Rebelión
Muchas veces la prensa estadounidense y la internacional tratan --en Miami, es siempre-- con prioridad la cuestión de la emigración cubana a Estados Unidos por sobre el alud del resto de la emigración ilegal latinoamericana a este país. No me refiero a la emigración cubana a este país como ilegal dado los privilegios otorgados a los emigrantes cubanos por la Ley de Ajuste Cubano de 1966 y su aditamento la política de Pies Secos-Pies Mojados de 1995, que debido a las mismas prácticamente no existen inmigrantes cubanos ilegales en Estados Unidos. Para evitar confusiones es más correcto referirse a ellos entonces como emigrantes que utilizan vías irregulares. Aunque ilegales en la mayoría de los casos en el transcurso de su recorrido para lograr llegar a las fronteras estadounidenses.
Muchas veces la prensa estadounidense y la internacional tratan --en Miami, es siempre-- con prioridad la cuestión de la emigración cubana a Estados Unidos por sobre el alud del resto de la emigración ilegal latinoamericana a este país. No me refiero a la emigración cubana a este país como ilegal dado los privilegios otorgados a los emigrantes cubanos por la Ley de Ajuste Cubano de 1966 y su aditamento la política de Pies Secos-Pies Mojados de 1995, que debido a las mismas prácticamente no existen inmigrantes cubanos ilegales en Estados Unidos. Para evitar confusiones es más correcto referirse a ellos entonces como emigrantes que utilizan vías irregulares. Aunque ilegales en la mayoría de los casos en el transcurso de su recorrido para lograr llegar a las fronteras estadounidenses.
Esta atención especial a la emigración cubana por sobre el resto de la
emigración ilegal latinoamericana a EE.UU. es producto de una decisión
política de agresión contra el pueblo cubano, tomada durante la Guerra
Fría, que actualmente le sigue causando importantes daños, en términos
de sacrificios y vidas perdidas a los cubanos que se embarcan, por mar y
por tierra, en esa locura, a pesar de que supuestamente el gobierno
estadounidense ha entrado en una etapa de normalización de sus
relaciones con el gobierno cubano. La gran prensa nacional e
internacional, al tratar estos temas, sigue reflejando una inveterada
costumbre de agredir a Cuba y a su Revolución.
En realidad la
totalidad de la Ley de Ajuste Cubano es el segundo brazo de una
miserable política que sirve como infames tenazas, cuyo brazo principal
es la genocida política de Bloqueo contra el pueblo cubano. El Bloqueo
hace la vida penosa a los cubanos en su patria, mientras que la Ley de
Ajuste Cubano y la política de Pies Secos-Pies Mojados sirven como canto
de sirenas para engatusarlos y desgarrarlos de lo suyo y de los suyos
en azarosa travesía.
Lo que la situación actual exige, en
términos humanos y políticos, es la inmediata revocación de la totalidad
de la Ley de Ajuste Cubano para normalizar la situación migratoria de
los cubanos en este país y hacia este país, y legalmente equipararla a
la de los demás inmigrantes en EE.UU. Además de así asemejar la cuestión
migratoria entre ambos países a la de las otras cuestiones partes del
proceso negociador cuyo objetivo es la normalización de sus relaciones, y
de esta manera lograr eliminar un obstáculo grave en este ingente
proceso entre ambos gobiernos y pueblos.
Igualmente, una
cuestión de enorme importancia, que es obviada públicamente tanto por el
gobierno federal como por la gran prensa en este país, es que de ser
derogada en su totalidad la Ley de Ajuste Cubano, o al menos la política
de Pies Secos-Pies Mojados, Estados Unidos recuperaría el control de
sus fronteras, y por lo tanto el control de quién entra y quién no entra
a su territorio. Aspecto fundamental de su seguridad nacional que la
política de Pies Secos y Pies Mojados --que es una orden presidencial y
por lo tanto puede ser anulada por otra orden presidencial, así de
fácil,— ha puesto en alto riesgo durante más de veinte años.
Tan fácil como otorgar más visas de inmigrantes a cubanos que califiquen
resolvería esta lacerante situación. Equipararía la situación
migratoria cubana a los procedimientos normales establecidos por EE.UU.
con los demás países, garantizaría una vía expedita y segura para los
emigrantes cubanos, como también, como dicho anteriormente, la
recuperación del control de sus fronteras a los Estados Unidos. Esta
lógica alternativa estaría acorde a la Ley Migratoria cubana de enero de
1993 y, repito, al proceso de normalización entre ambos países.
Para poner en su justo lugar las alegaciones de la gran prensa y de los
enemigos de la revolución cubana que montan la maraña de una emigración
cubana gigantesca y en desbandada a las que me referí al comienzo de
este artículo ofrezco las siguientes cifras.
En 2012 el Buró
del Censo de EE.UU. consideraba la población latinoamericana y sus
descendientes que residen en EE.UU. ser de 53 millones de personas de un
total de 311 millones de personas residentes entonces en este país. Los
primeros cinco grupos nacionales latinoamericanos por sus números eran:
los mexicanos quienes sumaban 34 millones (65%); los puertorriqueños, 5
millones (9.5%); los salvadoreños, 1.950,000 (3.8%) y los cubanos 1.8
millones. En 2015, la misma fuente oficial estimó, que los cubanos y sus
descendientes viviendo en este eran 2 millones de personas, (solamente
el 60% de este número nacidos en Cuba).
Durante el año fiscal
2015, 27,413 cubanos entraron por la frontera mexicana, de un total de
alrededor de 50 mil cubanos entrados durante el mismo periodo de tiempo a
Estados Unidos, legal e irregularmente, de acuerdo al Departamento de
Seguridad Nacional (Department of Homeland Security). Esa misma fuente
oficial estima que durante ese mismo año fueron interceptados por esa
misma frontera cerca de 486,000 individuos, entre estos 68,541 niños y
jóvenes menores de edad, sin acompañantes, intentando cruzar esa
frontera ilegalmente. En su inmensa mayoría esos individuos eran
centroamericanos y mexicanos.
De acuerdo a cifras del Pew
Research Center, respetado centro investigativo sobre asuntos
migratorios, el gobierno de Estados Unidos, entre 2011 y 2013 concedió
3,083,000 visas de inmigrantes. De entre estas, en 2011 concedió 1.062
M., correspondió a los mexicanos, 143,000 (13.5%); a dominicanos, 46,109
(4.3%); a cubanos 36,452 (3.4%). En 2012 concedió 1.031 M.,
correspondió a los mexicanos, 146,000 (14.2%); a dominicanos, 41,566
(4.0%); a cubanos, 32,820 (3.2%). En 2013 concedió 990,000 visas de
inmigrantes, correspondió a mexicanos, 135,000 (13.6%); a dominicanos,
41,311 (4.2%); y a cubanos, 32,219 (3.0%). Como puede observarse siempre
correspondieron similares porcentajes.
Ciertamente hay maneras
a través de la cuales Estados Unidos puede darle solución legal, justa y
equitativa a la situación de la emigración cubana a este país.
Lo obvio es preguntarse por qué se mantiene la actual política
migratoria, contradictoria con los presuntos objetivos del proceso de
normalización con Cuba enunciados reiteradamente desde diciembre de 2014
por el presidente Obama los cuales, según él, son de valiosos
beneficios a los intereses de EE.UU.
Parece ser que a la
Administración de Obama le resulta muy difícil y enrevesado desmantelar
el muñeco de la vieja política imperial en contra del pueblo cubano, y
se mantiene ofuscado en el propósito fundamental de ésta: deleitarse en
hacer el mal, o en el sufrimiento de otros, en este caso de nosotros los
cubanos.
Andrés Gómez, director de Areítodigital
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