousseff, de hecho, un golpe de estado,
dio origen al gobierno ilegítimo y la restauración neoliberal de Temer, y
al gobierno trágico de Bolsonaro, que profundiza este modelo, además de
otras políticas desastrosas. Brasil pasó del momento más virtuoso de su
historia al más catastrófico, con el golpe de estado de hace cuatro
años.
Desde hace varios meses, el tema del juicio político
de Bolsonaro ha estado en el centro de la política y es tema en los
medios de los grandes empresarios. La presentación de la grabación de la
reunión del 22 de abril agrega algo que todos sabían, pero que ni
siquiera Moro había mencionado. Preocupado por controlar a la Policía
Federal en Río de Janeiro, se sabía que era para proteger a su familia
de todos los procesos que corren en su contra y comprometen al propio
presidente. La grabación de la reunión gubernamental, es una prueba
evidente de que este es el interés de Bolsonaro: aprovechar su posición
como presidente para renunciar y nombrar, de acuerdo con sus intereses
personales, con la intención de desviar las condiciones para investigar
procesos en contra de sus hijos. Bolsonaro quería destruir la grabación,
no pudo y hoy se ha revelado la conversación de él con Moro. Además de
otras partes donde él y algunos ministros suyos profieren malas palabras
en contra de China, del Poder Judicial, de gobernadores y de alcaldes,
basta ese tramo, para dejar al presidente en situación muy difícil
¿Qué
puede pasar a partir de ahora? Bolsonaro tiene la intención de
protegerse con el Fiscal General de la República, para no caer
directamente en manos del Supremo Tribunal Federal. La difusión del
video, con voz e imagen, será devastadora para la imagen de Bolsonaro.
Agréguese a eso la situación completamente descontrolada de la pandemia,
con la ausencia total del gobierno para tomar medidas para enfrentar
los sufrimientos de los brasileños. Además del desastre económico que
existió antes de la pandemia, agravada por la imagen de Brasil como el
nuevo epicentro de la epidemia en el mundo, que hará que cualquier tipo
de llegada de inversiones sea aún menos posible, en contra de las vanas
palabras de Paulo Guedes.
Una tormenta perfecta, que
carecía del clima favorable para la impeachment. A ver en qué medida
estas nuevas circunstancias acelerarán la pérdida de apoyo del
Bolsonaro, que aún goza de un apoyo ahora más bajo del 30%. Pero estas
declaraciones en la grabación podrían ser el desencadenante de todo lo
que se ha estado acumulando contra Bolsonaro, haciendo que una nueva
acusación, exactamente cuatro años después de la otra, sirva para cerrar
este terrible período de la historia brasileña.
- Emir Sader,
sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del
Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de
Janeiro (UERJ).
https://www.alainet.org/es/articulo/206533
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