El movimiento
universitario emergió a la superficie con solidez organizativa, claridad
política y con apoyo de una amplia mayoría de la base estudiantil. De
esta manera, se ganó la adhesión popular y su movilización se extendió a
nivel nacional. El paro estudiantil y vigilia en el Rectorado, con la
consigna de #UnaNoTeCalles, iniciaron el día lunes 21 de setiembre
(bienvenida primavera) y siguen hasta el momento de redacción de este
artículo.
A estas alturas el desarrollo de las acciones del
estudiantado organizado, junto con otros estamentos de la comunidad
universitaria y diversos sectores sociales que lo apoyan, ha descabezado
a una gran parte de la cúpula corrupta de la Universidad Nacional de
Asunción (UNA), vinculada a la vieja superestructura de poder, empezando
por el ahora ex rector y convicto, Froilán Peralta y el ahora ex vice
rector Andrés Amarilla. Además las acciones han forzado a renunciar a:
Isacio Vallejos, ex decano de Ingeniería, Antonio Ramón Rodríguez, ex
decano de Economía, Vicente Renna, ex vice decano de Economía, Aníbal
Peris, ex decano de Medicina junto con todo su Consejo de Facultad y
algunos docentes, Juan Gualberto Caballero, ex decano de Veterinaria,
Mario Insaurralde, ex vice decano de Veterinaria, todos de la sede
central de la UNA. También fueron arrasados por la fuerza de la
movilización, Pablo Martínez, ex rector de la Universidad Nacional de
Caaguazú (UNCA) y Hugo Recalde, ex vicerrector de la UNCA.
Las
asambleas estudiantiles, que en algunos casos ya se han convertido en
asambleas de todos los estamentos de la comunidad universitaria,
incluyendo a docentes y trabajadores, continúan los reclamos de
renuncias de las autoridades en sus unidades académicas. En Filosofía
UNA se definió el paro hasta la renuncia de la decana, María Angélica
González; la asamblea de la Facultad de Derecho exige la renuncia del
decano y actual presidente de la Corte Suprema de Justicia, Antonio
Fretes, y la movilización sigue firme.
“Hacemos un llamado a
continuar y profundizar las medidas de paro indefinido y vigilia
permanente en la Universidad Nacional de Asunción, que ya no sólo es
aquí en el rectorado, sino que se está extendiendo a más facultades, a
más institutos y a más filiales de la universidad Nacional. Esto
demuestra que estamos en un momento de profundizar nuestro plan de
reformar la universidad, y que justamente con la autonomía que hemos
tenido todo este tiempo, hacemos un llamado a seguir con las medidas
para poder sanear realmente nuestra universidad”, estas fueron las
palabras del dirigente estudiantil Arturo Cano, al medio de comunicación
popular, La Cigarra, ante los inútiles y desesperados intentos de la
cúpula universitaria para desmovilizar la protesta.
Crisis de representatividad
El paro estudiantil no sólo está teniendo consecuencias sobre las
autoridades corruptas de la UNA, sino que también está atacando un
problema que se viene arrastrando hace décadas, el cual tiene que ver
con la descomposición de las dirigencia estudiantil, que en los últimos
tiempos ha ocupando los cargos de representación reproduciendo el
esquema de corrupción y prebendarismo, poniéndose al servicio de los
partidos políticos de las clases dominantes y dando la espalda a las
bases estudiantiles en sus reclamos más fundamentales.
En la
Facultad de Derecho la asamblea obligó a la renuncia del presidente de
Centro de Estudiantes y de los representantes estudiantiles, al igual
que en Medicina, en Ingeniería los estudiantes exigen lo mismo, en
Economía igual, y así suman y siguen los recambios en la dirigencia
estudiantil.
El proceso
Muchos hablan de la
apatía en que estaba sumido el estudiantado, y observan esta gran
movilización como un fenómeno extraordinario. De hecho lo es, en el
sentido de que constituye un acontecimiento histórico de gran
envergadura, que aún no se ha desarrollado completamente y del que aún
tendremos que sacar muchas lecciones. Sin embargo no es un fenómeno
inexplicable o fortuito, y para comprender esto, es necesario observar
el proceso que de acumulación política y de luchas que viene dibujando
el movimiento universitario en los últimos años.
Como
antecedentes inmediatos de las luchas denominadas #UnaNoTeCalles,
debemos colocar los siguientes hitos, sin ánimo de ser exhaustivos en el
recuento:
2014: Plenaria de estudiantes de la UNA “No más
seccionales en las Facultades” para denunciar los casos de sumarios a
estudiantes y docentes críticos y marcha contra la elección de Froilán
como rector de la UNA. También las movilizaciones de Asamblea
Universitaria Permanente contra el aumento del precio del pasaje del
transporte público.
2012: Toma del rectorado de la UNA como
medida de lucha contra la aprobación inminente de la Ley de Educación
Superior (LES), llevada adelante por el Frente Estudiantil por la
Educación (FEE). Además de marchas contra la LES y manifestaciones
frente al Parlamento realizadas ese año.
2011: Movilizaciones de
la Articulación Social por la Educación, en contra de la Ley de
Educación Superior (LES). También la lucha y resistencia por la
reivindicación histórica de desanexión del instituto de Trabajo Social,
en este caso de la Facultad de Filosofía, donde se registraron
injerencias de corte autoritario por parte de la decana de la citada
facultad y grupos afines a su gestión (la misma decana a la que hoy se
exige renuncia).
2008: Toma de la Sede Central de la Universidad
Católica de Asunción y ocupación del Aula Magna, en contra del
nombramiento de un protagonista e ideólogo durante la dictadura de
Stroessner, José Antonio Moreno Ruffinelli, como rector de la casa de
estudios, y contra la imposición de Estatutos de corte autoritario.
2006: Toma de la Sede Central de la Universidad Católica de Asunción, contra la imposición de Estatutos de corte autoritario.
2005: Toma del rectorado por estudiantes de varias facultades, en
contra una modificación del estatuto la cual que habilitaba a las
autoridades a una reelección indefinida. Esta modificación se realizó en
forma inconsulta por parte del Consejo Superior Universitario (el mismo
que hoy está siendo desenmascarado en su corrupción).
Este
escueto recuento de las luchas universitarias de los últimos diez años,
busca mostrar que en realidad lo que hoy conocemos como #UnaNoTeCalles
forma parte del desarrollo del Movimiento Universitario de la última
década, y muy probablemente constituye una síntesis de lo que será la
renovación de dicho sector organizado y sus formas tradicionales. Y no
está de más decir que todo este proceso reciente forma parte orgánica
del desarrollo histórico de anteriores luchas estudiantiles y de todo el
pueblo, aunque esto último lo abordaremos en un próximo artículo.
Insistimos en esto, #UnaNoTeCalles no constituye un hecho del azar,
sino que es producto de una actividad permanente, sistemática, de
aprendizajes a partir de los errores y aciertos; una actividad con las
dificultades propias de todo esfuerzo por organizarse y buscar ejercer
derechos negados por el sistema imperante, pero en movimiento continuo. Y
téngase en cuenta que aquí hemos mencionado sólo los acontecimientos de
carácter amplio que marcaron estos diez años, que de alguna manera
constituyeron momentos de síntesis, pues ha habido procesos más
restringidos de construcción y de luchas más puntuales, todas ellas
contra el sistema educativo y su forma de gobierno. Todas ellas
apuntando en última instancia a un cambio estructural.
En el
análisis de los y las protagonistas: “Estamos haciendo la construcción
de un poder estudiantil real, no podemos delegar eso en otras
instancias. Estamos hartas de que tomen decisiones por nosotras. Nuestro
trabajo consiste en dar herramientas para la organización, y para
lograr que el movimiento estudiantil no sea más un instrumento de algo
externo, buscamos una construcción gremial genuina”, afirma la dirigente
estudiantil Ana Portillo, de la Universidad Católica, que apoya la
movilización de la UNA.
Por su parte, Arturo Cano complementa:
“Si no existiese una base, que haya llevado a cabo un proceso, y se haya
determinado realizar esta acción, esto no sería posible. Además, si
hicimos esto, lo hicimos porque nos sentimos seguros que existe una
dirigencia de hombres y mujeres capaces de conducir democráticamente y
con solidez tanto lo que se está llevando a cabo en el marco de esta
medida y como el proceso más amplio de cambio en la Universidad. Eso es
organización, más allá de que sea visible o no, en realidad está
contenida en un proceso, estábamos preparados para este escenario,
porque conocemos el sistema corrupto que hay en la institución, hace
años lo venimos denunciando. Este es un trabajo sostenible, estamos
convencidos de eso”.
El disparador y las causas
La corrupción de la UNA viene siendo denunciada hace bastante tiempo por
la dirigencia estudiantil del Frente Estudiantil por la Educación
(FEE), y hace más tiempo aún que es una realidad palpable por todo el
estudiantado.
En este contexto, un periódico de circulación
nacional inició una serie de publicaciones sacando a luz hechos de
corrupción y nepotismo perpetrados por el entonces rector, Froilán
Peralta. Parientes nombrados sin criterio de méritos y aptitudes,
salarios astronómicos, cátedras pagadas que no se desarrollaban,
sumarios inquisitorios a estudiantes y docentes.
Las
investigaciones periodísticas fueron la gota que colmó el vaso y
sirvieron de motivo para un estudiantado que venía padeciendo las
consecuencias de un esquema educativo viciado, y que sobre todo, traía
consigo varias experiencias de lucha y organización, habiéndose
fortalecido y crecido en cantidad.
Pero además de existir esta
base organizada del sector estudiantil, otra de las causas que explican
lo que está sucediendo en la UNA, tiene que ver con una puja de poderes
fácticos, en especial con una interna del actual partido gobernante, la
Asociación Nacional Repúblicana (ANR), que en la lectura de muchos y
muchas estudiantes, explica la serie de publicaciones de uno de los
principales medios de comunicación escritos de circulación nacional,
para destapar la corrupción del rector. Esta interna también explicaría,
la pérdida de apoyo político del rector destituido y de su séquito de
cómplices.
Un tercer elemento – además de la organización del
estudiantado y la interna de la ANR- que generó las condiciones para
esta movilización de #UnaNoTeCalles, fue el hartazgo generalizado de los
y las estudiantes respecto a la precariedad del sistema, mientras las
autoridades gozaban del uso discrecional de fondos destinados a la
educación, así como una natural rebeldía hacia sus hasta entonces
(supuestos) representantes y seudolíderes estudiantiles, los que en vez
de representar los intereses genuinos de sus compañeros y compañeras,
formaban (y forman) parte orgánica del sistema putrefacto de la
universidad.
Y en este contexto, también se deben colocar dos
elementos de fondo, que explican la adhesión popular a estas
manifestaciones de #UnaNoTeCalles. En el Paraguay se vive una situación
económica agobiante de crisis económica, profundización de la pobreza y
un gobierno orientado a beneficiar al gran capital extranjero y a un
reducido número de terratenientes y comerciantes acaudalados del país,
mientras el 99% debe sufrir las miserias cotidianas.
Y por otro
lado, un gran impulso a las manifestaciones de #UnaNoTeCalles, lo han
dado los estudiantes de la Marcha Nacional de Colegios Públicos y
Privados, quienes el pasado 18 de setiembre, bajo el lema de
#ElSilencioNoEsNuestroIdioma, conquistaron las calles con una marcha de
más de 10 mil personas, con apoyo de gremios docentes, de organizaciones
y colectivos del movimiento universitario, padres y madres de familia.
El movimiento está planificando la profundización de las acciones y la
resistencia en cada facultad a través del ejercicio democrático del
poder estudiantil, haciendo seguimiento a las intervenciones fiscales
para investigar los casos de corrupción y presionando hasta la renunciar
a los Decanos, funcionarios y docentes corruptos y represores que
siguen solapados en la estructura.
De esta manera, el Movimiento
Universitario, como parte de la lucha de las grandes mayorías del
Paraguay por sacudirse de encima los restos de la dictadura Stronista y
del sistema de opresión que lo ha atrasado por décadas, ha irrumpido en
los inicios de este siglo XXI, con aire renovado, con legitimidad y con
perspectivas de seguir avanzando. ¡Adelante! ¡A seguir cosechando
victorias, a unir fuerzas, que el cambio está cada vez más cerca, el
pueblo paraguayo está con los y las estudiantes!
(*) En la
próxima entrega buscaremos hacer una aproximación a otros aspectos del
movimiento #UnaNoTeCalles, a partir del análisis de sus protagonistas, e
indagar sobre las perspectivas inmediatas de estas luchas.
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