El Gobierno paraguayo rechazó hacer un ajuste salarial a los trabajadores del país, a pesar de las constantes protestas en distintos sectores que lo acusan de implementar un modelo económico neoliberal y privatizador que conduce a la nación hacia más miseria.
La decisión fue tomada el martes, al término de una reunión del Consejo de Ministros, y anunciada por el titular de Hacienda, Germán Rojas, quien explicó que a pesar de las masivas protestas contra la subida de pasajes en el transporte urbano, el gobierno "ni siquiera ha pensado" en elevar los sueldos básicos.
De acuerdo con Rojas, no hay razón alguna para subir los salarios de los empleados administrativos ni de los trabajadores de los distintos gremios.
La última vez que el ejecutivo subió el sueldo de los obreros fue en abril de 2011, y desde aquel entonces, con una gigantesca inflación del 40 por ciento que presiona a la población, los sindicatos exigen un aumento del 25 por ciento en sus haberes.
En rechazo a dicha decisión del gobierno, seis centrales obreras paraguayas anunciaron el martes que realizarán una huelga general el próximo 26 de marzo.
En un comunicado, las centrales sindicales señalaron que "el gobierno -apoyado por los demás poderes del estado- tiene una política al servicio del neoliberalismo, y se expresa en el fortalecimiento del modelo agroexportador que solo favorece a los sojeros y ganaderos, atacando violentamente el nivel de vida de los trabajadores, a quienes hunde en la miseria."
En Paraguay, 3,5 millones de hectáreas se dedican al cultivo de la soja, que en 2013 alcanzó los 9 millones de toneladas; el 80 por ciento de este producto es exportado en estado natural. Pese a esto, en la nación, el 38 por ciento de los 6,5 millones de habitantes es pobre y dentro de esa escala un 19 por ciento es indigente, según cifras oficiales.
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