Mil 500 partieron de la capital de Baja California; mil 800 decidieron quedarse, siendo la mayoría mujeres y niños
Unos mil 500 migrantes salieron ayer por la mañana de la
zona centro de Mexicali a Tijuana para solicitar asilo político en
Estados Unidos. El recorrido entre las dos ciudades lo hicieron a pie,
toda vez que el gobierno de Baja California les informó que carece de
recursos para trasladarlos.
En asamblea realizada en un campamento improvisado junto a la
catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, este grupo de centroamericanos
decidió recorrer un trayecto de 176 kilómetros, que comprende cruzar el
área desértica de Laguna Salada, subir la sierra de La Rumorosa y llegar
a Tijuana.
Las armas no son la mejor opción. Exigimos al gobierno de Estados Unidos diálogo. No a la deportación, decía un cartel que una mujer portaba durante su periplo por la carretera, mientras una pareja de jóvenes viajaba con una niña en carriola y dos mujeres caminaban con una menor de edad.
Los primeros 100 migrantes de ese grupo de mil 500 llegaron por la
tarde a Tijuana en un tractocamión, luego de que el chofer les dio
aventón.
Unos mil 800 migrantes decidieron quedarse en la capital de Baja
California –la mayoría mujeres y niños–, ya que, dijeron, cuentan con
comida y agua.
¿Para qué vamos allá (a Tijuana) a echarle más lumbre al fogón?, dijo una hondureña que tomó el altavoz para exhortarlos a permanecer en Mexicali.
En tanto, militares y personal de Aduanas y Protección Fronteriza
reforzaron la vigilancia de las garitas centro y este de Caléxico para
inhibir un cruce masivo de migrantes centroamericanos.
Por su parte, el director de Atención al Migrante de la Secretaría
General de Gobierno de Baja California, Gustavo Magallanes, informó que
antes de que partieran los mil 500 centroamericanos a Tijuana, en
Mexicali había 3 mil 325 en diferentes albergues, mientras en la primera
había 2 mil 700.
Sobre la caravana migrante, Alejandro Díaz Bautista, investigador del
Colegio de la Frontera Norte, indicó que el cierre de las garitas entre
México y Estados Unidos sería un desastre comercial para ambos lados de
la frontera, ya que la economía de la región Tijuana-San Diego depende
del flujo en los puertos fronterizos.
Indicó que el comercio entre Estados Unidos y México aumentó 6.3 por
ciento en 2017, a un nuevo techo histórico de 557 mil 34 millones de
dólares, por lo que si las autoridades consideran un posible cierre de
las garitas por varias horas y días
sería un riesgo económico demasiado alto.
Antonio Heras y Rubén Villalpando
Corresponsales
Periódico La Jornada
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