De
una precisión quirúrgica. Así es el documento escrito hace exactamente
200 años en Kingston por el Libertador Simón Bolívar en respuesta a una
misiva de Henry Cullen. Conocida mundialmente como la “Carta de
Jamaica”, allí expone la situación del continente americano y su
porvenir, al igual que las razones que provocaron la caída de la
Segunda República en el marco de la independencia de Venezuela.
La
“contestación de un americano meridional a un caballero de esta Isla”
se produjo el 6 de septiembre de 1815 y luego se popularizó como la
“Carta de Jamaica”. Bolívar llegó a Kingston, capital de la isla
antillana de Jamaica, con 32 años y desde hacía tres, embarcado sin
sosiego en las luchas por la independencia. De ese tiempo se destaca
otro de sus grandes documentos, escrito al calor de las luchas por la
liberación de Venezuela y Colombia, que se conoció como el “Manifiesto
de Cartagena”, del 15 de diciembre de 1812.
Jamaica fue
el camino del destierro, luego de los vertiginosos años en que sus
sueños de libertad fueron mancillados. Era un tiempo de derrota luego
de los fracasos de las Campañas Admirables. Vencido por los españoles.
Injuriado por los suyos. Desde el fondo del pozo revive, llega el 9 de
mayo de 1815 a Kinsgton con la idea de que el mundo inglés coopere en
la independencia de Hispanoamericana. Durante su permanencia de 7 meses
en esa ciudad, reflexionó magistralmente sobre la situación política de
América Central, Cuba, Puerto Rico, México, y los países sudamericanos.
La “Carta de Jamaica” es un documento de una actualidad conmovedora.
En
referencia a España señala que “menos difícil es unir los dos
continentes, que reconciliar los espíritus de ambos países” o cuando en
referencia a las luchas independentistas afirma que “el velo se ha
rasgado y hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas: se
han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos
pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, América combate con
despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la
victoria”.
Con un lenguaje preciso, el Libertador señala
las posibilidades y dificultades que cada país de América Latina y el
Caribe deberá pasar para lograr su ansiada emancipación.
“Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”, argumenta.
Y
le expresa a Henry Cullen: “Yo diré a usted lo que puede ponernos en
aptitud de expulsar a los españoles, y de fundar un gobierno libre. Es
la unión, ciertamente; mas esta unión no nos vendrá por prodigios
divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. América
está encontrada entre sí, porque se halla abandonada de todas las
naciones, aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas ni
auxilios militares y combatida por España que posee más elementos para
la guerra, que cuantos furtivamente podemos adquirir”.
También
carga contra los débiles: “Cuando los sucesos no están asegurados,
cuando el Estado es débil, y cuando las empresas son remotas, todos los
hombres vacilan; las opiniones se dividen, las pasiones las agitan y
los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio”.
“En
unas partes triunfan los independientes, mientras que los tiranos en
lugares diferentes, obtienen sus ventajas, y ¿cuál es el resultado
final? ¿No está el Nuevo Mundo entero, conmovido y armado para su
defensa? Echemos una ojeada y observaremos una lucha simultánea en la
misma extensión de este hemisferio.”
6 de septiembre de 1815.
Palabra de Bolivar.
Palabra de Libertador.
- Mariano Vázquez @marianovazkez
http://www.alainet.org/es/articulo/172280
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