Le grand soir
Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino |
Un acontecimiento reciente nos proporciona la oportunidad de hablar de
los soldados israelíes en América latina (AL). En efecto Argentina
acaba de despojar de su nacionalidad a los soldados israelíes que
participaron en las masacres de Gaza (1).
La última masacre
del pueblo palestino perpetrada por las tropas del ejército israelí en
2014 en Gaza ha sido calificada de crimen de guerra y crimen contra la
humanidad por la Federación Internacional de los Derechos Humanos
(FIDH) en un informe del 26 de marzo de 2015 en el que el balance de
víctimas civiles, según un informe de la ONU publicado el 25 de marzo
de 2015, supera el de la Guerra de los Seis Días de 1967, había
provocado diferentes reacciones en los gobiernos de América Latina.
Los cinco países del Mercosur han recurrido a la ONU para detener el
crimen (2). La condena de estos atropellos ha sido prácticamente
unánime y esos cinco estados que aún mantienen relaciones diplomáticas
con el Estado sionista ha llamado a sus embajadores. Tel Aviv declaró
hallarse decepcionada por las reacciones de Perú, El Salvador, Chile y
Ecuador, mientras trataba de “enano” diplomático al Brasil y acusaba a
los cinco de “ apoyar a la organización terrorista Hamás” (3). Brasil
respondió congelando inmediatamente las relaciones diplomáticas (4).
Bolivia, además de sus declaraciones de condena, rompió el acuerdo
sobre visas existente desde 1972 y ahora exige visas a los israelíes
porque “Israel es un Estado terrorista”.
Sin embargo, hasta
no hace mucho, los países de América Latina estaban entre los
principales compradores de armas israelíes (6) y los países del cono
sur de Latinoamérica siguen siendo un destino escogido para el turismo
masivo de soldados israelíes financiado por Tel Aviv.
Durante
las estancias terapéuticas destinadas a aliviarlos del estrés que les
provoca la ocupación de Palestina, los grupos de reclutas israelíes
encabezados por oficiales (7) recorren los lugares de mayores bellezas
paisajísticas. En la Patagonia chilena el ejército israelí dispone de
hoteles reservados que les permiten visitar el parque nacional Torres
del Paine, declarado Reserva de la Biósfera por la UNESCO en 1978.El
número de soldados que visitan simultáneamente la Patagonia supera, a
veces, los diez mil (8).
Desde 2011 los incidentes provocados
por estos “ turistas ” de carácter muy especial se han multiplicado
hasta ocasionar graves daños.
En diciembre de 2011 un israelí
provocó un incendio en este santuario de la naturaleza quemando papel
higiénico bajo unos arbustos, técnica rodeada de pirómanos, que provocó
la destrucción de más 15.999 hectáreas (9). El culpable fue defendido
por la comunidad y por el lobby judío en Chile y aunque considerado
culpable fue eximido de prisión a pesar de que la ley prevé cinco años
de cárcel para ese tipo de delitos. Tampoco fue condenado a pagar ni un
peso al Estado chileno (10), aunque los daños fueron equivalentes a
unos 3.500 millones de dólares (11).
En diciembre de 2012 el
organismo estatal chileno responsable de administrar los bosques y las
zonas protegidas, la Corporación Nacional de los Bosques (CONAF), con
la ayuda de la policía expulsó a un grupo de cuatro “ turistas ”
israelíes que se habían apropiado y habían ocupado la cabaña destinada
a todos los visitantes poniendo en peligro la seguridad no solo de los
demás turistas, sino también la del propio parque (12).
En
enero de 2014 cuatro soldados israelíes sorprendidos en el momento en
que intentaban quemar unos papeles dentro de la reserva del Paine,
trataron de huir cuando fueron descubiertos (13). Esta actitud
arrogante y ese comportamiento hostil, están haciendo desaparecer poco
a poco tanto en Chile como en Argentina la calidez de su acogida, tan
propia de los latinoamericanos, con sus huéspedes (14).
Luego
de que los chilenos señalaran la suficiencia de los soldados israelíes
en la Patagonia (15), la comunidad judía chilena se ha quejado de
antisemitismo (16). No es inútil recordar que un tercio de la comunidad
cultural judía (entre 5.000 y 8.000 personas) abandonaron el país
cuando en 1970 fue elegido el presidente Allende, para radicarse en
Israel y en Sudáfrica, cuya comunidad judía apoyaba ampliamente a
Israel (17). Esas personas regresaron al país durante el régimen de
Pinochet al que apoyaron con entusiasmo (18). Hoy esa comunidad, según
el embajador israelí en Santiago, acusa al Gobierno chileno de “ amigo
de Hamás ” y de querer “ importar el conflicto de Medio Oriente a Chile
” (19).
En Bolivia los conductores de los autobuses
turísticos opinan unánimemente que los soldados israelíes desplazándose
en grupos, son “de lejos los clientes más desagradables ”. Se quejan de
sus actitudes ultrajantes y contrarias a la moral. Como el exhibirse y
pavonearse desnudos ante todo el mundo en el salar de Uyuni. Los
oficiales explican que los soldados necesitan hacerlo para curar el
estrés.
En La Paz, Bolivia, vivimos una anécdota reveladora.
En los meses de febrero y marzo el carnaval está a pleno y los
bolivianos, sobre todo los jóvenes, se divierten echándose agua y
espuma con esprays. Los reclutas israelíes participan en el juego, pero
con una actitud que nada tiene que ver con la diversión. Hemos visto a
algunos grupos atacar a niños como en operativos de escuadrones
militares. Pero nunca actúan así entre ellos, solo contra los jóvenes
bolivianos. Cuando les preguntamos si eran soldados no respondieron.
Pero cuando les dijimos que éramos partidarios de la liberación de
Palestina fluyeron los insultos. Una mujer oficial se interpuso
declarando que no querían problemas. Entonces, ¿por qué recurrir a
groserías, como si fueran ignorantes, en lugar de abordar una discusión
con argumentos? Les dijimos lo que pensábamos de sus comportamientos y
entonces nos arrojaron petardos mientras se agrupaban como para repeler
un ataque.
En verdad Evo Morales tiene razón en controlar el
acceso a su país a las tropas que vienen de Israel pues parece que
quieren comportarse en América Latina como lo hacen en los territorios
ocupados de Palestina. Pero también por razones de seguridad interior,
porque se sabe que donde hay tropas israelíes no está lejos el Mossad.
La evidencia de las estrechas relaciones entre el Mossad, la CIA y el
fiscal argentino Nisman, encargado de investigar dos oscuros atentados
contra la comunidad judía y recientemente “suicidado” en Buenos Aires,
pone en evidencia que es mejor precaverse contra estos poderes astutos,
perniciosos y desestabilizadores (20).
Notas:
(8) ver (4)
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