Concluye visita de Díaz-Canel a Moscú
Ambos países exhortaron a Donald Trump a no abandonar el tratado nuclear INF firmado con el Kremlin
▲ El presidente ruso, Vladimir Putin, y el mandatario cubano, Miguel
Díaz-Canel (derecha), en su encuentro en el Kremlin, en Moscú.
Moscú. Con el trasfondo de la visita de tres días que
concluye este sábado el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel (su primera
en calidad de jefe de Estado), la isla y Rusia buscan refrendar el
inicio de una nueva etapa de cooperación bilateral más estrecha.
La política hostil de la administración estadunidense de Donald Trump
hacia ambos, agravada por las recientes sanciones, favorece el mayor
acercamiento entre La Habana y Moscú, lo cual quedó reflejado en el
comunicado conjunto emitido al término de las negociaciones de ayer
entre Díaz-Canel y su homólogo ruso y anfitrión, Vladimir Putin.
El presidente de Rusia confirmó la invariable solidaridad del pueblo ruso con el cubano en la lucha por el levantamiento inmediato e incondicional del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por EU, que continúa ya casi por 60 años, anota el documento.
Díaz-Canel agradeció
la firme posición de Rusiaen esa materia y consideró muy significativo que su llegada a este país (el cual
siempre estuvo todos estos años apoyándonos en la lucha contra el bloqueoestadunidense) haya coincidido con una nueva victoria de Cuba en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuando la mayoría abrumadora de la Asamblea General –189 miembros contra sólo dos: Estados Unidos e Israel– respaldó la resolución cubana a favor de poner fin al embargo económico, comercial y financiero de la potencia de América del Norte contra la isla caribeña.
La Habana y Moscú, en un gesto del visitante hacia el titular del
Kremlin, exhortaron al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a dar
marcha atrás en su anunciado propósito de abandonar el Tratado de
Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés),
que eliminó a los llamados euromisiles.
Las partes expresan su profundo pesar y están convencidas de que la decisión de Washington podría tener consecuencias muy negativas para la seguridad internacional y el sistema de control de armas, y por ello instan a Estados Unidos a reconsiderar su intención de renunciar al tratado INF, señala la declaración conjunta.
Después de casi una década de parálisis completa en la relación
bilateral –efecto colateral de la de-sintegración de la Unión
Soviética–, en 2000 comenzaron a recomponerse los vínculos durante la
primera visita de Putin a La Habana en diciembre, pero en esa ocasión no
fue posible alcanzar un acuerdo sobre la deuda cubana a Rusia, como
heredera principal de los compromisos de la época soviética.
Tuvieron que pasar 14 años para que el problema quedara resuelto en
la segunda visita de Putin, en junio de 2014, cuando Moscú condonó 90
por ciento de la deuda, equivalente a 35 mil 200 millones de dólares. El
restante 10 por ciento se reservó para financiar proyectos de
cooperación conjuntos, pero queda mucho por delante: la balanza
comercial apenas llegó el año pasado a 250 millones de dólares, mientras
el comercio de Cuba con Canadá, por poner un ejemplo, superó mil
millones de dólares, sin hablar del volumen de las inversiones chinas y
europeas.
Ahora la coyuntura debida a la obstinación de Trump crea condiciones
para impulsar nuevos ámbitos de colaboración entre Cuba y Rusia. Tras
sus conversaciones con Putin, Díaz-Canel destacó que su país
se propone elevar las relaciones económicas, comerciales y financieras al nivel que hoy tiene nuestro excelente diálogo político.
El líder cubano indicó que en los planes de desarrollo económico de Cuba hasta 2030
ocupan un importante lugar los proyectos económicos conjuntos en sectores como la energía, el transporte, la metalurgia y la biotecnología.
La víspera se reunió en La Habana la comisión mixta de cooperación
económica, comercial, técnica y científica y se firmaron contratos por
un valor de 260 millones de dólares. Entre ellos, uno para comenzar a
construir cuatro bloques de energía en una termoeléctrica cubana, otro
para modernizar una planta metalúrgica construida en tiempos de la Unión
Soviética y uno más sobre suministros de vagones ferroviarios.
Trascendió que Díaz-Canel y Putin estiman que, en este momento, sería
contraproducente anunciar la intención de instalar en territorio cubano
las dos bases militares rusas que con insistencia recomienda al Kremlin
el Estado Mayor del ejército: una para realizar espionaje
radioelectrónico de Estados Unidos, similar a la que tenía la Unión
Soviética en Lourdes, y la otra como apoyo logístico para submarinos
nucleares y buques de guerra de la armada rusa.
Todo va a depender –se comenta en corto– de cómo evolucione la
confrontación de Washington con Moscú y La Habana, y si la situación se
agrava, el tema podría retomarse durante la visita de Putin a Cuba,
tentativamente en 2019, a invitación formulada ayer por Díaz-Canel.
Más allá de la cooperación militar, por ahora limitada al interés
cubano por adquirir helicópteros y vehículos blindados rusos, hay
rumores de que el titular del Kremlin tiene interés en viajar a Cuba
como parte de una gira por América Latina, ocasión que la diplomacia del
gobierno mexicano entrante tal vez aproveche para reiterar su
invitación a Putin.
Foto Afp
Juan Pablo Duch
Corresponsal
Periódico La Jornada
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