Para garantizar la Soberanía Alimentaria:
La
III Conferencia Internacional de Vía Campesina, realizada en Brasilia,
aprobó la “Carta de los Derechos de las Campesinas y Campesinos”, fue
el cambio de etapa en un proceso que comenzó junto al siglo XXI, con la
expectativa de construir una Convención Internacional de los Derechos
Campesinos, en el marco de la feroz ofensiva neoliberal que azotaba al
mundo entero. La V Conferencia, llevada a cabo en Maputo, África, en
el año 2008, ratificó la misma y avanzó en definir los mecanismos para
interactuar en la Organización de Naciones Unidas (ONU).
En
la lucha por la tierra, las organizaciones campesinas hemos sido
perseguidas y criminalizadas, y cientos de dirigentes encarcelados y
asesinados. Las organizaciones campesinas resistimos la globalización
neoliberal con acciones de masas, pacíficas, pero contundentes,
frenando desalojos, realizando ocupaciones de tierras improductivas y
latifundios, movilizando en las calles, ocupando edificios públicos
para ser escuchados, siempre abiertos al diálogo para la construcción
de alternativas, pero con la claridad de que la tierra no se negocia.
Desde el BM, la FAO y la OMC se lanzaron conclusiones que pretendían
responsabilizar del hambre al “atraso tecnológico” y la escala de los
campesinos y enunciaron “El Fin del Campesinado”, como complemento del
“Fin de la Historia” de Fukuyama. La propuesta del capital para la
agricultura fue la revolución verde en su versión transgénica.
Hoy,
ya con más de tres años de discusión formal en el ámbito del Consejo de
Derechos Humanos de la ONU se consolida el proceso hacia una “Declaración de los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en el medio rural”,
que apunta a lograr una Declaración en Naciones Unidas y construir una
Convención Internacional de los Derechos Campesinos, para ampliar y
jerarquizar derechos existentes y consolidar nuevos derechos. Un
camino que ya recorrieron los pueblos indígenas y en forma similar las
organizaciones de las y los trabajadores. Si bien la caracterización
teórica de los sujetos a veces puede superponer a indígenas,
trabajadores o campesinos, existen en la actualidad innumerables
situaciones que mantienen vacíos de jurisprudencia en cuanto al respeto
de derechos humanos según la cultura y la identidad. El derecho a la
tierra, por ejemplo, puede ser un aspecto determinante para el
desarrollo de la vida y de muchos otros derechos. Así, una campesina,
que se siente parte/hija de la tierra y la naturaleza, al ser despojada
de la misma pierde parte de su ser, además de su lugar de estar, queda
incompleta, con su identidad herida. Tanto las observaciones generales
de los DESC (derechos económicos, sociales y culturales) como las
recientes Directrices Voluntarias de la Tierra que aprobó la FAO, van
en ese sentido, sin embargo, al ser solo orientaciones, los estados no
están obligados a cumplirlas. El poder judicial, generalmente
relacionado al poder económico, desconoce todos esos instrumentos.
En
la actualidad, las campesinas y campesinos estamos expuestos a
violaciones sistémicas de nuestros derechos. El capital financiero de
la mano de empresas transnacionales, desató una gran ofensiva para
subordinar los bienes naturales, la tierra y la agricultura, a los
intereses de la banca internacional, destruyendo mercados locales,
desalojando campesinos, desmontando millones de hectáreas de bosques,
provocando desplazados y migrantes, y desatando la mayor crisis
alimentaria de la historia de la humanidad. La mercantilización de los
alimentos y la concentración del sector agroalimentario permiten a los
grupos corporativos manipular los precios y regular el abastecimiento
de alimentos en los mercados, ocasionando, en muchos casos, que esos
intereses condicionen y presionen a los gobiernos lesionando seriamente
las democracias.
En 2012, el gobierno de Bolivia, bajo la
presidencia de Evo Morales, quien participó de los inicios de la CLOC
Vía Campesina, asumió el desafío, presentando el “Proyecto de
declaración de los derechos campesinos y otras personas que trabajan en
las zonas rurales” en el Consejo de Derechos Humanos, logrando una
resolución que dio inicio a un proceso formal y la creación un “Grupo
de Trabajo” (GT)
En 2014, una nueva resolución del
Consejo, patrocinada por 11 gobiernos, entre ellos Bolivia, Cuba,
Ecuador, Argentina, Filipinas, Sudáfrica, ratificó la necesidad de esta
declaración. En febrero de 2015, el GT presentó un nuevo proyecto. En
el preámbulo establece: “Reconociendo la contribución
pasada, presente y futura de los campesinos para la conservación y
mejora de la biodiversidad y para asegurar la soberanía alimentaria,
fundamentales para el logro de los objetivos de desarrollo convenidos
internacionalmente (...). Reconociendo que,
con el fin de garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos, es
fundamental respetar, proteger y promover los derechos reconocidos en
esta Declaración (...)”
En su articulado,
ratifica los derechos que ya existen en otras declaraciones, como por
ejemplo el derecho a la vida, al trabajo digno, a la salud, y se
explicitan nuevos derechos para los campesinos y obligaciones
de los estados al respecto. Entre ellos, el derecho a la tierra, a la
propiedad colectiva, a las semillas, a los medios de producción, al
acceso a los mercados y precios justos, al agua de consumo y
producción, al uso y gestión de los bienes naturales, y a no ser
afectados por agrotóxicos y transgénicos.
El director de
la FAO, Graziano Da Silva, también avaló la necesidad de una
declaración de los Derechos campesinos, mediante una video conferencia
en una de las consultas del GT, en las cuales explicó el rol
estratégico de la agricultura campesina en la lucha contra el hambre.
En
el camino, se fueron sumando aliados importantes como la UITA (Unión
Internacional de Trabajadores Agrícolas), CITI (Consejo Internacional
de Tratados Indios), WAMIP (La Alianza mundial de pueblos indígenas
nómadas), WFFP (Foro Mundial de Pueblos Pescadores), FIMARC (Federación
Internacional de Adultos Rurales Católicos), junto a ONGs como FIAN,
CETIM, CELS, que acompañan el proceso. De esta manera ya no es solo
una propuesta de la Vía Campesina, sino una demanda de un gran arco de
organizaciones populares de productores de alimentos.
Si
bien hay resistencia de quienes defienden los intereses de las
corporaciones, el proceso cuenta con el apoyo del Grupo América Latina
y el Caribe (GRULAC) y del G77 más China, por lo que el debate en
adelante se va a centrar en su contenido, dado que ya se dio por
sentado la necesidad de la Declaración.
Es por esto que
concentraremos la presión y negociación en elementos estratégicos como
el derecho a la tierra, la función social de la tierra, y la necesidad
de profundas reformas agrarias como obligaciones de los estados así
como la definición del sujeto de la declaración, la necesidad de
garantizar la vida digna en el campo, en cuanto a servicios, salud,
educación etc...
La actual crisis geopolítica, en la cual
EE.UU. va perdiendo paulatinamente la hegemonía global, ha permitido
un mayor diálogo para la Gobernanza internacional, así como la disputa
de sentidos y acuerdos respecto a las soluciones a la crisis
alimentaria y climática. Sin embargo, para la Vía Campesina, es claro
que mientras las instituciones y las economías nacionales o regionales
estén controladas en mayor medida por la burguesía, el plan de acción
de movimiento popular continuará requiriendo de la lucha activa y
frontal contra las corporaciones y el capital financiero, siendo la
principal herramienta de los pueblos la acción directa, la organización
y la lucha de masas. Esta Declaración será un importante aporte en
este sentido, en un momento histórico de América Latina, donde es
estratégica la defensa de los procesos populares, democráticos y los
derechos conquistados, y eso solo es posible profundizando las
transformaciones.
- Diego Montón, integrante de la Secretaría Operativa de CLOC-VC
*
Texto publicado en la revista América Latina en Movimiento No. 502 de
marzo de 2015, sobre el tema "Agricultura Campesina para la Soberanía
Alimentaria" - http://www.alainet.org/es/revistas/168312
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