La Arena
Fue creadas en 2004 por Fidel Castro y Hugo Chávez |
El
ALBA ha llegado a once países miembros, partiendo de sus dos pilares,
Cuba y Venezuela. Este domingo los presidentes de ese espacio
festejaron la década ganada con una reunión en Cuba. Trazaron nuevos
objetivos de integración.
A los elementos anticastristas les
revienta admitir que en muchas cosas Fidel Castro no sólo tiene razón
en sus planteos sino que además visualiza los objetivos con antelación
de años. El caso del ALBA lo confirma una vez más.
El comandante
en jefe recibió por primera vez a un muy joven Hugo Chávez en diciembre
de 1994, recién salido de prisión. Allí tuvieron sus primeras
reuniones; de algunas participó el actual presidente de Nicaragua,
Daniel Ortega, que también penaba lejos del poder, como el venezolano.
Recién en 1999 éste llegó al Palacio de Miraflores, luego de ganar las
elecciones presidenciales. El sandinista las había perdido frente a
Violeta Chamorro y una oposición unida desde Washington; demoraría
varios años en retornar al gobierno en Managua.
¿Qué le habrá
visto Castro a Chávez en 1994, cuando éste salía de la cárcel luego de
haber intentado un golpe de Estado en febrero de 1992? Hasta ese
momento el gobierno cubano se llevaba aceptablemente bien con el
socialdemócrata Andrés Pérez...
Puede ser que influyera el
discurso bolivariano del ex paracaidista, así como el pasado militante
de izquierda de su hermano Adán. También las críticas al sistema de
corrupción que el alzado repetía contra los adecos y copeyanos de la IV
República; esta nadaba en petróleo pero de su renta poco y nada iba
para el pueblo. Si Chávez pidió ser recibido en la isla quería decir
que no era un militar fascistoide, de esos que con la “cara-pintada”
habían proliferado en la Argentina. Una cosa era levantarse contra la
democracia y pedir “solución política” para los crímenes del terrorismo
de Estado (Aldo Rico); y otra era dar un putsch contra un gobierno
corrupto que dilapidaba el petróleo.
En fin, algunas de esas
cuestiones y su olfato político habrá tenido en cuenta el líder cubano
cuando recibió a Chávez hace veinte años. Allí se produjo lo que ahora
se llama “buena química” y comenzó no sólo una amistad duradera, sino
también un acercamiento político entre los dos países. Hubieron de
pasar otros cinco años hasta que Chávez y su Movimiento V República
pudieran ser gobierno.
En abril de 2002 el bolivariano fue
derrocado por 48 horas mediante un golpe militar-cívico orquestado por
los gobiernos de George Bush y José M. Aznar, que puso a Pedro Carmona
(Fedecámaras) fugazmente en Miraflores. El contragolpe popular y de
militares bolivarianos repuso a Chávez en su democrático sitial. Quizás
ese peligro mortal para el proceso bolivariano y su vida decidió a
Chávez a tomar compromisos más estratégicos con su amigo Fidel. A
partir de allí se aceleraron los acuerdos entre Cuba y Venezuela. El 14
de diciembre de 2004 ambos firmaron el acta fundacional de la
Alternativa Bolivariana de los pueblos de Nuestra América.
Más sumas que bajas
No
es que la colaboración bilateral comenzara en 2004. Dio un salto
cualitativo, abierto a otros países latinoamericanos y el Caribe, pero
programas solidarios ya existían antes de la partida de nacimiento del
ALBA. Cuba enviaba alfabetizadores para que Venezuela se pudiera librar
del analfabetismo con el programa cubano “Yo sí puedo” en la Misión
Robinson. También médicos para nutrir al programa “Barrio Adentro”, que
instalaron consultorios en barrios donde no habían llegado galenos en
décadas.
A su vez Venezuela mandaba a la isla barriles de crudo
a precios subsidiados, que tanto ofendió a la derecha venezolana (en el
golpe de 2002 esos sectores, con Hernán Capriles Radonski incluido,
quisieron asaltar la embajada de Cuba en Caracas y su consigna era “ni
un barril a Cuba comunista”).
Los programas cubanos de salud y
educación, que se empezaron a aplicar en otras latitudes
latinoamericanas y del Tercer Mundo, y la ayuda energética venezolana,
que por boca de Chávez aseguraba tener petróleo para abastecer a los
socios por 200 años, tuvieron grandes consecuencias políticas.
Cada
vez más naciones fueron pidiendo su ingreso al ALBA, que había cambiado
el significado de su primera letra. La “A” ya no era de Alternativa
sino de Alianza. Los vientos políticos en la región habían adquirido
una dirección antiyanqui muy fuerte, luego que en noviembre de 2005 los
presidentes -sobre todo Chávez y Néstor Kirchner, en menor medida Lula
da Silva- desbarataran en Mar del Plata el proyecto estadounidense del
ALCA.
Se fueron sumando Nicaragüa, Bolivia y más tarde Ecuador.
Y varios más, entre ellos Honduras, bajo la presidencia de Manuel
Zelaya, que fue depuesto por un golpe de Estado pro-norteamericano por
haber osado pedir la membresía del ALBA.
La salida de
Tegucigalpa, fue la única baja, forzada “manu militari”. El resto fue
todo sumatoria hasta la reunión del 14/12 en La Habana, con la
incorporación de Granada y de la Federación de San Cristóbal y Nieves.
El plantel completo es de once: Antigua y Barbuda, San Vicente y Las
Granadinas, Ecuador, Venezuela, Cuba, Bolivia, Dominica, Nicaragua,
Santa Lucía, Federación de San Cristóbal y Nieves, y Granada. Con
Honduras habrían llegado a la docena, una cifra que van a sobrepasar
porque hay invitados como Haití y otros interesados.
Para la
Casa Blanca es una derrota muy amarga que Cuba se aliara con Venezuela
y ambos lograran armar esta sociedad regional. Todos los socios del
ALBA están en la CELAC y votan allí contra el bloqueo norteamericano a
Cuba. La isla socialista tiene relaciones con todos los miembros del
CARICOM, la unión caribeña. Han pasado 42 años desde que los primeros
cuatro países caribeños desafiaran el úkase yanqui y establecieran
relaciones diplomáticas con La Habana: Barbados, Guyana, Jamaica y
Trinidad y Tobago. En una reciente cumbre CARICOM-Cuba quedó claro que
todos los caribeños han normalizado su relación con la Patria de José
Martí.
Pregunta: ¿quién es el que está aislado? Respuesta obvia: Estados Unidos.
Razones concretas
El
domingo 14, en el Palacio de la Revolución, Raúl Castro y los
presidentes del ALBA tuvieron su XIII Cumbre donde hicieron un repaso
de la década ganada, esta sí sin ninguna discusión. Entre los once
socios hay una mayor sintonía política y en algunos casos hasta
ideológica, muy evidente entre Cuba, Venezuela y Bolivia.
Junto
con esa mayor cohesión, basada en una plataforma que Evo Morales
definió en esa reunión como antiimperialista, pesan mucho las acciones
y trabajos conjuntos. Este último, más que las definiciones
“programáticas”, parece ser el cemento que une los cimientos del ALBA y
le permite ir levantando su sólida arquitectura.
En esa reunión,
Ecuador estuvo representado por el vicepresidente y el canciller
Ricardo Patiño, quien puso en su cuenta de Twitter que gracias a la
“Misión Milagro”, 3.482.360 personas recuperaron su vista en nueve
naciones del ALBA. Añadió que ese programa oftalmológico impulsado por
Cuba ya benefició a 144.134 habitantes en Ecuador. Patiño, según Prensa
Latina, “destacó los programas de discapacidad física y neurológica que
han permitido identificar y atender a más de un millón de personas con
esta condición, en seis países a la Alianza; se entregó ayuda técnica a
864.000 discapacitados”.
En estos tiempos de crisis del
capitalismo global y de los capitalismos dependientes, a la gente
humilde se la arroja sin miramientos al abismo de la pobreza y el
abandono. En cambio en ALBA se aplican políticas de hondo humanismo. El
discurso de Raúl Castro el domingo 14, puso de relieve que cinco
millones de ciudadanos de 18 países de la región fueron alfabetizados
mediante la aplicación del método “Yo sí puedo”; que 23.944 médicos
integrales comunitarios de América Latina y el Caribe se han graduado
gracias a programas desarrollados por el ALBA, de ellos 10.228 son de
países de la Alianza.
En la agenda de la reunión estuvo la
extensión de los planes de Petrocaribe, la ampliación del Banco del
ALBA y de la moneda regional, el Sucre (sistema único de compensación
regional para el comercio).
El crudo venezolano, que antes
dilapidaba la oligarquía de ese país, sirvió de base para la creación
de la empresa Petrocaribe, que favorece a los países socios con mejores
precios e inversión social. El primer ministro de Dominica, Roosevelt
Skerrit, en la reciente cumbre expresó: “a nombre del Caribe les digo
que Venezuela ha repartido su riqueza con el resto del mundo, nunca ha
enviado una bomba, sino que ha aliviado a millones de personas de la
pobreza, y aún así existe una campaña en su contra”. Se refería a las
sanciones votadas en el Capitolio.
Esa solidaridad se lleva a
cabo también con países que no son del ALBA, como cuando Haití sufrió
tremendo terremoto en 2010, o ahora que África sufre la epidemia del
Ébola. El 20 de octubre la Alianza hizo una Cumbre Extraordinaria en La
Habana para aprobar planes de lucha al respecto. Allí el presidente
cubano recordó que el 1 de ese mes había partido una brigada médica
especializada a Sierra Leona y que el 21 salían otras dos brigadas a
Liberia y Guinea.
A muchísimos argentinos esta historia los
mueve al reconocimiento y admiración. Y a muchos les queda una
pregunta: ¿cuándo Argentina será el socio número 12 del ALBA?
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