¿qué hacemos con este mundo?
Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía
“Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas sino las ideas”. Víctor Hugo
Diagnóstico y Perspectivas para el trabajo de producir Filosofía (o la Filosofía necesaria).
Ya sabemos que sólo con ideas no alcanza: ¿Cuántos Filósofos hay en el mundo?
Sed no es sinónimo de inanición. La mejores ideas de la humanidad son sus ideas emancipatorias y esas están presentes siempre, aunque vivan reprimidas por fuerzas ajenas. Las mejores conquistas sociales devienen de sus mejores ideas para la emancipación de las conciencias, de los cuerpos, del trabajo, de las emociones... de la ciencia, de la tecnología, de la felicidad, de la justicia... no para unos cuantos. La Filosofía debe ser hecha por todos.
Nadie necesita “evangelios” que impongan “verdades” acabadas y perennes. Estamos hartos de vernos obligados a alabar ideologías quietistas, autoritarias, sectarias y esclavizantes. La humanidad es una buscadora pertinaz de pistas para ayudarse a impulsar su inteligencia, para investigar y luchar por la verdad, apasionadamente. Necesitamos pensamiento concreto, dinámico y social. No más empirismos extraterrestres, no más monolitos ideológicos, no más dogmatismos, no más idealismos, no más nihilismos, no más solipsismos, no más individualismos... ya estamos hartos de eso. Sólo hay que prender la tele.
Es indiscutible el lugar preponderante que la Filosofía puede, y debe, ocupar en el proceso de transformar al mundo, cambiar la vida. Claro que ni toda la Filosofía ni todos los filósofos están convencidos de que pueden (y deben) cumplir un rol transformador porque, o están muy contentos con el mundo que tenemos, o no les interesa la realidad inhumana a que son sometidos los pueblos, o les pagan para que sirvan al inmovilismo o al “reaccionarismo”. Y hasta existen aquellos que mueven su cola intelectual y agachan las orejas para (hasta lo indecible) oponerse a cualquier cambio emancipador que se impulse desde la voluntad de los oprimidos, de los explotados, de quienes ya están hartos de este modelo de vida usurera imperante. El nazi-fascismo se ha revitalizado con vitaminas financieras para infestar al mundo con violencia sorda. Paga la alianza y complacencia de empresarios y burócratas. ¿Quién cree que la humanidad ganará algo bajo tal panorama?
Es indiscutible el lugar que la Filosofía puede y debe ocupar para la emancipación de los oprimidos, en una sociedad dividida en clases y con intereses irreconciliables. Este sistema social que nos han impuesto vive un declive irreversible. No se morirá solo. Muchos filósofos y pensadores son presa del desánimo, del pesimismo, del inmovilismo. Los que una vez, contentos con el capitalismo, hablaron de la evolución y progreso humanos, ahora se deprimen y se tambalean sin poder ver claro el camino revolucionario de la humanidad. Desconfían hasta de su sombra y en su miedo (a veces inconcientemente) lloran solidarios (con no se sabe qué) el derrumbe del capitalismo. Muchos “intelectuales”, defensores del cataclismo burgués, desesperan y se pertrechan con insultos y alharaca reaccionaria para tratar de esconder lo que el capitalismo hizo y hace: guerras terribles, colapsos económicos, hambrunas, plagas, epidemias y la devastación de los ecosistemas... especulación, corrupción, drogadicción, narco-violencia, egoísmo, indiferencia, insalubridad... ¿quién puede defender tal resultado de la historia capitalista?
Hay “pensadores” que se comportan como hordas del fascismo, nostálgicos del asesinato, que en su intolerancia patológica no resisten la idea de que un mundo mejor no sólo es posible sino que es inminente: El mundo socialista. La fase progresista del capitalismo terminó hace tiempo e inició su debacle y será costosa. No habrá Blog, Web, mail, spam... que lo salve de la revolución obrera y campesina. Y menos con insultos infantiles.
Hay Filósofos promotores de la desorientación y el pesimismo, filtran sus elixires de irracionalidad gracias a fuerzas “terroríficas” visibles e invisibles, terrestres y extra-terrestres. Su negocio es sembrar pánico (a propios y extraños), asustar incluso a su patrón burgués porque nada mejor que el miedo para que el patrón suelte dinero. Asustado el jefe financia la represión. Y así se contrata, se organizan y se propagan las sectas nazi-fascistas que viven felices con eso. Que sólo sirven para eso. De ahí se financia su estética ramplona de “malitos profesionales”, sus simbologías, sus svásticas, sus cortes de pelo y sus atuendos hollywood style. Detrás de ellos sus administradores, sus agentes ideólogos, proveen puntualmente provisiones bastísimas de nadería intelectual: técnicas de insulto probadas en la “Escuela de las Américas”, descalificación planificada “psicológicamente” con vocabularios soeces y fotos “agresivas” muy ad hoc para “espantar al burgués”. Se les olvida que la clase obrera ha visto cosas peores y menos ridículas, por cierto.
¿Para qué les sirve la Filosofía a ellos? ¿Es buen negocio producir "ideas"?
Think Tanks [1] el pensamiento como mercancía
Ellos hacen de su filosofar academicista, un gesto rentable y “exquisito” que no conviene afear con temas mundanos, incómodos o demasiado profundos. (A menos, claro, que eso reporte muchas ganancias). Ellos hacen de su filosofar un negocio mercenario (al servicio del mejor postor) disfrazado de elegancia y sobriedad cortesana, muy recomendable para suplir la incapacidad del patrón que frecuentemente no sabe “pensar” mientras cuenta la plusvalía que arrebata a los trabajadores. Ellos hacen de su filosofar un negocio estratégico en el que “pensar” se vuelve sinónimo de pergeñar canalladas a destajo. Los más inteligentes son los que más vilezas idean para beneficiar a los ingresos de los jefes. No importa cuánta payasada hubiese que decir, no importa el calibre de las mentiras, no importa el cinismo de la criminalidad ideológica... lo que si importa es mantener al jefe bien provisto de argumentos para que sepa esconder los libros, la corrupción y los muertos que fabrican. Y no pocos salen en programas de la “tele”.
Los “mejores” Think Tanks.
“El Instituto de Investigación en Política Exterior (FPRI) de Filadelfia acaba de publicar un extenso estudio sobre los 5.080 think tanks y programas de la sociedad civil que ha contado en el mundo en el mundo... El informe... refleja la evolución de estos centros de "investigación en política pública, análisis e instituciones de compromiso que generan investigación orientada a las decisiones", según una de sus definiciones. Su mayor crecimiento se dio entre 1991 y 2000... tienden a globalizarse y a tener una creciente definición transnacional. Uno de los triunfadores, el International Crisis Group, prefiere considerarse como "organización global de prevención y resolución de conflictos", más action tank que think tank... Un 37,8% de estos centros están en Norteamérica (1.176 en EE UU); un 23,8% en Europa Occidental. Sólo un 8,03% en América del Sur, esencialmente en Argentina, Chile, Brasil y Colombia.” [2]
Ellos reinan con su filosofar en muchos “centros de investigación y análisis” donde trabajan como “pensadores” al servicio de las burguesías. Examinan y reescriben, según el monto de los cheques, la Historia y la evolución ideológica necesaria para los jefes. Los habilitan con palabrería “docta”, pensada para conjurar la lucha de clases tanto en la política nacional como en la política exterior. Estudian todo silogismo oportunista para descalificar y criminalizar aquello que incomode al modelo de acumulación económica de sus patrones, para cooperar con los servicios de inteligencia y con los organismos de represión (incluso la represión del pensamiento libre). Además, uno de los objetivos convenientes para los Think Tanks es fabricarse prestigio para ganar influencia “políticamente correcta” en decisiones estratégicas y ayudar a cincelar los modelos ideológicos con que se forman los cuadros burgueses ascendentes en su camino a la conservación (o ampliación) de su poder. Cueste lo que cueste.
El auto halago mercantil.
La vida útil de los Think Tank suele depender de, por lo menos, tres factores:
1) El tráfico de influencias o las “recomendaciones” entre “amigos”. (comisiones al canto)
2) El “prestigio” ganado por uno o varias de sus “vacas sagradas” (sin explorar demasiado cómo o por qué se ganó)
3) La auto-promoción, el auto-halago inflamados por la inanición intelectual de sus contratantes. (Hay que ver el papel de algunos en América Latina, para ejemplificar [3] )
No son pocos los Think Tank (que operan y se anuncian, en su mayoría, como empresas privadas [4] ) asociados con laboratorios militares, agencias de publicidad, universidades y gabinetes de asesores para funcionarios privados o públicos. Los Think Tank forman células en las que trabajan teóricos e intelectuales, técnicos o filósofos dedicados a elaborar diagnósticos, análisis y directivas para la acción política. Muchos de los que proliferan en Latinoamérica son filiales o prestanombres europeos o yanquis.
La organización de los filósofos como trabajadores:
“Permítanme insistir ahora que cada generación tiene su momento para luchar por sí misma, para construir, comprender, desentrañar su destino, su fuerza, su inteligencia. Tarde o temprano, cada generación modifica el mundo, porque no puede justificarse a sí misma con la dignidad que otros tuvieron en el pasado. Cada generación es responsable de su propia dignidad.” [5]
Encontrar las mejores ideas para transformar, concretamente, al mundo es un clamor mundial creciente y compete sólo a los trabajadores hacerse de esas ideas, consensuarlas, perfeccionarlas y hacerlas -sin dogmatismos- práctica cotidiana y revolucionaria. He ahí un lugar obligado para que los filósofos contribuyan. Pero esto no se hará por “arte magia” propia de la sabiduría de una secta de iluminados ni de dirigentes filántropos inspirados. Se tarta de una necesidad que debe ser abrazada y satisfecha, dinámica y permanentemente, por el trabajo cotidiano e infatigable de quienes han avanzado en la comprensión y construcción del cambio revolucionario más profundo y que son capaces de aprender continuamente que la Revolución mundial debe madurar y afirmar su dirección emanada de la fuerza organizada de los oprimidos. Ahí hacen falta muchos Filósofos dispuestos a estudiar y enriquecer las ideas y la práctica que demuestren que sólo la abolición, organizada desde abajo, del sistema de clases sociales y con ella la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, puede detener esta monstruosidad criminal ideada por la avaricia y la usura capitalista.
La clase trabajadora yace sumergida en la miseria material y esto no puede, no debe, continuar. Es preciso el control de los trabajadores que sólo serán salvados por los trabajadores. No control de las burocracias sindicales, ni de las burocracias gubernamentales, ni cualquier otra forma de corporación sectaria. No de "fórmulas" de esas que, bajo la palabrería con apariencia revolucionaria han ideado camaleones reformistas.
Se requiere el trabajo de los Filósofos que estén dispuestos a producir, fecundar y propagar la praxis del pensamiento revolucionario, dispuestos a caminar como trabajadores con las fuerzas sociales y las fuerzas de la razón contra los saqueadores. Filósofos dispuestos a luchar contra la explotación de los seres humanos. Filósofos que se entiendan a sí mismos con una posición de clase solidaria con las huelgas de trabajadores en Sudáfrica, Nigeria y Egipto... en Bolivia, en USA, en México, en China... donde el movimiento obrero requiera dar pasos a su emancipación de pensamiento, palabra y obra revolucionaria. Se requiere el trabajo de Filósofos para luchar contra el imperialismo, contra las elites bancarias, los terratenientes y sus títeres gubernamentales. Filósofos al servicio de la lucha mundial contra el imperialismo y solidarios a la hora de nacionalizar los recursos naturales, la infraestructura y la industria bajo control democrático de los trabajadores desde abajo. Filósofos pues, de los que urgen muchos más, en combate.
Sólo el derrocamiento del capitalismo puede impedir que la humanidad se hunda, cada vez más, en la barbarie. Ese es el lugar de los Filósofos para pensar y ayudar a pensar, como trabajadores de la Filosofía, los temas inmediatos y dentro de los sindicatos, dentro de los partidos obreros para que las ideas más avanzadas se vuelvan nuestra herramienta diaria capaz de impedir todo plan para destruir a los trabajadores y a sus pueblos. Filósofos en acción solidaria con la revolución socialista para garantizar la paz, la estabilidad y la prosperidad de la humanidad sin trabas para su desarrollo. La paz que la humanidad necesita y anhela no es la paz demagógica ni la paz de los amos... la paz genuina no es posible a menos que los trabajadores y las masas explotadas tomen el destino en sus manos. La paz genuina de la humanidad sólo se pude conseguir destruyendo las bases de la dependencia económica de las potencias imperialistas. Esto sólo es posible mediante la nacionalización de los recursos naturales, el comercio, la banca y la industria bajo el control democrático organizado por la clase obrera. Esto también será tarea de los Filósofos.
13 tareas, ineludibles, para la Filosofía a estas horas:
- Ayudar a construir la praxis revolucionaria.
- Hacer visible el esfuerzo humano, relatado por la filosofía, para liberarse de todo atavismo y toda alienación.
- Hacer hasta lo indecible por emancipar las conciencias de todo cuanto frene su desarrollo.
- Denunciar y combatir a la mentalidad bélica mercantil –y sus autores- que se adueñó del mundo.
- Contribuir, organizadamente, por todos los medios, a transformar el mundo... cambiar la vida.
- Contribuir, organizadamente, a la destrucción de todo cuanto humille, explote y extermine a los seres humanos.
- La Filosofía debe perfeccionar sus herramientas contra todo lo que amenace a la verdad.
- Contribuir a elevar la calidad del discurso transformador y la cantidad de la movilización social.
- Explicar que la Filosofía, nuestra, significa lucha de la inteligencia por comprender al mundo para transformarlo.
- Contribuir a enterrar al capitalismo definitivamente.
- Transformar también a la Filosofía, sacarla de las cárceles de los "ilustrados", de la erudición por la erudición y de la contemplación para la inmovilidad, liberarla de las sectas y de las burocracias.
- Confirmar el lugar de la Filosofía en las luchas de los pueblos donde es indispensable pensar correctamente el triunfo de la clase trabajadora, sus alcances, sus autocríticas y su Revolución Permanente.
- Luchar por la organización mundial de los trabajadores de la filosofía, luchar contra todo lo que aliena a los filósofos, luchar contra todo lo que los explota y reduce a un papel decorativo e inútil en el mercado burgués de las ideas. Luchar por un movimiento revolucionario de filósofos capaces de romper los cascarones academicistas para ponerse hombro con hombro a luchar, como trabajadores, con la clase trabajadora en todo el mundo.
Filósofos para transformar al mundo... cambiar la vida.
Hay “vacunas” científicas magníficas, obras del pensamiento humanista revolucionario, capaces de ponernos a salvo de toda infección nazi-fascista, venga de donde venga. Contamos con el socialismo científico, por ejemplo. Aunque los “filósofos” burgueses estén infestados de pesimismo y añoren inoculárnoslo para tener contentos a sus patrones, lo primero que debemos decirles es que es “lógica” su depresión porque la pachanga de la explotación y del saqueo se terminará más temprano que tarde y como dijo Lenin, “un hombre al borde de un precipicio no razona”.
Hoy requerimos generaciones de Filósofos en serio, es decir, luchadores por la emancipación de la conciencia, luchadores nuevos y renovados contra la rutina y la tradición alienantes. Combatientes contra alienación que pese sobre las mentes de los hombres y las mujeres. Requerimos de filósofos combatientes contra toda obstinación de aferrase a los senderos conocidos, al quietismo o a la mansedumbre. Filósofos capaces de hacer visibles las ideas más fértiles para comprender y participar de los períodos de la historia, como el que hoy vivimos, en que el orden social y moral dominantes se resquebrajan bajo el impacto de la lucha clases, motor de la historia y de la mayoría de los trabajadores, que no resisten más la inmundicia que los ahoga y que comienzan a cuestionar el mundo en que han nacido y a dudar de las creencias y los prejuicios que les han sido impuestos, toda la vida, para mantenerlos sojuzgados.
Hoy requerimos Filósofos capaces de impulsar un gran despertar cultural, la regeneración intelectual, la moral combativa y espiritual de la clase oprimida. Contribuir a su ascenso histórico contra la burguesía para aumentar el poderío de la humanidad que se dispone ¡ya! a terminar con todo lo que frena su desarrollo colectivo. Filósofos para potenciar la ciencia, la cultura, la organización, la movilización, la expropiación de las herramientas de producción y el conocimiento humano en general.
En la degeneración senil del capitalismo, como decía Hegel: "la Razón se vuelve Sinrazón".
Hay filósofos o intelectuales embusteros a diestra y siniestra la decadencia es evidente por todas partes. La burguesía, presa de su ignorancia proverbial, se asusta y financia horrores. Lloran la desintegración de la familia y auspician la epidemia de drogadicción y narcotráfico, llora “la inseguridad” y financia grupos represivos que ejercen violencia sin sentido, se escandaliza con los crímenes y la delincuencia y genera miseria, resentimiento y odio. Para “salvarse” la burguesía financia, instala en cargos públicos y cree en sus “filósofos” e “intelectuales” cuya única respuesta, inútil e irracional, es la intensificar la represión estatal —más penas, más largas, más policía, más cárceles, castigos, más brutalidad... gastan millonadas en armas, gastan millonadas en espías, gastan millonadas en represión y la crisis del capitalismo avanza y avanza rumbo a su tumba. Necesitamos Filósofos que ayuden al capitalismo a descender a la fosa para que jamás vuelva.
Los “filósofos” burgueses y exquisitos, se aferran a los argumentos más desvencijados y absurdos que pretenden defender la lógica del mercado con los mismos argumentos irracionales que han conducido a las sociedades todas a estado de bancarrota en que se encuentra. Sólo hay que ver las cifras de concentración de la riqueza en contraste con las cifras de la barbarie y la miseria. Para “pontificar” con su moral esclavista los Filósofos burgueses disponen de espacios en los monopolios de los medios de comunicación —la prensa, la radio y la televisión—. Desde ahí operan como ideólogos de todas las formas de policía intelectual, espiritual, moral... para convencer a las masas de que su salvación en este mundo y en “el otro” depende de la dosis de mansedumbre con que se resignen a ser explotados, humillados reprimidos violentamente. Y que se sientan agradecidos.
Algunos han creído que la Filosofía estaba al margen de la crisis del capitalismo. Por alguna razón se conservó un prestigio especial a los filósofos que parecían gozar de cualidades “especiales”. La autoridad de los filósofos aumentaba en la medida en que sus ideas se hacían más incomprensibles. Pero los filósofos son también trabajadores que viven y padecen las mismas calamidades que padece la clase trabajadora mundial. Y desde luego los filósofos están influidos por ideas, corrientes, filosofías, política y prejuicios, además de intereses materiales de muy diversa índole. Se ha creído, porque así convino a muchos, que los filósofos eran personas “muy especiales”, a veces por encima de seres humanos corrientes y dueños de los misterios negados al resto de los seres humanos. Pero la realidad demuestra otra cosa, los filósofos y otros intelectuales, no son inmunes a los problemas de la sociedad y aunque se digan “neutrales”, “objetivos” o “indiferentes” a la política y la economía tales dichos sólo explican sus debilidades principales y los prejuicios que los aquejan.
Es totalmente absurdo que un profesional de la producción científica de ideas pueda apoyar las posturas políticas más reaccionarias. Que existan filósofos cuyas teorías pretendan defender las tropelías de un sistema generador de injusticia, muerte y aberraciones sin fin. Que existan filósofos empeñados en vivir de sus argumentos para “calmar” la “ira” de los pobres, la soledad de las madres solteras, la discriminación clasista de las mujeres, la persecución de los homosexuales, etc. Filósofos para anestesiar la rebeldía de los seres humanos hartos de ser tratados como bestias mientras unos cuantos disfrutan –injustamente- de todos los avances de las artes, de las ciencias y de as tecnologías.
Lo que hay que hacer
No corresponde a los filósofos decir (unilateralmente, dogmáticamente o sectariamente) lo que alguien debe pensar o hacer. Hacen falta filósofos dispuestos a luchar contra toda forma de alienación capitalista. Filósofos dispuestos a contribuir con los trabajadores en la comprensión de las leyes del materialismo dialéctico elaboradas por Marx y Engels. Filósofos dispuestos a sepultar la “economía de mercado” y todo lo que representa. Filósofos activos en la lucha para cambiar la sociedad y que entiendan que para poder cambiar al mundo en el rumbo correcto voluntad de los pueblos es imprescindible comprenderlo científicamente. Es impostergable el trabajo de esclarecer las mentes, mantenernos firmes contra todo intento reaccionario financiado para retrasar el reloj de la historia revolucionaria que los pueblos han impulsado.
Son muchos los Filósofos cada vez más insatisfechos con la situación imperante, no sólo con la sociedad sino también con la propia Filosofía, estudian y se enfadan con la contradicción entre el enorme potencial de la humanidad para vivir con plenitud, sana, bien alimentada, bien educada y con posibilidades de desarrollarse frente a un planeta en el que millones de personas viven y agonizan cada minuto al borde de las hambrunas más inclementes. Entienden que hay un abuso sistemático de las fuerzas productivas al servicio de las ganancias del capitalismo. Ven con claridad todas las estratagemas del capitalismo para profundizar el oscurantismo religioso y políticas sociales reaccionarias, represivas, entreguistas y autoritarias. Lamentablemente muchos filósofos también padecen una crisis de dirección, están muy desorganizados, desmotivados, desmovilizados, apáticos y explotados.
Hacen falta filósofos que ayuden a cambiar al mundo y a comprender las razones de porqué las cosas están como están. Ayudados por las ideas de Marx y Engels, desarrolladas por Lenin y Trotsky, para lograr una comprensión útil y movilizadora. Los Filósofos más conscientes, mediante su trabajo y experiencia, comprenderán la necesidad de trabajar con los obreros y los campesinos, los estudiantes, las amas de casa, los oficinistas... colaborar con los puntos de vista más consecuentes con los procesos revolucionarios en todo el mundo.
No hay duda que hay filósofos con una disposición magnífica a rechazar al capitalismo, sólo que, muchos, se quedan en las puras ganas y no quieren, o no pueden, o no se atreven, o no están muy convencidos de buscar concretamente modos de luchar organizadamente. Desconfían legítimamente o convenientemente y no se suman. Y muchos lo hacen sólo por cuidar su trabajo, cosa que no siendo ilegitima, tampoco cancela estrategias organizativas de índole diverso.
Hoy, los filósofos dispuestos a transformar al mundo, cuentan con las ideas, los métodos, los programas y las tradiciones revolucionarias que la humanidad ha atesorado desde siempre. Cuentan con la responsabilidad inexcusable de trazar su trabajo con mayor autoridad y extensión internacional, defender los principios revolucionarios e impulsar la creación de una organización mundial de filósofos decididamente comprometidos con intervenir contra toda injusticia. Claramente orientados hacia la clase obrera y sus organizaciones de masas y trabajar firmemente enraizados en ellas.
Hoy, los filósofos dispuestos a luchar por la dignidad humana sin esclavitudes ni alienación pueden y deben enriquecer las ideas revolucionarias en todo momento y en su totalidad. Animarse y animar a los movimientos revolucionarios para que juntos estudien cuidadosamente las mejores ideas emancipadoras “Ante un panorama tan sombrío, el esclarecimiento conceptual, la corrección en el planteamiento de los problemas y la reflexión moral sobre la convivencia humana se imponen como guías humanizantes. […] Porque un filósofo clásico (…) es aquel que no sólo nos da cuenta de su propio presente, sino que es capaz, en todo momento, de revelarnos lúcidamente la naturaleza misma de un problema y por lo tanto, es capaz de suscitar siempre reflexiones fecundas…”
Hoy los filósofos, dispuestos a transformar al mundo, deben intervenir inmediatamente, organizadamente, con base social y frentes de lucha concretos... “Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo verificación, van cayendo en la rutina, van cayendo en el conformismo y acaban por ser simplemente un recuerdo.”.
“En la ciencia no hay calzadas reales, y quien aspire a remontar sus luminosas cumbres, tiene que estar dispuesto a escalar la montaña por senderos escabrosos”
Karl Marx Prólogo de 1872 a la edición francesa de El Capital
[1] Un think tank o tanque de pensamiento es una institución investigadora u otro tipo de organización que ofrece consejos e ideas sobre asuntos de política, comercio e intereses militares. El nombre proviene del inglés, por la abundancia de estas instituciones en Estados Unidos, y significa "depósito de ideas". Algunos medios en español utilizan la expresión "fábrica de ideas" para referirse a los think tank. http://es.wikipedia.org/
[2] http://www.elboomeran.com/
[3] “en la Argentina funcionan dos de las cinco mejores usinas de ideas políticas de América latina. Además, es el país con más think tanks en la región y se encuentra octavo en el nivel mundial... un proyecto a cargo del profesor James McGann, director del Programa Think Tanks y Sociedad Civil de esa universidad, que tiene como objetivo identificar a los mejores think tanks del mundo y elaborar un listado por región. Según el estudio, las organizaciones argentinas Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) son dos de los cinco mejores think tanks de América latina. Completan la lista la Fundación Getulio Vargas, de Brasil; el Instituto Apoyo, de Perú, y la organización Libertad y Desarrollo, de Chile. De los 5080 think tanks que existen en todo el mundo, 408 (el 8,03 por ciento) se encuentran en América latina, pero 100 de ellos funcionan en la Argentina. Con ese número, el país ocupa el octavo lugar en el nivel mundial y el primer puesto de la región, seguido por Brasil, con 38 think tanks , y Chile, con 30. http://www.lanacion.com.
[4] En general, los think tanks adquieren la forma jurídica de una fundación sin fines de lucro, y corrientemente cuentan con capitales financieros estables, que en su mayoría provienen de donaciones privadas o internacionales; ello les permite lograr la capacidad de influir política, económica, social y culturalmente a nivel planetario, y específicamente a nivel local. Andrés Thompson describe cuatro subgrupos posibles de instituciones de este tipo: los centros académicos privados, las fundaciones políticas, las universidades y las organizaciones no gubernamentales de abogacía (Thompson, 1994; Mato, 2005; 2007; Valenzuela, 2001). http://www.globalcult.
[5] Palabras de Carlos Montemayor en la ceremonia por el 68 Aniversario Luctuoso de León Trotsky, en el Instituto del Derecho de Asilo Museo Casa de León Trotsky, el día 21 de agosto de 2008 . http://www.jornada.
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